Bonos en dólares: ¿el negocio del año o el riesgo del siglo?
Quienes ingresaron al canje de bonos en septiembre de 2020 seguramente tenían otra expectativa sobre su evolución futura, pero la suma de varios factores hizo que por el contrario, su cotización se venga desmoronando prácticamente sin solución de continuidad. Si se toman aquellos títulos que son los más operados por el mercado, se observan caídas en las cotizaciones que en la mayoría de los casos superan largamente el 50%.
En tal sentido, el conjunto de bonos denominados AL en sus versiones con vencimientos en 2029, 2030 y 2035 cotizan entre 19 y 20 dólares, cuando al momento de su emisión salieron con un precio de 50 dólares.
En este contexto, el que tiene un precio algo más alto es título que vence en 2041, pues cotiza a razón de u$s23,40 por lámina de 100 dólares.
Obviamente que ante semejante debacle en las cotizaciones, los rendimientos de ellos alcanzan niveles pocas veces vistos, superando los correspondientes a países en estado de guerra como Ucrania.
Bonos: cuáles son las mejores opciones
Tanto el AL29 como el AL30 presentan cada uno de ellos una tasa interna de retorno (TIR) apenas por debajo del 50 por ciento. Es decir que quien compra alguno de estos bonos y los guarda hasta su vencimiento, cobrando los cupones y reinvirtiendo los montos respectivos, obtendrá una ganancia de esas proporciones.
Quien opte por esa posibilidad debe tener en cuenta cual es el cronograma de vencimientos común para ellos, que se basa en vencimientos semestrales aunque con diferentes tasas de interés. Sobre este punto, cada uno de los títulos paga una tasa de interés diferente en el primer vencimiento, el 9 de enero del año que viene, en tanto que ninguno de ellos amortizará capital por varios años.
Por ejemplo, el AL29 pagará el 0,5% por cada lámina de 100 dólares, mientras que el AL30 bajará hasta el 0,25%, el AL30 trepa al 0,75% y la "perla" es el AL41, cuyo primer pago de intereses será del 1,75%. Si bien en su momento los intereses a pagar en los primeros tramos de cada bono fueron criticados por analistas y operadores pues a su entender eran poco actractivos para los inversores, esta afirmación cambió en los últimos tiempos a partir del derrumbe de las cotizaciones.
En tal sentido, cuando fueron lanzados, analistas consultados por iProfesional afirmaban que "existe un elemento común para todos ellos que está dado por una estructura de pagos con cupones de renta que son casi simbólicos y que solo irán aumentando muy levemente con el correr de los vencimientos y hasta que comiencen los pagos de capital".
La razón de la crítica es muy sencilla, si el precio que se paga en el mercado secundario por un determinado bono se mantiene cerca de la paridad, estos pueden resultar poco atractivos, pues al momento del cobro de los intereses, estos se calcularán sobre un valor nominal de 100 dólares.
Bonos en dólares: ¿qué pasa si los precios caen?
Pero si los precios caen como viene sucediendo desde hace ya varios meses, comienza a jugar a favor el secreto de la renta fija, que pasa por el juego entre el precio de contado y el cobro de los cupones a lo largo del tiempo.
Es entonces en este escenario que aparece en el horizonte una fecha clave: el 9 de enero de 2023, ya que ese día vence el pago de intereses de todos ellos. Y es por eso que se plantea la posibilidad de hacer un gran negocio en dólares o se asume un riesgo demasiado alto
En tal caso, el gran favorito es el AL41D, pues según las condiciones de emisión pagará el 1,75% sobre el valor nominal de 100 dólares. Pero el gran atractivo es el juego entre su precio y esa retribución. Un ejemplo permite aclarar la cuestión: si se considera el precio actual de unos u$s23,40 y se lo enlaza con los u$s1,75, se llega a una ganancia nada despreciable del 7,5% en dólares en menos de 6 meses.
Claro está que todo rendimiento elevado tiene su riesgo, y en este caso este se multiplica, ya que por un lado nada asegura que su precio se mantenga en el tiempo si es que la postura es vender el bono luego del cobro de los intereses y el otro es mucho más dramático, pues envuelve la posibilidad de un default o una nueva renegociación de la deuda. El escenario está planteado y cada jugador determinará cual es la mejor opción.