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Dólar, cepo, precios, reservas y la economía que viene: el diagnóstico de Jorge Colina

El economista considera, en una entrevista concedida a iProfesional, que las reservas alcanzarán en la medida en que no haya ninguna corrida en el mercado
16/09/2019 - 15:54hs
Dólar, cepo, precios, reservas y la economía que viene: el diagnóstico de Jorge Colina

Con la compleja crisis económica de fondo y los temores de los ahorristas respecto a las medidas que puedan tomar ésta y la próxima gestión, el economista Jorge Colina de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino), dialogó con iProfesional."Esta crisis no tiene nada de nuevo, es una decantación natural", anticipa este analista, para justificar que "los argentinos creen que tener déficits fiscales no tiene costos".

El experto de IDESA, que es un centro de estudios independiente y sin fines de lucro especializado en investigaciones centradas en las políticas públicas vinculadas con el desarrollo social, realizó un detallado diagnóstico de los problemas que afronta el país y las posibles salidas a esta situación de crisis y sus diferencias con la sufrida en 2001.

-El país vuelve a estar en crisis, ¿por qué se retoma siempre a esta situación?

-Esta crisis no tiene nada de nuevo. Es la decantación natural de acumular déficits fiscales permanentes que llevan a niveles de deuda pública insostenibles. Los políticos, en particular, y los argentinos, en general, creen que tener déficits fiscales no tiene costos. Por el contrario, creen equivocadamente que hacer el ajuste para equilibrar las cuentas públicas es lo que generaría los costos sociales. La realidad es al revés. Cuando se tienen cuentas públicas equilibradas se evitan los fuertes ajustes que imponen las devaluaciones y los golpes inflacionarios provocados por las corridas de mercado.

-¿Qué salidas le quedan al Gobierno para controlar este momento tan complejo hasta las elecciones de octubre?

-Traer tranquilidad a la población de que el sistema bancario se mantendrá funcionando con normalidad. A diferencia de la crisis del 2001, cuando el Banco Central tenía vedado por ley la posibilidad de emitir dinero que no esté respaldado por dólares, la autoridad monetaria puede emitir hoy todos los pesos que sean necesarios para satisfacer a los clientes de los bancos en caso de que haya una masiva salida de depósitos bancarios. Actualmente es perfectamente factible evitar cualquier tipo de "corralito" o expropiación de depósitos, como el ciudadano común está temiendo. Ya se tiene una crisis cambiaria, ya se tiene una crisis fiscal, lo que hay que evitar ahora es una crisis bancaria, algo que es eludible.

-¿Cómo califica a las medidas tomadas en el último tiempo por el Gobierno y el Banco Central?

-Creo que fue un desacierto muy grande el no haber intervenido mucho más fuerte en el mercado cambiario el lunes posterior a las PASO (el 12 de agosto), para defender el techo de la zona de no intervención de $51,45 por dólar. El plan económico del Gobierno y el acuerdo con el FMI era que se iba a proteger el valor de la moneda en caso de que el billete estadounidense superara dicha cifra. El Banco Central tenía posibilidad de hacerlo porque estaba en muchas mejores condiciones que en las corridas del 2018, precisamente porque la actual conducción había desactivado a las LELIQ, que eran el factor desestabilizador de aquellas corridas. Pero la autoridad monetaria intervino muy tímidamente, lo que convalidó el nuevo valor del dólar a $60. Ahora ya es tarde. El error se agravó cuando, además de no haber respetado el compromiso de tratar de mantener la estabilidad cambiaria, se anunció la disminución de impuestos y el aumento de varios gastos públicos como aliciente para la devaluación, lo que agravó la situación fiscal. Quedaron así demolidos los dos pilares de lo que era el plan de gobierno para salir de la crisis: estabilidad cambiaria y déficit primario cero.

-El equilibrio de las variables parece sensible y complicado de lograr, ¿cómo controlaría al precio del dólar?

-No es muy controlable ya. Las intervenciones del Banco Central con las reservas son como para mitigar un poco las oscilaciones pero no para evitar tendencias que se puedan dar en el mercado. En este sentido, creo que lo mejor que puede hacer la autoridad monetaria es calmar los nervios de la gente garantizando que cuando vayan a buscar su plazo fijo lo tendrán, apelando incluso a la emisión monetaria extraordinaria si hace falta.

-En cuanto a la disponibilidad de divisas, ¿alcanzan las reservas hasta octubre o diciembre?

-Las reservas alcanzan en la medida que no haya corridas. Por eso, lo principal es calmar los ánimos garantizando que no habrá crisis bancaria.

-Estamos discutiendo, en definitiva, si estalla o no la economía. ¿Hay salida a la crisis?

-La única forma de salir de la crisis es con una reforma estructural del Estado para tener cuentas públicas sustentablemente equilibradas. Para ello hay tres cosas fundamentales que hay que abordar. Una es la reforma previsional que controle el crecimiento del gasto en jubilaciones, eliminando las reglas que duplican las jubilaciones con las pensiones y los regímenes especiales que otorgan altos beneficios con menores aportes y edades inferiores al régimen general.

La segunda es que, consistente con la devolución del 15% de la masa coparticipable a las provincias y con el reconocimiento del Fondo del Conurbano a la provincia de Buenos Aires, el Estado nacional debe desmantelar todos los organismos y programas nacionales, de salud, educación, desarrollo social, vivienda, urbanismo, entre otros, que se superpone que tienen funciones que son provinciales. En resumen, si se les devolvió los recursos que el anterior gobierno les negaba a las provincias se entiende, por lógica, que ahora las provincias se tienen que hacer cargo de las responsabilidades que la Constitución Nacional les otorga. La Nación debe dejar de entrometerse en estos temas.

Y el tercer aspecto a encarar es el de unificar y simplificar los impuestos nacionales, provinciales y municipales.

-¿Y cómo se pueden concretar estas ideas?

-Esto es lo que debería discutirse en el Congreso en oportunidad de que el Gobierno eleve el proyecto de ley para la reprogramación de la deuda pública anunciada recientemente. En este sentido, el Congreso no tiene que discutir qué hacer con la deuda pública sino cómo hacer para generar superávits primarios estructurales que permitan pagar el capital y los intereses de deuda. Ésta es la única forma de volver a la normalidad y desterrar para siempre las recurrentes crisis económicas y sociales a las que Argentina ya tiene aburrido al mundo.

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