Qué tener en cuenta al apostar por la inversión del momento, que pasó de derrumbarse a récord en 48 horas
La caución bursátil, una de las inversiones del momento, se presenta como una alternativa segura para estacionar pesos en el mercado: la operación está regulada, las garantías quedan en poder de BYMA y el inversor que presta tiene la devolución asegurada si el tomador incumple. En los papeles, el riesgo crediticio parece mínimo.
Sin embargo, los hechos de la última semana dejan al descubierto otra cara: el riesgo de tasa. Aunque el capital está protegido por las garantías, la rentabilidad final depende de una variable mucho menos previsible: la liquidez disponible en el sistema. Y cuando esa liquidez se mueve, las tasas cambian con una violencia que sorprende incluso a los operadores más curtidos.
Los episodios de la semana pasada son ilustrativos. La tasa de caución a un día se desploma hasta el 2% nominal anual cuando sobran pesos en la plaza y, 48 horas más tarde, escala a un pico intradiario de 148% cuando los fondos escasean. En el medio, los inversores que buscan "seguridad" se enfrentan a un rendimiento que puede desaparecer o multiplicarse de un día para el otro.
En consecuencia, la caución no implica un riesgo de incumplimiento, pero sí un riesgo de volatilidad extrema que obliga a repensar hasta qué punto puede considerarse "segura".
Una semana de tasas en montaña rusa
El sacudón de esta semana tuvo un origen puntual: una licitación extraordinaria por $3,8 billones con vencimiento T+1 que coincidió con un miércoles sin la ventanilla de liquidez del Banco Central. Sin esa red de contención, los bancos debieron competir peso por peso para cerrar sus cuentas y la tasa de caución overnight —el interés que se paga o se cobra por préstamos de apenas un día— se disparó.
El contraste es llamativo porque apenas dos días antes ocurre lo opuesto: con ventanilla abierta, sobran pesos y la tasa se hunde a niveles técnicos del 2% TNA. En apenas 48 horas, el mismo instrumento pasa de rendir prácticamente nada a volverse uno de los fondeos más caros del mercado.
Para Sergio Rodríguez, analista financiero, el mensaje es claro: la caución es un reflejo de la liquidez del sistema. Cuando los pesos abundan, la tasa se derrumba; cuando faltan, explota. El riesgo entonces no radica en perder el capital, sino en convivir con movimientos abruptos que pueden alterar por completo las expectativas del inversor.
La nueva modalidad de encajes bancarios, que ahora se calculan de manera diaria, amplifica esa sensibilidad. En lugar de suavizar los baches de liquidez a lo largo del mes, cada jornada se convierte en un test en tiempo real del flujo de pesos, con la caución como termómetro inmediato.
Caución bursátil: qué riesgos reales enfrenta el inversor
La caución bursátil ofrece varias capas de riesgo que muchas veces se subestiman:
- Riesgo de tasa: es el principal. La tasa overnight cambia drásticamente según la liquidez del día. Lo que ayer rindió al 2% puede hoy superar los tres dígitos. Para el colocador, esto significa que el rendimiento final puede resultar muy diferente al esperado.
- Riesgo de liquidez del instrumento: aunque se pueda elegir entre plazos de 1 a 120 días, la realidad es que no existe rescate anticipado. En operaciones cortas, además, las comisiones pueden comerse buena parte de la ganancia si la tasa del día se derrumba.
- Riesgo regulatorio: las reglas del juego cambian. El Banco Central modifica encajes, abre o cierra ventanillas de liquidez y dicta comunicaciones como la A 8305, que redefine cómo se computan cauciones y pases para los bancos. Cada ajuste repercute de manera inmediata en las tasas.
- Riesgo de oportunidad: en un contexto de dólar e inflación en tensión, el timing es clave. Un mal movimiento puede dejar al inversor con una tasa inferior a la de un plazo fijo o incluso por debajo de lo que gana el dólar en la misma semana.
En teoría, el inversor minorista que presta dinero en cauciones no arriesga su capital. Pero en la práctica, se expone a un escenario donde las tasas no solo se mueven, sino que pueden dar un giro de 180 grados de un día para otro.
El juego político detrás de las tasas
La volatilidad de la caución no responde únicamente a la dinámica del mercado. Federico Machado, economista de Economía Open, explica que el Gobierno busca un delicado equilibrio: administrar los pesos para que el dólar no se dispare antes de las elecciones.
Cuando la divisa muestra presión, el Banco Central absorbe liquidez con pases pasivos al 40%. Cuando los pesos sobran demasiado, permite que las tasas caigan o habilita mecanismos para reordenarlas. De esa manera, la caución se convierte en un engranaje más del control de corto plazo sobre el mercado de cambios.
El problema para el inversor es que estas intervenciones no siempre son predecibles. La misma tasa que un día refleja un mercado tranquilo, al siguiente incorpora la señal política de que el BCRA necesita absorber pesos para evitar un salto cambiario.
Esto convierte a la caución en un instrumento condicionado, no solo por la liquidez, sino también por las decisiones discrecionales de la autoridad monetaria.
Qué debe tener en cuenta el ahorrista
Para el pequeño inversor, la caución sigue siendo más segura que prestarle a alguien en forma directa, porque la garantía está asegurada. Sin embargo, los episodios recientes dejan varias lecciones:
- Tolerancia a la volatilidad: si la expectativa es un rendimiento estable, la caución puede defraudar. Las tasas son un termómetro, no una foto fija.
- Horizonte y costos: en plazos muy cortos, las comisiones reducen la ganancia. Conviene calcular la tasa neta.
- Atención a la regulación: los cambios de encajes y las intervenciones del BCRA influyen en las tasas tanto como la oferta y demanda de pesos.
- Contexto macro: el inversor debe seguir de cerca la dinámica del dólar y las licitaciones del Tesoro, porque son factores que repercuten directamente en la caución.
Conclusión: ¿vale la pena subirse ahora?
La caución bursátil sigue siendo una herramienta valiosa para optimizar liquidez, sobre todo para empresas y ahorristas que priorizan capital protegido y horizontes cortos. Su riesgo crediticio para el colocador es bajo, gracias a garantías y liquidación centralizada. Esa fortaleza operativa no está en discusión.
Lo que sí está en discusión -y esta semana lo grita- es su riesgo de tasa. En un mercado donde la liquidez se mueve por licitaciones, encajes y ventanillas, la tasa no es un número estático. Es una variable viva, capaz de saltar de 2% a 148% en horas y arruinar la promesa de "tranquilidad" si el inversor no leyó el mapa.
Para quien quiere liquidez y rendimiento, la caución puede ser conveniente, pero no es automática: exige timing, atención al regulador y tolerancia a vaivenes. Para quien prioriza un ingreso estable y sin sorpresas, quizá convenga mirar otras opciones, al menos en semanas donde el sistema opera en modo quirófano.
La síntesis honesta: bajo riesgo de default, alto riesgo de volatilidad. Subirse a la inversión del momento sin medir esa diferencia es confundir seguridad operativa con estabilidad de precio. Y en cauciones, esa confusión se paga —caro— en la tasa.