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"Dólar extranjero" y la paradoja: por qué al Gobierno le conviene que fracase, según expertos

El BCRA avanza en la implementación del esquema que permitirá a turistas de afuera vender sus dólares al valor MEP. Pero los efectos podrían ser negativos
04/11/2021 - 11:00hs
"Dólar extranjero" y la paradoja: por qué al Gobierno le conviene que fracase, según expertos

La reapertura del país a los turistas del exterior trajo el debate sobre si el nuevo "dólar MEP turista" creado por el Banco Central tendrá aceptación o si –como creen en el sistema bancario- será un fiasco.

Pero mientras se discute sobre si el esquema de la "cuenta bimonetaria" está bien diseñado y logrará la aceptación de los visitantes, en el mercado se empezó a poner la lupa sobre otro tema más de fondo: ¿realmente le conviene al Banco Central que los turistas les cambien sus divisas para engrosar las reservas? ¿O será más conveniente que las vuelquen al mercado informal para, de esa forma, sacarle presión a la cotización del blue?

Ocurre que el mercado del paralelo ha sido, históricamente, muy pequeño en términos de volumen. Es imposible tener una estimación exacta de su movimiento, pero los operadores más experientes lo ubican en torno a los u$s4 millones diarios. Es decir, un volumen por lo menos cuatro veces menor al que en estos días puede mover el dólar MEP.

Como todos saben en el mercado, basta con que haya alguna operación fuera de lo normal para que se altere el equilibrio entre la oferta y la demanda y se provoquen sacudones en la cotización. Por caso, en marzo pasado había ocurrido un incremento en las cantidades ofrecidas, justo en un momento de poca abundancia de pesos, y eso motivó una caída en la cotización.

Ahora, naturalmente, se está dando el fenómeno inverso, en parte fomentado por el propio Banco Central al limitar el acceso a los dólares del mercado financiero.

La normalización del turismo receptivo lleva a las autoridades a pensar en un ingreso de u$s50 millones de corto plazo y de u$s5.000 millones para el año próximo
La normalización del turismo receptivo lleva a las autoridades a pensar en un ingreso de u$s50 millones de corto plazo y de u$s5.000 millones para el año próximo

Apostando al oxígeno del turismo

Pero, a la hora de mirar el efecto del turismo, la pregunta es si las divisas que ingresen –u$s50 millones hasta fin de año, según la estimación del ministro Matías Lammens- tendrán o no un efecto de calma sobre el mercado cambiario.

Y, pensando ya en términos de un año, el cálculo con el que se entusiasman los funcionarios es con el ingreso de unos u$s5.000 millones, de los cuales aspiran a captar al menos una cifra en torno de u$s1.000 millones vía dólar MEP. Es decir, que indirectamente engrosen las reservas del Banco Central.

Los economistas toman con cautela el dato, porque recuerdan que en otros momentos de tensión cambiaria, la llegada de turistas tuvo poco impacto sobre las cotizaciones.

Pero, sobre todo, lo que pone una nota de duda sobre el efecto del turismo es que, al mismo tiempo que las fronteras se abren para los visitantes, también ocurre lo mismo para los argentinos que quieren pasar sus vacaciones en el exterior.

A juzgar por los antecedentes históricos, habría que darle la razón a los pesimistas: la cuenta turística siempre ha sido fuertemente deficitaria y, lejos de ayudar a las reservas, implicó un sacrificio de divisas. Por caso, en 2019, último año pre-pandemia, los argentinos que vacacionaron en el exterior se llevaron u$s7.700 millones, mientras que los extranjeros que visitaron el país dejaron u$s2.100 millones.

Pero, aun suponiendo que la llegada de turistas pudiera implicar una ayuda por su incremento de la oferta en el mercado paralelo, se plantea la cuestión de si la entidad que dirige Miguel Pesce está adoptando la estrategia correcta.

¿Una suba de 25% en la oferta del dólar blue?

En definitiva, lo que se plantea es en qué canal el aporte del turismo externo tiene una incidencia mayor, si en el del blue o en el MEP. Y, por una cuestión lógica de diferencias de volúmenes, las conclusión a la que llegan los operadores es que el Gobierno tendría más para ganar si todo el aporte del turismo se volcara al blue.

Si se confirmaran las cifras que maneja el ministro Lammens, eso significaría que el mercado informal incrementaría su oferta en u$s50 millones para un período de dos meses. Es decir un millón por cada día hábil. Esto equivaldría a incrementar la oferta del blue en aproximadamente un 25%, algo que resulta funcional a los intereses del Gobierno, que necesita descomprimir la brecha entre el paralelo y el tipo de cambio oficial.

Pero en cambio, si una parte sustancial de ese monto se vuelca a la nueva cuenta bimonetaria del Banco Central, se estarían restando divisas a la oferta del blue para canalizarlas al mercado del MEP, donde las posibilidades de que el aporte del turismo alteren la cotización sería mucho menor.

Para alegría de quienes prefieren que la totalidad del ingreso del turismo vaya al mercado del blue, todo indica que la iniciativa del BCRA tendrá escaso eco entre los visitantes. Ya se comenta en la City porteña que los bancos muestran escaso interés en invertir dinero para poner en funcionamiento estas cuentas que no les dejarán ganancias y que suponen un engorro administrativo.

Entre las principales críticas que se le han hecho a la iniciativa del Central figuran, primero, el hecho de que aunque la cotización del MEP sea una mejora significativa frente al tipo de cambio oficial, aun así supone una pérdida de $20 por dólar para cada turista que resigna ir al blue.

Por otra parte, hay complicaciones burocráticas para el uso de esta cuenta que pueden espantar a los turistas, más preocupados por pasear que por hacer trámites. Y, finalmente, quedan dudas respecto de si podrán cambiar los pesos sobrantes al momento de la partida sin tener que resignar una pérdida.

Miguel Pesce, titular del Banco Central, con la doble preocupación de fortalecer las reservas y sacar presión de la brecha entre el blue y el tipo de cambio oficial
Miguel Pesce, titular del Banco Central, con la doble preocupación de fortalecer las reservas y sacar presión de la brecha entre el blue y el tipo de cambio oficial

Lecciones de la historia y las "manos amigas" de Moreno

Los objetivos del BCRA detrás de esta cuenta bimonetaria no son un secreto para nadie: es una forma adicional de tratar de equilibrar las cuentas y engrosar las reservas, en una situación de debilidad ante el cronograma de vencimientos que se viene.

Sin embargo, la visión de operadores del mercado es que, tal vez, el fracaso de esa iniciativa le dejaría una ganancia mayor si, como se presume, los dólares del turismo terminan por descomprimir la temida brecha entre el blue y el tipo de cambio oficial.

Después de todo, las lecciones de la historia del cepo indican que los momentos de relativa paz cambiaria se lograron cuando se fomentó un incremento de la oferta de divisas. Si había alguien que tenía en claro ese tema era Guillermo Moreno, que no dudaba en llamar a banqueros y cambistas para pedirles que intervinieran en el mercado paralelo.

Ocurrió en 2013, y gracias a la aparición de "manos amigas" se logró que el blue, después de haber tocado una cotización de $10,45, en dos semanas cayera hasta $8,43 y al mes tocara un mínimo de $7,86. Fue una calma de unos tres meses, hasta que luego el dólar retomó la carrera alcista y volvió a niveles de $10 sobre fin de año.

Así se justificaba Moreno en una reunión con empresarios: "A la economía la vamos a ir blanqueando de a poco. Pero hoy tenemos una economía en negro en la que hay que intervenir. Si un secretario de comercio interior no interviene en el mercado negro, no está interviniendo en la economía".

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