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Efecto Bolsonaro: el real sube en Brasil y así la Argentina consigue ganar más competitividad sin devaluar

El ingreso de fondos a Brasil hizo que el dólar se debilite en lo que va del año. Así, el peso gana competitividad, sin la necesidad de una depreciación
12/02/2019 - 07:00hs
Efecto Bolsonaro: el real sube en Brasil y así la Argentina consigue ganar más competitividad sin devaluar

Con la recuperación del dólar de los últimos días, el peso acumula una devaluación del 0,75% en lo que va de 2019. Si bien esta mejora en la competitividad a simple vista parece leve, el número se potencia al compararla con el principal socio comercial del país, en donde el real se apreció 3,24% en el mismo período.

La asunción de Jair Bolsonaro generó un fuerte ingreso de capitales a Brasil, en un contexto de mayor flujo hacia emergentes por la política monetaria de la Reserva Federal.

Teniendo en cuenta la inflación de ambos países (en Argentina se estima que en enero fue del 3,5% mensual y en Brasil, apenas el 0,35%), la apreciación real de la moneda brasileña respecto del peso fue del 1,18%. En rigor, el índice del Tipo de Cambio Real Bilateral con Brasil, que elabora el Banco Central, se ubicaba al 7 de febrero en 126,85 unidades, frente a las 125,37 unidades del 31 de diciembre de 2018.

La clave es que un aumento del índice, que mide la variación del tipo de cambio real de ambos países, implica una depreciación. En tanto que una baja se traduce en una apreciación.

"A pesar del que el dólar esta planchado y hay inflación, con lo cual uno pensaría que Argentina pierde competitividad externa, por lo menos con Brasil esta variable sigue prácticamente intacta", destaca Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina.

Pero más allá de estos 38 días, en el mercado esperan que el real se siga fortaleciendo, al menos en el mediano plazo, mientras que la expectativa para el peso es que se devalúe levemente o al menos se mueva al mismo ritmo que la inflación. Sin embargo, para 2019, los economistas prevén una inflación del orden del 30% en Argentina y del 4,2% en Brasil.

"En los últimos meses bajó la incertidumbre macro respecto a Brasil y el efecto Bolsonaro nos da un colchón de competitividad. Seguramente el real esté más cerca de ir a 3,60 por dólar que de a R$4,10, como estaba antes de las elecciones", sostiene Amilcar Collate, economista de Cesur.

El primer efecto directo

Algunas de las ventajas de esta apreciación del real ya comenzaron a palparse en la relación comercial, aunque también pesó fuerte el efecto de la recesión local y el despegue de la economía brasileña.

En diciembre, el intercambio entre ambos países dejó un superávit para Argentina de u$s261 millones, mientras que en enero fue de u$s114 millones. Si bien las cifras no son muy abultadas, fueron los dos primeros meses con saldo positivo desde el año 2014.

Cabe destacar que cerca del 22% de los bienes y servicios que Argentina comercia con el exterior lo hace con Brasil, una relación que sube al 32% cuando se analiza sólo la industria manufacturera.

La mejora en el tipo de cambio, y la paulatina recuperación de la economía brasileña se reflejó en una mayor demanda de productos, lo que en enero generó un aumento de 9,5% en las exportaciones. Del otro lado, la recesión local y el efecto de un tipo de cambio elevado, se tradujeron en una caída del 43,7% de las importaciones respecto a enero de 2018.

"En el comercio no sólo importa el tipo de cambio real sino además la demanda de Brasil que es lo que estuvo faltando en los últimos años", explica Sigaut Gravina.

"El año pasado Argentina devaluó mucho, se volvió más competitiva, pero por más que se de esta variable y se tenga un mejor precio para exportar algo, si no se recupera la economía brasileña el comercio no tracciona", agrega.

En la misma línea, el economista Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de OJF, destaca que "en orden de importancia lo primero para Argentina es que Brasil crezca, y después está si ganamos o no más ventaja cambiaria respecto a Brasil".

Las expectativas del mercado paulista

El dato positivo es que la competitividad ganada en este último mes y medio no parece ser efímera y promete extenderse durante todo 2019. Según Focus, el relevamiento que realiza el Banco Central de Brasil entre más de 140 economistas, bancos y consultoras, a fin de año el real se ubicará en $3,70, prácticamente en los mismos valores en que se movió la última semana.

Pero más allá de eso, la tendencia que muestra la evolución de esta encuesta es que semana a semana el mercado cree que la apreciación será mayor.

De hecho, hace un mes los mismos economistas de Focus estimaban un tipo de cambio en 3,75 reales por dólar para fin de 2019. Yendo un poco más lejos, el 26 de octubre pasado, después de la victoria de Bolsonaro en las urnas,  esos economistas proyectaban que este año el real culminaría en 3,80 unidades por billete verde.

"Creemos que el real se va a seguir fortaleciendo este año. Hubo una toma de ganancia en la semana pero la tendencia sigue siendo positiva", sostiene Santiago López Alfaro, socio de Delphos Investment.

Respecto al futuro del peso, si bien el REM (Relevamiento de Expectativa de Mercado), algo así como el Focus local, lo ve a $48 para fin de 2019, un año electoral puede tirar por la borda todas las proyecciones. "En Argentina no podemos poner ningún condimento económico financiero al peso, salvo en las próximas dos o tres semanas, después va a empezar a jugar la política y ahí va a ser otro partido", advierte López Alfaro.

Para Amilcar Collante, el esquema de bandas cambiarias, con actualización, hace prever que el tipo de cambio irá subiendo, más allá de que hoy se ubique por debajo de la zona de no intervención. "Mientras el Gobierno tenga controlado el tema inflacionario, o que los precios suban al ritmo de la banda cambiaria, de 2% mensual, hay una ganancia en la competitividad", explica.

En el Informe de Situación Latinoamérica que realizó el equipo del BBVA Reseach se prevé que "en Argentina el peso seguirá depreciándose, pero a un ritmo más contenido que 2018 y para compensar la inflación".

En su proyección respecto a Brasil, agrega, "el real podría depreciarse si no se cumplen las (elevadas) expectativas de los mercados con respecto a la nueva administración". Según los cálculos del equipo que lidera Juan Ruiz, el economista jefe para Sudamérica, la devaluación nominal del real en el año sería del 5%.

En el corto plazo, acota Collante, el efecto competitividad contribuye, pero hace falta una política de fondo para consolidar una mejora competitiva en el tiempo. "En el largo plazo se necesita aumentar la productividad, aumentar la cantidad de exportación y ganar mercado por otras cuestiones, no sólo porque se abarató la mercancía con una devaluación", destaca.

En Brasil, la victoria de Bolsonaro generó un fuerte ingreso de fondos, que fue justamente lo que se refleja en la apreciación que tuvo el real. Si bien la política monetaria de la Reserva Federal, que apunta a no subir las tasas en todo 2019, genera un clima favorable para todos los emergentes, en Brasil este efecto se potenció.

Cuando se analiza el flujo de dólares que mueve el EWZ (un ETF que replica el movimiento de las acciones brasileña), se ve que desde junio hasta septiembre hubo una salida neta de fondos y a partir de ahí, siempre se registraron más ingreso que salidas.

Promesas y reformas a la brasileña

Como explica Sigaut Gravina, después de una fuerte crisis política y económica en Brasil, que llevó a que por primera vez en su historia registre dos años seguidos de caída del PBI, Bolsonaro parece recuperar ese liderazgo político. "Por lo menos los mercados le han dado un espaldarazo, con entradas de capitales, apreciación del real y mejora del riesgo país y del Bovespa", detalla.

Una de las reformas que Bolsonaro prometió durante su campaña, y que tanto demanda el mercado, ya tiene fecha tentativa para ingresar al Senado. Es el caso del proyecto de la reforma previsional que, según informó el presidente del Congreso, Rodrigo Maia, será tratada en un lapso no mayor a tres meses.

Según los cálculos del ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, al modificar la estructura del sistema de jubilaciones en el país se busca generar un ahorro neto de 273.000 millones de dólares. Justamente, "el tema clave para Brasil es cómo van a ir achicando el déficit", advierte Collante.

Lo que hay que tener en cuenta es que por más que tenga apoyo parlamentario, este tipo de reformas genera rechazo en la sociedad, con lo que habrá que poner el foco en la posible conflictividad social. "Los anuncios económicos preliminares del nuevo gobierno son positivos, pero persisten las dudas sobre la capacidad para implementar reformas importantes, incluida la de seguridad social", advierte el informe del BBVA Research.

"Hoy se están consolidando las expectativas de recuperación, Brasil está importando más y eso tracciona a la Argentina. Y con el real que se fortalece, ayuda a la Argentina a no perder competitividad externa", sostiene Sigaut Gravina.

Para el informe del BBVA Research, los datos recientes respaldan las perspectivas de recuperación gradual del crecimiento en Brasil, en línea con lo esperado, "pero un entorno global menos favorable dará como resultado un menor crecimiento por delante".

A futuro, las proyecciones de Ecolatina indican que este año la balanza comercial con Brasil puede cerrar en equilibrio o incluso con un leve superávit. "En 2019 las exportaciones a Brasil van a seguir creciendo, y eso es bueno, pero las importaciones Argentinas van a seguir cayendo no sólo porque después del salto cambiario es más caro importar sino además porque lamentablemente no va a haber una recuperación, o si la hay va a ser muy magra", explica el director de Ecolatina.

Que el peso pueda seguir siendo competitivo frente a Brasil aún sin devaluar es fundamental para poder impulsar el comercio sin una medida que impacte en los precios ni genere la volatilidad como ocurre en cada salto del dólar. De todos modos, la clave es que la economía de Brasil consolide su recuperación, para que su industria demande más productos argentinos y que el consumidor brasileño no deje excedente de producción que amenace con ingresar al mercado local. Con eso, el precio del dólar en ambos países es secundario.

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