El adecuado mantenimiento de las cubiertas de vehículos se erige como una de las claves insoslayables para asegurar la seguridad al volante. Desde prevenir percances por pinchazos imprevistos hasta evitar situaciones de riesgo mayores, cambiar las cubiertas a tiempo se posiciona como una prioridad.

No obstante, con frecuencia se pasa por alto el momento indicado para realizar esta tarea vital, extendiendo el período más allá de lo aconsejable. Para desenvolver este asunto sin recurrir a expertos o, al menos, para mantenerse alerta, el primer dato esencial radica en que, por lo general, las cubiertas ostentan una vida útil de alrededor de 50.000 kilómetros.

Este número marca el tope de utilización de cualquier neumático común. A partir de esta marca, comienza a adquirir tintes riesgosos continuar empleando las mismas gomas.

En cuanto a la longevidad en años de una cubierta, una de las métricas más comunes para evaluar su estado consiste en examinar el dibujo y, más puntualmente, la profundidad del mismo. Aquí entra en juego un viejo truco que implica utilizar una moneda para medir cuánto penetra en el diseño.

Conviene señalar que las cubiertas deben jubilarse cuando alcanzan el indicador de desgaste en cualquiera de sus puntos de rodamiento. Estos indicadores se hacen visibles en el fondo de los surcos y marcan el momento en que se llega a una profundidad de 1,6 mm (mida con una moneda de 1 peso y verá si el borde dorado queda cubierto).

Vigilar el estado de las cubiertas se torna crucial para evitar un deterioro prematuro.

Más allá de la cifra de kilómetros recorridos, resulta trascendental verificar que no presenten resequedad. Este fenómeno puede presentarse en automóviles con pocos kilómetros pero muchos años, generando una situación de peligro.

¿Cada cuántos kilómetros se cambian las cubiertas del vehículo?

La durabilidad de los neumáticos delanteros está sujeta a diversos factores. Con un mantenimiento cuidadoso y una atención apropiada, se espera un recorrido promedio de unos 50.000 kilómetros. No obstante, este cómputo puede oscilar en función de consideraciones tales como:

• Cantidad de kilómetros y terrenos transitados: la dinámica es distinta entre conducción en autopistas y calles urbanas, al igual que frenar de manera abrupta en comparación con hacerlo suavemente.
• Diseño de las cubiertas: no todas las versiones poseen la misma resistencia, una variabilidad también presente en las distintas marcas.
• Estilo de manejo del conductor: la manera de operar el vehículo incide directamente en la longevidad de las cubiertas.

Convendría también destacar que las ruedas delanteras exhiben un desgaste más pronunciado en comparación con las traseras. Por añadidura, la banda de rodadura no experimenta un deterioro uniforme, especialmente si las cubiertas se hallan desalineadas, infladas incorrectamente o desequilibradas.

Existen motivos justificados para anticipar el recambio de las cubiertas.

Frecuentemente, el umbral de los 50.000 kilómetros no se respeta y ciertas circunstancias incitan a reemplazar las cubiertas antes del tiempo previsto. Un escenario habitual es el encuentro con baches en la ruta, que puede deformar la cubierta y originar riesgos mayores, demandando así un cambio preventivo.

A su vez, pinchazos o rupturas irreparables en las cubiertas también conllevan la necesidad de sustitución.

Una analogía gráfica útil es usar una moneda para evaluar el estado de las cubiertas.

Por ejemplo, un lateral dañado no es reparable, al igual que un agujero de más de 6 mm de diámetro, puesto que los parches en una circunferencia de semejante magnitud no son aconsejables. Similarmente, un talón dañado o deformado implica la necesidad de reemplazo.

Es importante mantener en buen estado las cubiertas, ya que juegan un papel crucial en la seguridad y el rendimiento

Con el propósito de evitar situaciones críticas, conviene:

• Inspeccionar las cubiertas cada cinco años de uso. Aunque sería óptimo que un profesional las examine al menos una vez al año, incluso si su uso ha sido escaso.
• Limitar su empleo a un máximo de diez años desde su fecha de fabricación. Es una información que a menudo pasa desapercibida: las cubiertas tienen fecha de vencimiento.
• Supervisar regularmente la presión del aire, el desgaste de la banda de rodadura, la alineación y las válvulas de inflado.
• Verificar la fecha de fabricación, discernible a través del número DOT inscrito en el propio neumático.

Las prácticas de manejo, como la velocidad, las aceleraciones abruptas y las frenadas de emergencia, tienden a mermar la longevidad de las cubiertas.

Una de las medidas más sustantivas para prolongar la vida útil de las cubiertas radica en el adecuado mantenimiento de la presión. Este precepto obedece a dos razones de peso:

1. El insuficiente inflado constituye la principal causa de fallos en las cubiertas, llegando a provocar grietas severas o la separación de componentes.
2. El exceso de inflado incrementa la rigidez de la cubierta, pudiendo deteriorar la calidad de la conducción y ocasionar vibraciones indeseadas.

La rotación y el balanceo, prácticas indispensables

Dado el irregular escenario de calles y rutas, el desgaste entre las cubiertas no se distribuye de manera uniforme. He aquí la razón por la cual se sugiere la rotación para optimizar su aprovechamiento. A ello se suma la trascendencia de la alineación del vehículo, frenos, bujes, rodamientos y otros elementos de mantenimiento, todo ello contribuyendo a una mayor durabilidad y desgaste uniforme.

El balanceo, asimismo, se erige en un aspecto fundamental. Garantiza la adecuada distribución de la masa en torno a la circunferencia del conjunto rueda-neumático, evitando vibraciones y desgaste disparejo.

Un elemento cardinal es el empleo de ruedas acordes al tamaño del neumático. También, las ruedas, llantas y aros deben someterse a inspección periódica, evaluando posibles abolladuras, grietas, deformaciones y demás, al tiempo que mantenerse limpios para salvaguardar tanto la seguridad como la integridad de las cubiertas.

Un elemento cardinal es el empleo de ruedas acordes al tamaño del neumático

Una conducción suave: otro factor preponderante

La conducción también juega un rol esencial para prolongar su vida útil. Mantener un comportamiento de manejo consistente, evitar curvas abruptas, frenadas bruscas y aceleraciones repentinas, así como cargar el vehículo con el peso adecuado, contribuye a optimizar la vida útil de los neumáticos.

Es crucial controlar la presión de las cubiertas cuando estas se encuentran frías, y adecuar el reemplazo de acuerdo con las condiciones de carga y velocidad.

Además, se suma a la ecuación el beneficio de evitar bordillos y abstenerse de girar las ruedas cuando el vehículo se encuentra inmovilizado.

Finalmente, es menester verificar con regularidad la profundidad del dibujo. No solo ahorra dinero y asegura la funcionalidad de la flota, sino que también eleva el nivel de seguridad general para los conductores.

En síntesis, mantener en estado óptimo las cubiertas resulta de importancia crucial para la seguridad y el rendimiento vehicular. Siguiendo estas pautas, los conductores podrán prolongar la vida útil de sus neumáticos, confeccionando así un escenario de mayor seguridad en las rutas.

¿Cada cuántos kilómetros se cambian las cubiertas del vehículo?: 10 claves

1. Vida útil promedio: Las cubiertas tienen una vida útil promedio de alrededor de 50,000 kilómetros. Después de este punto, es importante considerar cambiarlas.
2. Indicador de desgaste: Se debe prestar atención a la profundidad del dibujo de las cubiertas. Cuando el indicador de desgaste llega a una profundidad de 1,6 mm (medido con la moneda de $1), es hora de cambiar las cubiertas.
3. Factores que afectan la durabilidad: La duración real de las cubiertas puede variar según varios factores, como el tipo de terreno, la forma de manejo, el diseño y la marca de las cubiertas, entre otros.
4. Desgaste asimétrico: Las ruedas delanteras tienden a desgastarse más rápido que las traseras, y el desgaste puede no ser uniforme debido a problemas de alineación, inflado incorrecto, entre otros factores.
5. Razones para cambiar antes de tiempo: Circunstancias como un golpe en un pozo, pinchazos irreparables o daños en los lados, el talón o la banda de rodadura pueden requerir un cambio anticipado de las cubiertas.
6. Mantenimiento y cuidado: Revisar las cubiertas al menos una vez al año, controlar la presión de aire, la alineación y otros factores importantes, así como rotar y balancear las cubiertas para un desgaste uniforme.
7. Manejo suave: Evitar frenadas y aceleraciones bruscas, curvas cerradas y sobrecargar el vehículo para prolongar la vida útil de las cubiertas.
8. Presión adecuada: Mantener la presión correcta en las cubiertas es esencial para prevenir daños y asegurar un manejo seguro.
9. Inspección y limpieza: Inspeccionar regularmente las ruedas, llantas y aros para detectar daños y mantener la limpieza también es crucial.
10. Reemplazo oportuno: Las cubiertas deben cambiarse después de ciertos años incluso si no han alcanzado la distancia de 50,000 kilómetros, ya que también tienen una fecha de fabricación y vencimiento.