Bandas cambiarias más amplias y un dólar con más libertad: ¿qué pasará con el tipo de cambio?
El dólar oficial opera este miércoles 16 de diciembre a $1480, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1451. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1540 (+0,1%), y el MEP se ubica a $1504 (+0,2%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia, a $1500.
El anuncio del Banco Central realizado el lunes pasado marcó un punto de inflexión en el debate cambiario argentino. Aunque la reacción inicial del mercado ya se materializó en precios, tasas y bonos, el alcance de las medidas sigue siendo tema central en mesas de dinero, informes económicos y proyecciones macro. No se trató de un movimiento táctico ni de una respuesta a una crisis inmediata, sino de un cambio en el marco de funcionamiento del esquema monetario y cambiario.
La novedad no estuvo solo en el ajuste de las bandas cambiarias, sino en la lógica que lo sustenta. El Banco Central dejó señales de que busca un régimen más flexible, menos dependiente de un ancla rígida y con mayor atención al frente externo. Esa redefinición reabre la pregunta clave: si el dólar deja de ser el principal freno nominal, cómo se ordenan precios, inflación y expectativas.
Desde el lunes, el mercado comenzó a procesar el mensaje. Hubo movimientos claros en bonos en dólares, reacomodamientos en la curva en pesos y una lectura positiva en términos de estabilidad financiera. Sin embargo, el debate de fondo sigue abierto porque el cambio implica costos y beneficios que no se agotan en la reacción inicial.
Por eso, aunque la noticia ya tiene algunos días, su impacto sigue vigente. El nuevo esquema no solo define qué puede pasar con el dólar en el corto plazo, sino que plantea un sendero distinto hacia adelante, donde la sostenibilidad pasa a pesar tanto como la nominalidad.
Bandas cambiarias: un cambio de regla que redefine el recorrido del dólar
Desde Adcap señalaron que el Banco Central dio a conocer una nueva fase del programa monetario que comenzará a regir en enero, con un esquema de bandas cambiarias ajustadas y una estrategia explícita de acumulación de reservas. En su análisis, el anuncio fue bien recibido porque despeja parte de la incertidumbre sobre la dinámica futura del tipo de cambio.
Los especialistas del bróker explicaron que, a partir de este esquema, el piso y el techo de la banda se ajustarán en función de la inflación pasada, con un rezago de dos meses. Ese detalle técnico es clave porque apunta a evitar que el tipo de cambio real bilateral frente al dólar continúe apreciándose de manera sistemática, como ocurría bajo el esquema previo.
Desde Sekoia coincidieron en que el cambio va en la dirección correcta, ya que reconoce dos problemas centrales: la necesidad de acumular reservas y la dificultad de sostener un régimen cambiario demasiado rígido en un contexto de inflación todavía elevada. Para el bróker, la modificación mejora el diseño hacia adelante, aunque no resuelve todos los puntos débiles.
En conjunto, ambas miradas coinciden en que el nuevo esquema no busca un salto discreto del dólar, sino un sendero más consistente, donde el tipo de cambio tenga mayor capacidad de absorber shocks sin quedar rápidamente desalineado en términos reales.
Reservas en el centro: por qué el mercado leyó una señal de estabilidad
Uno de los puntos más relevantes del anuncio fue la confirmación de que el Banco Central comenzará a comprar dólares para recomponer reservas, con un mecanismo condicionado a la demanda de dinero y a la liquidez del mercado. Desde Adcap explicaron que este enfoque permite acumular divisas sin necesidad de esterilizar de manera permanente, lo que reduce tensiones monetarias.
El bróker detalló que el esquema habilita compras acotadas en el mercado oficial y no descarta operaciones en bloque si las condiciones lo permiten. La clave, según su lectura, es que el ritmo de acumulación dependerá del comportamiento de los agregados monetarios, lo que introduce una lógica más ordenada y previsible.
En este punto, Eduardo Levy Yeyati, economista, destacó que el reconocimiento explícito de que el Banco Central puede comprar reservas de manera no inflacionaria es una muy buena noticia para la estabilidad financiera. En su visión, se trata de un cambio conceptual relevante que mejora el marco de funcionamiento del régimen.
Levy Yeyati también remarcó que la caída del spread tras el anuncio confirma una lectura que muchos economistas vienen sosteniendo desde hace tiempo: que un esquema con mayor capacidad de acumular reservas reduce el riesgo percibido y fortalece la credibilidad del programa económico.
El costo del nuevo esquema: menos ancla y más inercia inflacionaria
Para Martín Rapetti, director ejecutivo de la consultora Equilibra, la flexibilización de las bandas era indispensable. El economista sostuvo que el esquema previo, con un ajuste del 1% mensual, llevaba a una apreciación real del peso que resultaba insostenible en el tiempo.
Según Rapetti, el cambio anunciado aliviana ese problema estructural, pero no está exento de costos. En particular, implica una menor ancla cambiaria, mayor inercia inflacionaria y un sendero de desinflación más lento que el que podría lograrse bajo un régimen más rígido.
Aun así, el economista consideró que es un precio que vale la pena pagar si el objetivo es ganar sostenibilidad macroeconómica. En su análisis, sostener artificialmente una ancla cambiaria estricta suele derivar en correcciones más abruptas más adelante.
Desde Sekoia sumaron que este trade-off es central para entender el nuevo esquema: el dólar deja de ser el único ancla nominal, pero el sistema gana margen para adaptarse a shocks externos y evitar desalineamientos persistentes.
Bonos, tasas y activos: cómo sigue la lectura del mercado
Tras el anuncio del lunes, los bonos soberanos en moneda dura reaccionaron con subas generalizadas. Desde Adcap señalaron que este movimiento refleja un alivio en la percepción de riesgo y una lectura positiva sobre la dirección del cambio de régimen.
En el mercado de pesos, el comportamiento fue más heterogéneo. Los bonos a tasa fija sufrieron presión vendedora una vez confirmado el ajuste de las bandas por inflación, mientras que los títulos ajustados por CER mostraron subas, reflejando expectativas de inflación más persistente en el corto plazo.
Para Adcap, en una primera etapa los instrumentos CER tienden a destacarse, mientras que más adelante podrían ganar atractivo los bonos a tasa fija, en la medida en que las tasas cortas comiencen a bajar, algo que no se espera de forma inmediata.
Desde Sekoia agregaron que el cambio de régimen también modifica la lectura sobre la política monetaria: el Banco Central parece moverse hacia un esquema más apoyado en agregados monetarios, lo que introduce nuevas señales para el mercado más allá del precio del dólar.
Un cambio que sigue dando señales
Aunque el anuncio ya no es una novedad de último momento, su impacto sigue desplegándose. El mercado ya reaccionó, pero todavía procesa las implicancias de un esquema donde el dólar pierde rigidez, las reservas ganan protagonismo y la política monetaria busca mayor efectividad operativa.
Las miradas coinciden en que no se trata de un punto de llegada, sino de un primer paso hacia un régimen más flexible. El desafío será administrar el equilibrio entre inflación, tipo de cambio y reservas sin volver a caer en esquemas que se agotan rápidamente.
En ese sentido, el dólar entra en una nueva etapa. No necesariamente más volátil, pero sí menos atado a una regla fija. Y es justamente esa transición la que mantiene al tema en el centro del debate económico, incluso varios días después del anuncio.