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Bien en el fútbol, regular en la economía: aciertos y errores de un Gobierno que encara un 2023 muy desafiante

El Gobierno logró un nuevo acuerdo con el FMI, atravesó presiones financieras y convivió con una alta inflación. El escenario que viene
25/12/2022 - 16:29hs
Bien en el fútbol, regular en la economía: aciertos y errores de un Gobierno que encara un 2023 muy desafiante

Tras la consagración del seleccionado argentino en el mundial de fútbol de Qatar que se jugó a fin de 2022 para aprovechar las menores temperaturas del desierto, llega la Navidad y fin de año. Es un buen momento para parar la pelota -sepa disculpar el lector la pasión futbolera que se me cuela en estas líneas - y analizar lo que nos dejó el 2022 en materia económica para visualizar lo que puede deparar el año entrante.

Muchas cosas sucedieron en 2022, siendo quizás la más relevante la invasión militar rusa a Ucrania. Esta guerra no sólo modificó las relaciones geopolíticas -las potencias occidentales se alinearon contra Rusia-, sino que generó un shock acelerador de la inflación a escala mundial, producto de la disparada del precio internacional de los granos y la energía. La fuerte suba de dichos commodities modificó el sesgo expansivo de la política económica que la mayoría de los países venía implementando para revertir los efectos negativos de la irrupción de la pandemia de Covid- 19.

La inflación, que venía acelerándose en 2021 producto de cuellos de botella en las cadenas globales de producción, recuperación de la demanda post pandemia y cambios abruptos en los patrones de consumo, alcanzó niveles récord en décadas tras la invasión militar rusa a Ucrania, forzando a la mayoría de las economías a implementar políticas contractivas. Pese a que hay señales de moderación de la inflación, el endurecimiento de la política monetaria aún no habría terminado y su impacto sobre la economía mundial -que no es inmediato- se verá plenamente en 2023.

Acuerdo con el FMI, renuncias y más inflación

Otro hito del año que termina fue la firma del acuerdo con el FMI a fines de marzo. Tras muchas dilaciones que profundizaron el deterioro de las reservas internacionales del BCRA por el pago desde septiembre de 2021 de los primeros vencimientos de capital del acuerdo "Stand by" rubricado por Macri, el Ejecutivo evitó el incumplimiento -"Arrears" en la jerga del Fondo- y logró fondos frescos gracias a la devolución de los pagos de capital efectuados al FMI. Sin embargo, la mejora de las expectativas fue ínfima y, a mediados de 2022, se desplomó la demanda de deuda en Pesos del Tesoro, y tanto el riesgo país como la brecha cambiaria se dispararon.

La renuncia de Guzmán a principio de julio exacerbó las presiones financieras y cambiarias, que recién lograron encauzarse con la llegada de Sergio Massa al ministerio de Economía. Pero la "crisis de los tres ministros" produjo un segundo shock acelerador de la inflación -pura y exclusivamente local- que la llevó al 7% promedio mensual durante el bimestre julio-agosto. El deterioro de los ingresos producto del nuevo shock de precios, junto al endurecimiento del cepo por la falta de divisas, le pusieron un techo al nivel de actividad.

Por último, gracias a la capacidad que ha demostrado la gestión económica de Massa, el año 2022 cierra cumpliendo -con algunos cambios y contabilidad creativa- las metas anuales acordadas con el Fondo. Entre las principales medidas implementadas por el palacio de Hacienda destacan: el "dólar soja I y II" que apuntaló las reservas del BCRA y mejoró las cuentas fiscales al no incluir el subsidio a los exportadores como gasto primario; las gestiones para destrabar y/o agilizar el financiamiento de organismos financieros internacionales; la posibilidad de que u$s5.000 millones del swap China sean de libre disponibilidad; y la reciente firma de un acuerdo de intercambio automático de información financiera con EE.UU. que dotará al fisco de una valiosa herramienta frente a la evasión.

Dólar soja:
El dólar soja, en sus dos iteraciones, permitió sostener las reservas del Banco Central.

Pero en términos socioeconómicos, la brusca aceleración de inflación -que junto a la CBA (Canasta Básica Alimentaria) y CBT (Canasta Básica Total) rondaron subas en torno al 100% en 2022- redujo el poder adquisitivo de los trabajadores. Pese a que el crecimiento de la actividad –que promedió 5% producto del arrastre estadístico del 4% que dejó el cierre de 2021– impulsó el empleo, compensando buena parte de la caída del ingreso real laboral, es probable que la mejora de la tasa de pobreza e indigencia observada en el primer semestre del año se haya transformado en un deterioro en la segunda mitad de 2022.

Economía 2023: ¿qué es lo que puede venir?

Las perspectivas para el año que viene no lucen favorables. Como he mencionado, el contexto internacional no será pujante el año entrante y la sequía no sólo redujo sensiblemente la cosecha fina (trigo y cebada), sino que jaquea a la gruesa (soja y maíz).

En materia de actividad, el cierre de 2022 no dejaría arrastre estadístico positivo y la pérdida potencial de exportaciones de la agroindustria por falta de agua, exacerbaría la restricción externa (no habría divisas para solventar las importaciones necesarias para que el aparato productivo se expanda). Por ende, lo que suceda con la inflación en 2023 será clave para determinar si se frena el reciente deterioro de los indicadores socioeconómicos. Lo más probable es que la suba de precio se ubique nuevamente en torno del 100%, pero el Gobierno se aferra a profundizar la desaceleración de la inflación observada en noviembre -especialmente en alimentos-, para bajar a 60% -4% promedio mensual- el alza de precios en 2023. Como anticipamos, semejante descenso de la inflación será muy difícil de alcanzar.

En síntesis, el resultado económico del año en que la Argentina ganó por tercera oportunidad el Mundial masculino de fútbol fue mixto:

  • El PBI creció pero hubo dos shocks aceleradores de la inflación.
  • El empleo trepó pero el ingreso laboral cayó en términos reales.
  • Se acumularon reservas netas pero exclusivamente gracias a desembolsos de Organismos Financieros Internacionales (endeudamiento).
  • Se cumplieron las metas del acuerdo con el FMI, pero hubo que reformularlas y apelar a la contabilidad creativa.
  • Si bien se desató una crisis financiera-cambiaria a mediados de 2022, esta pudo ser contenida tras el cambio de autoridades económicas.

Las perspectivas económicas para el año que viene no lucen auspiciosas, en un contexto de mayor incertidumbre por las elecciones presidenciales. Esperemos que las lluvias finalmente lleguen a tiempo para que la cosecha gruesa no se resienta y la economía mantenga la estabilidad a la espera del próximo presidente electo. Elijo creer.

Por Lorenzo Sigaut Gravina, Director de Análisis Macroeconómico de Equilibra

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