AÑOS DRAMÁTICOS

La fiesta en el Congreso por el default más grande de la historia y una factura que tardó 16 años en ser pagada

Diciembre de 2001 pasó a la historia argentina como uno de los períodos más turbulentos en décadas. El corralito, la salida de convertibilidad y el default
Por Rubén Ramallo
FINANZAS - 24 de Diciembre, 2021

Hace exactamente 20 años, en diciembre de 2001, Argentina volvía a ser noticia mundial una vez más, de la peor manera posible, ya que anunciaba el mayor default de la historia.

El gobierno de Fernando De La Rúa había intentado a lo largo de buena parte de ese año tratar de solucionar el problema de los vencimientos de una deuda que ya se consideraba impagable, mediante dos refinanciaciones que se denominaron primero "blindaje" y luego el "megacanje".

Pero ninguno de ellos obtuvo los resultados esperados, por lo que la situación económica y social se fue agravando con el paso de los días y ya en noviembre una decisión del board del FMI le puso fin a las negociaciones, cuando no renovó un crédito por cerca de 1.300 millones de dólares.

Por aquel entonces, ya era evidente que el "uno a uno" implementado en 1991 por Domingo Cavallo tenía los días contados, ante lo cual los márgenes de negociación con los acreedores para refinanciar cada vencimiento de deuda se iban achicando a pasos acelerados.

La cuestión se agravó cuando el público "olfateó" que lo que venía no iba a ser nada bueno y comenzó a retirar su dinero de los bancos en forma acelerada. Ya se sabe cómo concluyó ese episodio: la instauración del corralito y todo lo que vino después.

En breve síntesis, en cuestión de días el agravamiento de la crisis se tradujo en saqueos y serios disturbios callejeros con epicentro en la Plaza de Mayo, que empujaron al precipicio a un gobierno que tambaleaba. De hecho, el 20 renunció el Gabinete en pleno y, finalmente, el propio Presidente.

Esa misma noche se hacía cargo del Poder Ejecutivo el presidente de la Cámara de Senadores, Ramón Puerta, miembro del Partido Justicialista que fuera opositor al gobierno de La Alianza, quien convocó a la Asamblea Legislativa para elegir un nuevo presidente.

Cumplido este procedimiento, el día 23 asumía la presidencia Adolfo Rodríguez Saá, también del Partido Justicialista. Entre sus primeras medidas dispuso la suspensión del pago de la deuda externa, anuncio que fue hecho en el Congreso y acompañado por aplausos por parte de los presentes. La deuda alcanzaba a los u$s144.279 millones, por lo que representaba el 53,8 % del PIB. De ella, el 97 % se había contraído en moneda extranjera, el 70% era con acreedores privados y 22% con organismos internacionales.

Si bien inicialmente el nuevo presidente se iba a mantener en el cargo unos 60 días, su permanencia se limitó a apenas una semana, pues el 30 de diciembre Rodríguez Saá renunció con pedido simultáneo de licencia, alegando falta de apoyo político, lo que desencadenó una nueva ola de inestabilidad. Fue entonces que ante la ausencia del senador Puerta, debió hacerse cargo del Poder Ejecutivo el presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Camaño, quien procedió a convocar otra vez a la Asamblea Legislativa para elegir un nuevo presidente.

Así, el 1 de enero de 2002 asumió la presidencia interina el exgobernador y senador bonaerense Eduardo Duhalde del Partido Justicialista, quien había sido candidato a presidente en las elecciones de 1999, perdiendo ante De la Rúa. En su discurso de asunción, reiteró la promesa realizada por Rodríguez Saá, de devolver el dinero sustraído a la población, en la misma cantidad en que habían sido depositados, con la frase: "El que depositó dólares, recibirá dólares", en la misma moneda en que éstos habían sido efectuados, así garantizaba la paz social y el fin de la controvertida Convertibilidad.

Apenas cinco días después, el 6 de enero de 2002, derogó los aspectos esenciales de la Ley de Convertibilidad, pues eliminó la conversión monetaria del 1 a 1 y la exigencia de contar con reservas por el 100% de la base monetaria, dando inicio al régimen conocido como de "pesificación asimétrica".

La promesa de devolución de los dólares depositados nunca fue cumplida.

Los pasos para salir del default

Debieron pasar varios años para que recién en 2005 se concretara el canje de deuda que implicó una quita del 66% del monto sujeto a reestructurar, pendiente desde la crisis de 2001.

El por entonces ministro de Economía Roberto Lavagna fue quien encabezó las negociaciones en un proceso en el que se logró una aceptación entre los acreedores del orden del 76 por ciento.

Lavagna protagonizó el canje de deuda de 2005.

Como consecuencia del canje, la deuda pública se redujo de u$s191.500 millones a unos u$s125.300 millones. Para ello se reemplazaron más de 150 bonos por apenas 11.

Algunos de esos títulos aún se mantienen "vivos", como es el caso de los Par, que vencen en 2038, por unos u$s15.000 millones, los Discount, que expiran en 2033 y los Cuasipar con un vencimiento mucho más prolongado.

Pero las verdaderas estrellas del canje fueron los cupones atados al PBI, pues se emitieron por un total de u$s62.000 millones. Son los mismos que en la actualidad están en el centro de la discusión, pues sus tenedores sostienen ante los tribunales de Nueva York que el Gobierno alteró las cifras de crecimiento del PBI para no hacer el pago que correspondía, cada vez que la actividad económica superaba el 3,3% anual.

Ante el reclamo de quienes no ingresaron en el canje, hacia 2010 se decidió reabrir el proceso por los u$s18.300 millones que aún estaban en default. Para ello se ofrecieron condiciones similares a las de 2005, en términos de los instrumentos emitidos y la legislación que los comprendía.

El resultado de esta nueva convocatoria fue que un 66% de los acreedores que no ingresaron al canje de 2005 aceptaron esta propuesta, por un total de u$s12.000 millones. De esta manera, los canjes 2005 y 2010 lograron reemplazar el 92,4% de los bonos impagos por otros nuevos.

Pero el círculo del default solo se cerró 14 años después, recién en 2016, cuando el país logró saldar definitivamente la deuda con los holdouts, pues pagó el remanente de u$s9.300 millones que estos reclamaban en el llamado "Juicio del siglo".

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