La inflación hace estragos, y uno de los impactos más notorios se produce en el poder de compra que tienen los billetes de más alta denominación emitidos por el Banco Central, que pierden valor de forma constante y asombrosa. Algo que ocurre hoy de forma más expuesta con los de $1.000, comparado con sus antecesores.

De hecho, desde que se lanzó este papel con la imagen del hornero en diciembre de 2017, ha perdido su valor de forma significativa, ya que en la actualidad sólo posee menos del 20% del poder de compra que tuvo cuando fue puesto en circulación.

En base al acumulado de inflación, luego de haber pasado más de 4 años desde que se puso en la calle el de $1.000, su valor equivalente actual sería al de un billete que represente unos $5.500.

Por esta pérdida de poder de compra, en estos días se encuentra en relieve la necesidad de emitir unidades de mayor denominación a la existente, como los de $2.000, $5.000 y $10.000.

Incluso, el billete del hornero equivale a unos u$s5,2, convertidos al dólar oficial "solidario", que es al que pueden acceder los ahorristas en bancos y casas de cambio.

Es decir, un nivel muy bajo si se los compara con sus pares de otros países de la región, donde sus billetes de máximo valor equivalen a unos u$s50.

Cabe recordar que cuando se creó el billete de $1.000 a fines del 2017 significaba unos u$s55.

El billete de $100 equivalía hasta el año 2002, a precios actuales, a unos $13.266. Muy lejos del presente valor del papel más alto.

Billetes de $1.000 valen menos que sus antecesores

A la hora de analizar al billete de mayor denominación de la actualidad, que es el de $1.000, la realidad indica que alcanza cada vez menos para comprar productos o servicios. Y quedó mucho más relegado respecto al valor equivalente que tenían en su momento de la historia las anteriores cifras máximas de papel moneda argentina.

Es decir, una unidad con la imagen del hornero hoy apenas sirve para adquirir un puñado mínimo de productos en un supermercado, lavar un auto o apenas comer un combo en un local de comida rápida.

Ni siquiera este papel cubre el valor de un kilo de carne, ni que hablar de llenar un tanque de nafta de un vehículo.

"El billete de mayor denominación presenta una pobre equivalencia con los máximos que alcanzaron sus antecesores en lo que va del siglo XXI. Precisamente, si se toma al valor que tenía el billete de $100 antes del 2002, es decir, durante la convertibilidad, a valores actuales se accedía a una canasta de bienes y servicios de $13.266", ejemplifica a iProfesional Andrés Méndez, director de AMF Economía.

Claro que esta denominación más alta en circulación ($100) se mantuvo a lo largo de los años, mientras la inflación se iba acumulando e iba ascendiendo, y recién en 2016, con el cambio de Gobierno, se empezaron a emitir mayores cifras monetarias.

Así, ese año llegó el billete de $500, que en ese entonces equivalía a un valor actual de $3.567, y que destronó al "histórico" de $100, que permitía acceder en ese entonces a una canasta de $713 a valores actuales.

"O sea, la inflación fue restando poder adquisitivo a aquél poderoso billete de $100 hasta rebanarle casi todo su valor. A la fecha, ha perdido más del 99% del poder de compra que poseía a fines de la convertibilidad", resalta Méndez.

El billete de más alto valor de la Argentina, el de $1.000, apenas equivale a más de u$s5, muy lejos de sus pares regionales.

El futuro del billete de $1.000

De esta manera, se observa que el presente billete de mayor denominación que tiene el país pierde cada vez más valor, al ritmo de una inflación anual que supera el 50%. Hecho que, a este nivel de avance de los precios, puede seguir profundizándose.

"El papel de $1.000 va camino a destronar aquella valuación crítica que poseía el de $100 al promediar 2016. A este ritmo, y de no emitirse una unidad de mayor denominación, el ejemplar con el hornero pasará a ser la unidad de mayor denominación con menor poder de compra del milenio actual", advierte Méndez a iProfesional.

En los hechos, la cantidad de papeles de $1.000 en circulación entre el público y los bancos es de 1658,8 millones de unidades, sólo superada por los 2.450 millones de los "históricos" de $100, de acuerdo a datos oficiales del Banco Central.

A las claras significa que el Gobierno, al no decidir la emisión de denominaciones más altas, requiere mayor cantidad de los billetes máximos actuales para abastecer a la población, ante los elevados índices de inflación.

En los próximos dos años y medio, de seguir la inflación en estos niveles, el billete de $1.000 valdrá un tercio que ahora.

A qué velocidad se depreciará el billete de $1.000

No sólo desde que salió a la calle hasta ahora el billete de $1.000 ha perdido más del 80% del valor de compra, sino que con estos niveles de aumentos de precios de la economía, cercanos al 5% mensual, se estima que en los próximos años seguirá en caída libre.

Si se considera la mediana de las estimaciones del IPC Nacional realizado por el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que efectúa el Banco Central con distintos economistas, se puede estimar que, a valores actuales, entre fines de 2022 y principios de 2023 el billete de $1.000 "habrá desplazado al magro poder de compra que tenía el de $100 cuando fue ´destronado´ por el de $500", afirma Méndez.

Por eso, si se avanza en las proyecciones en los años venideros, todo indica que, al finalizar 2024, el billete de $1.000 poseerá un valor de compra equivalente a un tercio del actual. O sea, unos $364 de este momento.

"Si en ese lapso no se emiten billetes de mayor valor, podríamos afirmar que si en la actualidad un papel de $1.000 compra sólo el 6% de los bienes y servicios a los que se accedía hace más de 20 años atrás con el de $100, esa equivalencia se habrá reducido a menos de un 3% en diciembre de 2024", concluye Méndez a iProfesional.