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El "fantasma Stiglitz" se mete en la deuda: acreedores temen que la oferta de Martín Guzmán sea un "tómalo o déjalo"

Los plazos tan cortos para negociar podrían presagiar una postura dura por parte de la Argentina, tal como recomienda el mentor del ministro
31/01/2020 - 00:01hs
El "fantasma Stiglitz" se mete en la deuda: acreedores temen que la oferta de Martín Guzmán sea un "tómalo o déjalo"

La publicación de la hoja de ruta para reestructurar la deuda que lanzó el Ministerio de Economía fue leída en forma positiva por el mercado.

Los inversores, después de la mini gira de Martín Guzmán por Nueva York, criticaron la falta de precisiones con respecto al plan económico y a la oferta a los bonistas. Esos cuestionamientos se empiezan a disipar pero surgen otros. 

Sucede que los plazos que se impuso Guzmán -básicamente resolver durante marzo el tema de la deuda- más allá de ser ambiciosos despiertan la duda en términos de cuánto podrán negociar con los acreedores. ¿Será un 'tómalo o déjalo'? Esa es una preocupación de los bonistas.

"Espero que el equipo de Guzmán entienda que los inversores quieren negociar. A nadie le conviene un hard default. Pero sería muy importante que el Gobierno no sobredimensionara el tamaño de su carta", afirmó Alberto Bernal, jefe de estrategia de XP Investment desde Nueva York.

"Es cierto que los inversores quieren avanzar y no pelear. Pero si la oferta es muy agresiva, el inversor va a pelear. Estos fondos tienen deuda argentina pero la participación de esos títulos en su portafolio global es mínimo. Si Guzmán dice 'aceptá esto o nada', entonces los inversores no lo van a hacer y la economía argentina tampoco va a crecer", alertó.

Para el especialista, uno de los economistas que más sigue el país desde el exterior, no sería inteligente que Alberto Fernández y el ministro de Economía se crean tan relevantes en el actual contexto mundial como para tomar una postura agresiva con los acreedores. 

"Si de aquí a marzo hay una oferta decente, o sea que los papeles que se ofrezcan valgan más de lo que valen ahora, seguramente los inversores aceptarían", remarca Bernal.

Esto tiene que ver con que los bonos argentinos actualmente están al 40% o 50% de su valor. Cualquier negociación que le otorgue a los inversores precios más altos que esos probablemente será bienvenida.

Pero, aplicar una quita que produzca valores inferiores a lo que cotizan en el mercado provocaría decepción y, no menor, un rechazo a la propuesta argentina. 

Misma visión tienen en el Citibank de Manhattan. Desde la entidad estadounidense ven que el anuncio del cronograma de negociación de deuda es positivo pero los plazos son demasiado ajustados.

Estiman que se corre el riesgo de que la propuesta sea impuesta unilateralmente por el gobierno pero destacan que la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI) es buena para atraer a otras partes interesadas a la mesa.

Desde Delphos Investment agregaron que parece poco el plazo dispuesto para negociar con los bonistas y cerrar la operación, lo cual deja algunas dudas al respecto.

"Son plazos muy ambiciosos que sólo podrían lograrse con una propuesta muy favorable para los acreedores, lo cual no parece probable al ponerse sobre la mesa potenciales recortes de capital e intereses. También podemos inferir que informar un calendario tan apretado puede ser parte de una estrategia de negociación dura", sostiene la consultora de Leonardo Chialva y Santiago López Alfaro. 

Y desde Balanz Capital dicen que las negociaciones podrían tomar más tiempo que el estimado por el Gobierno, ya que no hay un consenso entre los puntos de vista de los tenedores de bonos sobre qué necesita Argentina para sortear la crisis de deuda.

Además, señalan que las medidas económicas que ha tomado el gobierno no se encuentran en línea con un programa tradicional de crecimiento, mientras que las medidas fiscales tomadas podrían traer superávit fiscal primario para este año, pero no parecieran sostenibles a largo plazo.

"En nuestra opinión, una solución rápida, excepto si se encuentra acompañada de un programa económico consistente y un apoyo total de los tenedores de bonos, no estaría en línea con una Argentina resolviendo sus problemas de sostenibilidad, con lo cual los bonos continuarían cotizando por defecto a precios cercanos a $50", esperan.

La influencia de Stiglitz

Algunos todavía tienen en mente, y es parte el temor actual, los dichos del mentor de Guzmán, Joseph Stiglitz. "No puedo concebir ningún modelo razonable que no diga que debe haber recortes (de la deuda) significativos. Sería una fantasía pensar lo contrario", había dicho el polémico premio Nobel en el foro de Davos hace semanas. 

"La función del mercado de deuda es fijar el precio del riesgo y emitir juicios. No deberían (los inversores) haber prestado tanto dinero. Entonces, mi crítica es a los mercados de capitales, no hicieron préstamos prudentes. Y en retrospectiva, ¿fue culpa de Argentina? Yo culpo a los mercados de capitales; no culpo a Argentina", dijo el economista estadounidense, fiel defensor en América Latina de modelos como el de Hugo Chávez en Venezuela o -más cerca en el tiempo- el de Cristina Fernández de Kirchner, en una nota a la BBC Mundo. 

"Stiglitz es un académico completamente irresponsable. Quiero creer que Guzmán va a demostrar ser responsable. Pero si llega con el discurso de Stiglitz se le van a parar todos los inversores. Wall Street tiene buena fe y quiere negociar. Pero en el contexto internacional Argentina es irrelevante. No van a jugarle al juego de la matemática mágica ni la academia de Stiglitz", pronosticó Bernal. 

Otro operador de un banco internacional, que pidió el anonimato, resaltó precisamente eso. "Pareciera que tener poco tiempo entre que se presenta la oferta y se negocia deja poco margen a modificar algo. Lo único interesante es que el ministro presentará el análisis de cómo cree que será sostenible la deuda, por ende se podrán discutir números. Pero temo que salgan con una oferta agresiva", recalcó.

Parte de esa dureza o no de la oferta a nivel nacional dependerá del resultado que tenga la Provincia de Buenos Aires. Por estas horas se juega una parada difícil, ya que mañana viernes termina el plazo para que obtengan la adhesión del 75% y así esquiven el default.

El ministro Guzmán dijo el lunes que tan sólo tenían el 26% de aceptación. Se cree que en los días siguientes se incrementó levemente ese número pero se descarta que estén cerca de las tres cuartas partes necesarias.

Por eso crece el rumor en torno a qué hará la Provincia y Guzmán si el precipicio se acerca. En Wall Street quieren creer que el ministro de Economía entiende el impacto de un default de la deuda provincial. 

¿Ayudará a pagar o dejará caer a Axel Kicillof? El estratega de XP Securities dice que a Guzmán le conviene evitar que los precios de los bonos caigan más. Y ejemplifica. "Si caemos a niveles de 30 dólares cambia el inversor porque vienen los inversores dispuestos a litigar. Esto no es tan difícil de entender", afirma. 

Esto significaría que los inversores más amigables con la Argentina (los fondos institucionales o privados más conocidos) podrían vender sus bonos y éstos podrían caer en manos de los fondos buitre.  

"Yo entiendo lo de mantener expectativas pero sería un error garrafal arrancar la negociación de la deuda nacional con un default de la Provincia de Buenos Aires, más aún con las opciones que hay para evitarlo", aconseja Bernal. 

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