A SALVO

Exportar conocimientos: ¿es una industria inmune a la crisis por el coronavirus?

La economía del conocimiento está en la mira de muchas empresas especialistas en el tema. ¿Quedarán al margen de los problemas por la pandemia o no?
ACTUALIDAD - 17 de Mayo, 2020

"Esto se pone bravo, no podemos seguir así". La frase se escuchó en una reunión virtual entre directivos regionales de Accenture, una consultora que en la Argentina tiene casi 10.000 empleados.

Rápidos de reflejos y una semana antes de la declaración de la cuarentena en el país, toda la dotación pasó a "modo teletrabajo". "Se ejecutó la decisión de urgencia y en 3 días toda la gente estaba en su casa", recuerda Sergio Kaufman, CEO de la empresa de servicios profesionales y empresariales.

Antes de la cuarentena, varias empresas definieron trabajar desde la casa.

El negocio de Accenture es la economía del conocimiento, una industria intangible que abarca el software, una gestión de cobranzas y hasta la producción de spots publicitarios. Se trata del tercer complejo exportador del país, detrás del agro y el automotor, que facturó en 2019 unos 6.088 millones de dólares.

Por su matriz tecnológica, es uno de los sectores que mejor resiste a la crisis del coronavirus.

Industrias que pueden crecer

Sucede que, el parate por el coronavirus, no golpea a todos por igual, y hay empresas, como la industria del conocimiento, que podrían crecer. 

Tal es el caso del Grupo Assa, una multinacional argentina de servicios informáticos, cuya cartera de clientes se basa en corporaciones vinculadas a la salud y la logística. También se adelantaron con "la cuarentena" con su personal, pero que eso no les impidió ganar nuevos negocios y cerraron tres nuevos contratos con empresas del exterior de forma virtual".

A contramano del resto, la empresa otorgó una suba salarial promedio del 21 por ciento.

La industria del conocimiento, en home office, sigue ganando dinero.

Grupo Assa exporta el 90% de sus servicios ligados al software. Un porcentaje muy por encima del 45% promedio, aclara Adrián Anacleto, vicepresidente de la CESSI (la cámara sectorial) y titular de Epidata, una firma de 340 empleados, que cuenta con oficinas en EE.UU., Perú, Colombia, Chile y Uruguay. Es una rareza, porque "en el rubro hay apenas 55 empresas con más de 200 empleados", subraya Anacleto.

"El 91% son pymes y muchas afrontan problemas con la cadenas de pagos. Según una reciente encuesta de expectativas elaborada por la CESSI, la mayoría manifestó que la crisis los afecta", agregó.

De todos modos, el software -como cualquier servicio de conocimiento- es una actividad que crece, no logra cubrir la demanda de profesionales y derrama en todo el país. Para funcionar basta una PC y fibra óptica. Anacleto ejemplifica que en el Chaco hoy "hay más pymes de software que textiles".

Industria del conocimiento: las que más ganan

La industria del conocimiento es mucho más que software.

Un análisis de Argencon (la entidad que la representa) refleja una gran diversidad. Sobre el total de las exportaciones de 2019, el reparto fue el siguiente:

  • Servicios empresariales, profesionales y técnicos, 58,6%
  • Software, 29,4% 
  • Servicios jurídicos, contables y administrativos 28,1%
  • Otros sectores empresariales, profesionales y técnicos 15,3%
  • Servicios culturales y recreativos 7,6%
  • Publicidad y encuestas 5,4%
  • Investigación y desarrollo 5,2%
  • Arquitectura e ingeniería 4,5%
  • Cargos por uso de propiedad intelectual 4,4%.

Son labores basadas en el talento, la tecnología, la innovación, las ciencias duras y el trabajo altamente calificado. Todos activos escasos y muy cotizados en todo el mundo.

La industria del conocimiento en el país abarca a empresas de diferentes sectores. Entre ellas se encuentran:

  • Petroleras (YPF, Chevron, Exxon Mobil)
  • Bancos (JP Morgan)
  • Tecnológicas (Microsoft, Mercado Libre, Despegar y Globant)
  • Consultoras (Accenture, PwC, IBM, KPMG y PwC)
  • Productoras de contenidos (Mundo Loco).

No sólo eso. Exportar conocimiento tiene dos perfiles: la oferta de servicios al exterior y las multinacionales que instalan centros para brindar atención al resto de sus filiales. "En 2017 contabilizamos 47 compañías con centros compartidos, con un total de 17.000 empleados. Ahora serán cerca de 20.000", calcula Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon.

Cargill, Cencosud, JP Morgan y American Express operan de esa forma. Dos ejemplos concretos: con 500.000 empleados a nivel mundial, Accenture centraliza desde la Argentina las áreas de Recursos Humanos y Finanzas para sus oficinas en 60 países. La empresa del software alemán SAP tiene un ejército de contadores, abogados, economistas y licenciados en relaciones internacionales (alrededor de 500) para "atender desde Buenos Aires a las sedes de la región, España, Italia, Portugal y Alemania", enumera Nicolás Fernández Llorente, ejecutivo de SAP. 

Así, la crisis complicó planes pero no frenó avances.

La pandemia, vale la pena aclaralo, implica dificultades y genera incertidumbre a futuro. Martín Umaran, uno de los fundadores de Globant, resumió la actualidad del sector. "La realidad es que todos estamos trabajando casi normalmente. Nos adaptamos todos. Pero la crisis es global y hay que ver si vamos a mantener el nivel de facturación", dijo el ejecutivo de uno de los 4 "unicornios" argentinos, tal como se llaman a las compañías valuadas o que facturan más de US$1.000 millones.

Umaran insiste en que la coyuntura no es perfecta. No por la adaptación a los rigores de la cuarentena. "Pero hay que ver qué ocurre con la demanda", expresó días atrás, en una rueda de prensa convocada por directivos y empresarios de Argencon para plantear la principal preocupación del sector: la necesidad de acelerar una nueva ley de promoción a la actividad, suspendida por el Gobierno en enero pasado.

Te puede interesar

Secciones