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Mafalda: las mejores frases y preguntas del personaje argentino que trascendió las fronteras

Mafalda tenía 4 años cuando Quino la trajo al mundo, a una Argentina compleja que actualmente todavía tiene mucho que aprender de aquella pequeña
ACTUALIDAD - 06 de Noviembre, 2020

Mafalda es uno de los personajes más argentinos y más interpelantes que se han escrito en el país. Con solo 4 años, Mafalda era una niña que creía en que el mundo podía cambiar, que había que ir hacia un mundo mejor, pero también vivía envuelta por un profundo pesimismo cuando veía en mundo en el que vivía realmente. Con ideales, pero realista al mismo tiempo, Mafalda fue una expresión de los problemas sociales, políticos y económicos que afectaban a la Argentina y al planeta en aquel momento, en los años sesenta.

Cómo se llegó a la publicación de Mafalda

En 1962, Quino llevaba cerca de una década en el universo del humor gráfico. Fue entonces cuando su amigo Miguel Brascó, humorista y escritor que había trabajado en algunas revistas, fue contactado por Agens Publicidad con el fin de crear una tira de historietas para promocionar la marca de electrodomésticos Mansfield, de la empresa Siam Di Tella.

El objetivo de la creación de la tira cómica era que fuese una publicidad encubierta que se difundiría a través de los medios gráficos. Brascó recordó que Quino le había comentado que tenía ganas de dibujar una tira con chicos y le comentó la idea.

Con la condición de que los personajes comenzaran con la letra M, Quino comenzó a dibujar. Así, hizo varias tiras protagonizadas por una familia tipo constituida por un matrimonio de clase media con dos hijos: un niño y una niña. En esta familia ficticia, los rasgos del matrimonio son similares a los de los padres de Mafalda de la etapa posterior, mientras que el hijo no se asemeja a ninguno de los personajes clásicos de Mafalda.

Quino dibujó a Mafalda por primera vez hace más de 56 años

El nombre Mafalda nació de la película Dar la cara (1962), basado en la novela homónima de David Viñas, donde hay una bebé que lleva ese nombre, que a Quino le pareció alegre.

Agens, la agencia de publicidad, ofreció la tira hecha por Quino al diario Clarín, pero se descubrió la estrategia encubierta detrás de ls historia y de los dibujos, y no salió a la luz.

Luego de dos años, en 1964, Julián Delgado, director de la revista Primera Plana, acordó con Quino comenzar a publicar en ese medio a Mafalda, ya desvinculada de propósitos publicitarios.

Así, Quino comenzó a dibujar nuevas tiras donde, en un principio, participan solo Mafalda y sus padres. Con el correr del tiempo, Quino agregaría varios personajes.

Es importante mencionar que Mafalda permaneció en la páginas de Pirmera Plana durante menos de un año, dado que en marzo de 1965, por diferencias con el medio, Quino decidió irse de la revista.

A partir de entonces Quino continuó publicando las historias de Mafalda por diez años. Lo hizo en las páginas del diario El mundo y de la revista Siete días ilustrados. Fue allí donde, en junio de 1973, el propio Quino decidió terminar con la tira.

En los siguientes años Quino dibujó a Mafalda por diversos pedidos, pero nunca más volvió a hacerlo de manera continua en una publicación en particular.

Los personajes principales de la historieta

Los personajes de la tira Mafalda son muchos; algunos de ellos son centrales y otros, secundarios. Algunos aparecieron al principio de la publicación y otros fueron haciéndose presentes con el tiempo y con la evolución de Mafalda.

Estos son algunos personajes de la tira Mafalda

Mafalda

Mafalda, por supuesto, es la protagonista de la tira cómoda escrita por Quino. Representa una aspiración idealista y utópica de construir un mundo mejor, aunque la envuelven el pesimismo y la preocupación debido a las circunstancias sociopolíticas que aquejan permanentemente al país y al planeta.

Los comentarios y ocurrencias de Mafalda trataron de ser espejo de las inquietudes sociales y políticas del mundo de los años sesenta. Ella pone de manifiesto, a través de sus dichos y acciones, la maldad, la incompetencia de la humanidad y la ingenuidad de las soluciones propuestas para los problemas mundiales, como el hambre y las guerras.

Mafalda suele incomodar con frecuencia a los adultos con sus cuestionamientos sobre lo socialmente establecido y sus preguntas relativas al manejo político del mundo. Está convencida del progreso social de la mujer y lo preconiza. Se imagina a sí misma estudiando idiomas y trabajando como intérprete en las Naciones Unidas para contribuir a la paz mundial.

Al comenzar la historieta, Mafalda tiene cuatro años de edad, y en el mes de marzo siguiente ingresa al jardín de infantes. En los diez años de desarrollo de la historieta parece llegar hasta el tercer o cuarto grado de la escuela primaria, a diferencia de otras tiras que no avanzan en el tiempo.

Padre

El padre es de Mafalda y de Guille; aunque nunca se conoce su nombre ni apellido. Característico empleado de oficina, es un hombre que trabaja como corredor en una compañía de seguros.

En todo momento está ocupado por la mesura del gasto familiar y no comprende bien los avances y retos que plantean las nuevas generaciones. Las dudas que le plantea su hija con respecto a los males del mundo lo ponen incómodo en más de una ocasión.

Raquel (madre)

Es una típica ama de casa argentina de clase media de los años sesenta, que se encuentra ocupada de lo que ocurre en su microclima hogareño. Cocina, lava, plancha y hace las compras, pero aparentemente no maneja el auto de la familia, que es un Citrôen 2CV.

Inició estudios universitarios y estudió para ser pianista profesional, pero abandonó su carrera luego de haberse casado, algo que Mafalda le recrimina en varias ocasiones y que incluso no puede comprender.

Mafalda siempre hacía preguntas que incomodaban a su madre y a su padre

Felipe

Felipe es un amigo de Mafalda, pero no aparece desde el principio. Su primera aparición se da en la publicación del 19 de enero de 1965, casi cuatro meses después de que Mafalda hubiera aparecido en Primera Plana.

Felipe va un curso más arriba que ella en la escuela primaria y, sin embargo su personalidad es más simple e ingenua. Se caracteriza por ser perezoso, soñador, tímido y despistado, vive agobiado por sus tareas escolares. Ve la vida de manera más sencilla que Mafalda y de forma más acorde con su edad. Le gusta leer historietas de El Llanero Solitario, escuchar a Los Beatles, y jugar al ajedrez. Muestra interés por una chica llamada Muriel, quien no parece percatarse de su existencia. Vive en el mismo edificio que Mafalda y su familia.

Manuel "Manolito" Goreiro

Manolito es otro amigo de Mafalda, que es hijo de un comerciante de barrio y propietario del almacén "Don Manolo". Manolito representa las ideas capitalistas y conservadoras dentro de la historieta, además de constituir una caricatura del inmigrante gallego, dado que es tosco, ambicioso y materialista, pero no malintencionado. Concurre a la escuela, pero eso es secundario para él; en el resto de su tiempo ayuda a la venta y distribución de productos en el almacén de su padre y le interesa estar al tanto de todas las operaciones de entrada y salida de dinero de la tienda.

A diferencia del resto de los personajes, a Manolito le gusta la sopa y desprecia a Los Beatles y a las tendencias juveniles de los años sesenta. Parece carecer de fantasía e imaginación, aunque demuestra un gran oportunismo comercial. Su mayor aspiración es convertirse en un importante ejecutivo dueño de una cadena de supermercados y enviar a Rockefeller a la quiebra.

Susana "Susanita" Clotilde Chirusi

Ella es una amiga de Mafalda. Hasta la llegada de Libertad, Mafalda y Susanita son las únicas mujeres del grupo de amigos de la historia. Parlanchina, pendenciera, chismosa y en ocasiones altanera, Susanita puede llegar a ser agobiante para el resto del grupo, aunque ella no lo percibe. Es además racista, despectiva de los pobres, admiradora de la oligarquía y más preocupada por la imagen y la moda que el resto de sus amigos.

Mafalda y Susanita, en uno de sus clásicos diálogos

Mafalda y Susanita

Sus pasatiempos favoritos son jugar con Mafalda a representar situaciones sociales propias de los mayores (juego de la mamá, juego de tomar el té), así como discutir con Manolito, a quien desprecia por rústico e ignorante. Es enamoradiza y muestra interés romántico por Felipe, quien no le corresponde. Es también egoísta y rencorosa, pero valora la gran amistad que la une a Mafalda. Su máxima aspiración es casarse, ser una madre de clase social acomodada y tener muchos hijos, en lo que demuestra que asume el rol tradicionalmente asociado a la mujer. Contrasta fuertemente con la actitud de Mafalda, más intelectual y concientizada de la liberación de la mujer y de la igualdad entre los géneros.

Miguel "Miguelito" Pitti

También es un amigo de Mafalda, per es un año menor. Es más soñador que Felipe y acostumbra hacerse preguntas complejas y absurdas sobre la realidad. Dado que es hijo único, suele discutir con su madre sobre sus deberes infantiles.

Es un personaje algo egoísta y un ferviente defensor de Benito Mussolini, algo que aprendió de su abuelo.

Guille

Es el hermano más chico de Mafalda y el único personaje que crece físicamente a lo largo de la tira. Guille protagoniza constantemente las travesuras domésticas propias de los niños de primera infancia. A pesar de su inocencia le gusta Brigitte Bardot, tiende a ser algo irreverente y le encanta la sopa, lo que suele provocar la ira y el asco de su hermana.

Cuando se produjo el golpe de estado en Argentina en manos del general Juan Carlos Onganía en 1966, el diario donde se publicaba la tira (El Mundo) cerró mientras la madre de Guille se encontraba embarazada de él, por lo que no hay descripciones de lo sucedido durante su nacimiento. El personaje aparece, ya como bebé, en el semanario Siete Días Ilustrados, cuando la historieta retoma su publicación.

Inicialmente, Guille se expresa con defectos de pronunciación y usa chupete, pero más tarde abandona ambos.

Mafalda, junto a Susanita y Manolito, en San Telmo

Libertad

Libertad es amiga de Mafalda y es el último personaje en unirse al grupo. Su personalidad es apasionada y proyecta abiertamente ideas políticas en contra del sistema establecido. Es el único personaje más liberal que Mafalda, por lo que contrasta con los más conservadores Manolito y Susanita. Asimismo, es el personaje que más habla con Mafalda sobre temas sociopolíticos, y ambas parecen concordar ideológicamente, salvo por el hecho de que Mafalda es más realista.

El padre de Libertad es socialista y tiene un empleo al que no valora y su madre es traductora de francés.

Libertad aspira a que el pueblo tome conciencia de la situación de su país, se levante en una revolución social y cambie las estructuras de la Nación. Dice gustar de las personas y cosas simples, pero al tratar de explicarlo, cae en una retórica muy confusa. Pretende convertirse en traductora de francés como su madre.

Frases de Mafalda que te van a hacer pensar

Sobre todos los temas que hacen a las grandes injusticias del mundo, con una vigencia sin precedentes para una tira argentina creada hace más de 50 años, Mafalda, la irreverente y contestaria niña que creó Quino y que llegó a miles de hogares con un reconocimiento mundial enorme, deja cientos de frases que quedan grabadas en la memoria de sus lectores, como aquella famosa que dice: "Paren el mundo que me quiero bajar".

Contundentes, irónicas, inconformistas, las ocurrencias de Mafalda a lo largo de sus 56 años de historia, es decir las frases que Quino escribió para su personaje más emblemático, tuvieron un impacto de generación a generación por su vigencia con los años y porque lograron salir de la tira para convertirse en máximas con gran humor y sentido social, plasmadas en imanes, tazas, remeras.

"Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante", "¿Y si en vez de planear tanto voláramos más alto?"; "No es que no haya bondad, lo que pasa es que está de incógnito", son algunos de los juegos de palabras con los que Quino desplegaba el humor para hacer de su tira una crítica social y una denuncia contra la desigualdad, la crueldad y la injusticia mundial.

Es que Mafalda era irreverente, una militante liberal que quedaba absorta ante la injusticia, la hipocresía y la discriminación. Cuando en 2014 se celebraron los 50 años de la famosa tira y los medios le preguntaban a su creador cuál sería la principal preocupación de Mafalda en ese año, Quino -simple pero tenaz- respondió: "La estupidez humana, seguro".

Muchas de las frases de Mafalda se pueden encontrar en los diversos que se han publicado

Las preguntas inquietantes de Mafalda

Mafalda también hacía preguntas a su familia que en aquel momento eran disruptivas y que actualmente todavía tienen -o tendrían- vigencia. La pequeña solía ver a su mamá fregando y preguntarle "Mamá, ¿qué te gustaría ser si vivieras?".

Otra de las reflexiones clásicas de Mafalda era: "Lo malo de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre". De hecho, frases como esas convirtieron al personaje en un ícono para representar la lucha de las mujeres desde las infancias.

Incluso cuando en Argentina se debatía la interrupción voluntaria del embarazo circulaba en las redes una imagen de Mafalda con el pañuelo celeste, que representa a los sectores que están en contra del aborto legal, seguro y gratuito.

Fue por eso que Quino, en aquel momento, aseguró: "Se han difundido imágenes de Mafalda con el pañuelo azul que simboliza la oposición a la ley de interrupción voluntaria del embarazo. No la he autorizado, no refleja mi posición y solicito sea removida. Siempre he acompañado las causas de derechos humanos en general, y la de los derechos humanos de las mujeres en particular, a quienes les deseo suerte en sus reivindicaciones".

Mafalda podría gritar apenas se despertaba "¿Buen día ¿se han abolido ya las injusticias terrestres?" o con una ironía disfrazada de ingenuidad deslizar "¿Se han acabado el hambre y la pobreza en el mundo?".

Acaso la potencia de sus frases radiquen en la formulación de la pregunta como enunciación de sentido y en la observación de su alrededor, esa forma de mirar que también puede reducirse a otra oración que ha quedado estampada en diversos objetos: "¿Pescás el fondo social del asunto?".

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