Cristina Kirchner tomó nota de lo que, por ahora de manera incipiente, empezó a evidenciarse en la sociedad y en la dinámica económica: los salarios pierden terreno contra la inflación y eso, indefectiblemente, tendrá un impacto negativo en la actividad.

Lo reveló el Indec en las últimas horas: con la única excepción de los salarios del sector público, el resto -sueldos formales y los que están "en negro"- perdieron poder de compra durante julio.

Ese mes, la inflación se había desatado: tras la eyección de Martín Guzmán del ministerio de Economía, hubo una disparada de los precios que incluyó al rubro alimenticio. En julio, la inflación fue del 7,4% y los salarios avanzaron el 5,5%. 

El quebranto hubiese sido peor de no ser por la mencionada recuperación de los salarios de la administración pública. Lo que pudo ser una situación aislada, por un hecho puntual de disparada de los precios, no lo fue. Ni lo será.

La economía se ha establecido en una dinámica de alta inflación. Las previsiones dan que este año cerrará en torno al 100%. Por lo menos. La vicepresidenta ya sabe que resulta imposible que los salarios le puedan ganar (ni siquiera empardar) a la inflación en ese contexto. Así se lo transmitieron algunos de sus habituales consejeros económicos, con Axel Kicillof a la cabeza.

Massa en la mira

El ministro Sergio Massa quedó bajo el radar de la vicepresidenta por distintos temas, uno de ellos, el precio de los alimentos. Por primera vez en los casi dos meses que lleva como ministro de Economía, Massa había quedado apartado de la mirada de Cristina Kirchner, más preocupada por el atentado sufrido en su contra y la dinámica del Poder Judicial.

La vicepresidenta no detendrá la marca a presión sobre Sergio Massa

El escenario cambió, al menos de manera incipiente, ayer miércoles al anochecer: en su cuenta de Twitter, CFK hizo alusión al incremento de la indigencia, que subió al 8,8% durante el primer semestre del año, seis décimas por encima al semestre anterior, según el Indec.

El reclamo de la vicepresidenta tuvo un impacto inmediato en la gestión. Pero habrá más. Desde el kirchnerismo dan cuenta que, a medida que se acerquen las elecciones y no aparezcan las soluciones a problemas de fondo, como la inflación, Cristina Kirchner podría elevar su presión pública al ministro de Economía.

"Está más que claro que estamos ante un fenómeno de inflación por oferta y no por demanda. Las empresas alimentarias han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad", escribió en un primer tuit la vicepresidenta.

En la segunda parte del hilo, completó: "El ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia, pero es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia".

El Indec publica hoy datos sobre el descenso de la pobreza del 37,3% al 36,5% en el primer semestre del 2022. Sin embargo en el mismo período la indigencia aumentó del 8,2% al 8,8%, esto evidencia el impacto del fuerte aumento en los precios de los alimentos. — Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 28, 2022

Massa ya decidió que habrá un bono para los trabajadores más postergados, que será financiado con parte de los ingresos extra por el "dólar soja".

¿Qué sucederá cuando -lo previsible- los sueldos profundicen la pérdida de poder de compra? De eso se trata parte de las discusiones que vienen en la política oficialista, en medio de este proceso de inflación inviable.