MERCADO CAMBIARIO

¿Se atrasa el dólar?: el Banco Central recibe un mensaje clave desde Brasil

La cotización del dólar se mueve a un ritmo menor al de los demás precios. Pero, ¿hay margen para hacerlo sin que se comience a hablar de atraso cambiario?
FINANZAS - 09 de Junio, 2021

Frente a la aceleración de la inflación, el Gobierno tomó un atajo: habilitar una apreciación real del tipo de cambio. Esto es, que la cotización del dólar se mueva a un ritmo menor al de los demás precios. Sucedió en los últimos meses. ¿Cuál es el margen para hacerlo sin que se comience a hablar de atraso cambiario? ¿De burbuja que, más temprano que tarde, terminará en una explosión?

Un dato elocuente del mes pasado: contra una inflación estimada en 3,5%-3,7% -de acuerdo a las consultoras privadas-, la cotización del billete verde se elevó apenas 1,2%. La tercera parte.

La estrategia viene de los meses precedentes, y está claro que continuará al menos hasta las elecciones de noviembre. Es la única llave a mano que el Gobierno tiene para lograr una desaceleración inflacionaria. Se trata de una discusión válida sobre el impacto real de este método en los precios.

Pero de lo que no cabe ninguna duda es que se trata de una estrategia peligrosa, de cara al corto plazo.

Sin embargo, en las últimas semanas, hubo un dato a favor. La revaluación de las monedas latinoamericanas, y de los países emergentes en general, detuvo el proceso de atraso cambiario en la Argentina.

Un último informe de Quinquela Fondos da cuenta de ese "viento a favor": el mes pasado, por caso, el tipo de cambio multilateral se mantuvo constante. No perdió terreno frente al resto de las monedas a pesar de que el dólar subió en la Argentina apenas la tercera parte que la inflación.

¿Se atrasa el dólar? El Banco Central recibe un mensaje clave desde Brasil

¿Buenas noticias llegan de Brasil?

El mejor dato lo proporcionó Brasil: el tipo de cambio bilateral mejoró nada menos que 3,6% el mes pasado. 

De todas formas, la tendencia resulta preocupante. No debería tomarse como determinante lo sucedido en mayo:  en el acumulado enero-mayo, la moneda local perdió un 5,9% de competitividad frente a la brasileña. Y un 4,9% en relación al resto de los países con los que comercia la Argentina, siempre de acuerdo al informe de Quinquela.

Esta dinámica se dio ya que en enero, el dólar "mayorista" había aumentado 3,7% en la Argentina; en febrero, 2,8%; en marzo, 2,4%; y en abril, 1,7%. Por ahora, está claro, esa estrategia no tiene buenos resultados: la dinámica inflacionaria se encuentra en plena aceleración.

Mientras tanto, en la región sucedió que en los últimos dos meses, las monedas de Brasil, México y Colombia -por citar algunos ejemplos- se revalorizaron entre 10% y 15%. Un movimiento relevante, teniendo en cuenta que se trata de países con muy baja inflación.

La mejora de las monedas de los mercados emergentes -y de los países vecinos en particular- se vincula con el ingreso de capitales "calientes" (especulativos) en la región ante la pausa en el alza del rendimiento de los bonos a 10 años del Tesoro estadounidense. Esa tasa, que había escalado en los meses precedentes, se tomó una pausa entre abril y mayo.

El mejor dato lo proporcionó Brasil: el tipo de cambio bilateral mejoró nada menos que 3,6% el mes pasado

Argentina queda fuera de esta dinámica ya que está encerrada en sus propios conflictos y vive su propia crisis de confianza.

De todas formas, esta mejora de las monedas de los vecinos puede ayudar a la Argentina. Y que se acopla a la suba en el precio de la soja, que cotiza en torno a los u$s580 por tonelada.

Esa dinámica -que permitió al Banco Central mejorar las reservas líquidas a unos u$s7.500 millones- alejó los temores a una devaluación abrupta del tipo de cambio oficial. También le da cierto espacio para intervenir más adelante, en caso de que haya nuevos temblores en el mercado ante la inminencia de las elecciones.

Tan relevante como esto, el ingreso de divisas a la región le da oxígeno adicional al Gobierno para aligerar el "crawling peg" (minidevaluaciones diarias), con el objetivo de anclar las expectativas inflacionarias.

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