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El dólar se juega en la provincia de Buenos Aires: qué escenario anticipan los analistas tras el domingo

La presión cambiaria y la falta de reservas marcaron un escenario que, según especialistas, exige recalibrar el programa económico
05/09/2025 - 17:35hs
El dólar se juega en la provincia de Buenos Aires: qué escenario anticipan los analistas tras el domingo

En la antesala de las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires, el dólar oficial del Banco Nación cerró este viernes con una suba de cinco pesos, en $1380 para la venta. El dólar mayorista, en cambio, se negoció con una baja de $7,5 y finalizó en $1355.

En el segmento financiero, el contado con liquidación avanzó 0,7% y terminó en $1390, mientras que el dólar MEP ganó 0,5% y cerró en $1385. En el mercado informal, el dólar blue se vendió con un incremento de cinco pesos, a $1370.

La tensión cambiaria volvió a instalarse como eje central en la agenda económica argentina. La combinación de elecciones decisivas, escasez de reservas y un programa económico cada vez más frágil generó un escenario de máxima incertidumbre para los inversores. Según coincidieron analistas de la city porteña, el rumbo del dólar y del riesgo país dependerá en gran medida de lo que ocurra en las urnas, especialmente en la provincia de Buenos Aires.

Los especialistas remarcaron que el Gobierno desplegó múltiples herramientas para intentar contener los movimientos del tipo de cambio: intervenciones en el mercado, ajustes en encajes y operaciones en futuros. No obstante, advirtieron que esas medidas solo aportan alivio en el corto plazo, pero a costa de costos crecientes para la estabilidad de mediano plazo.

La lectura del mercado es clara: mientras el oficialismo logre sostener un resultado ajustado en la provincia más poblada del país, los inversores podrían reaccionar con cierta calma. Pero un revés amplio abriría la puerta a una mayor dolarización de carteras, un incremento del riesgo país y presiones inmediatas sobre la demanda de pesos.

En este marco, los analistas coincidieron en que el Gobierno necesitará recalibrar su programa económico tras las elecciones de octubre. Con reservas en caída, tasas elevadas y un sistema financiero tensionado, sostener el esquema actual luce poco probable sin cambios estructurales.

Un diagnóstico que se confirma

Desde Eco Go recordaron que ya a fines de 2024 habían advertido sobre los riesgos de un esquema sostenido en atraso cambiario y tasas apenas por encima de la inflación. En ese entonces, el sistema financiero encontraba oxígeno en el carry trade, la baja del riesgo país y la expectativa de un regreso del crédito externo. Pero la falta de acumulación de reservas y la magnitud de los vencimientos en pesos medidos en dólares anticipaban que el cepo se mantendría como regla.

A casi un año de aquel diagnóstico, la consultora sostuvo que la realidad confirmó esas advertencias. En plena campaña electoral, el Gobierno enfrenta una combinación explosiva: sin reservas, sin financiamiento externo y con un esquema de tasas que perdió efectividad como ancla nominal. El oficialismo, apuntaron, subestimó la importancia de equilibrar dólar y tasas para sostener la estabilidad cambiaria sin controles férreos.

La estrategia de priorizar la baja de la inflación a través del atraso cambiario terminó siendo costosa. Al no aprovechar los meses de mayor ingreso de divisas para fortalecer al Banco Central, el Tesoro dejó expuesta la economía a mayores tensiones financieras y a una creciente dolarización de ahorros.

De hecho, entre abril y julio, la formación de activos externos ascendió a u$s 14.700 millones, aunque solo u$s 3.200 millones quedaron depositados en el sistema financiero. En julio, este movimiento alcanzó u$s 5.400 millones, reflejando la aceleración de la salida hacia el dólar.

Un mercado bajo presión

La eliminación del cepo en abril habilitó un canal inesperado para la demanda de divisas. Muchas empresas aprovecharon la compra de dólares por parte de individuos en el mercado oficial para canalizar sus coberturas, lo que dio lugar a operaciones de arbitraje conocidas como "rulo". Según Eco Go, ese mecanismo explicó cerca del 40% de la formación de activos externos en julio.

Ante el fin de la estacionalidad favorable en la oferta de divisas, el Gobierno reaccionó con un ajuste monetario severo. Implementó un canje de letras por encajes para reducir el costo fiscal de la suba de tasas, aunque con el riesgo de deteriorar la relación con los bancos y de aumentar la volatilidad financiera.

Las intervenciones poco habituales también marcaron la dinámica reciente. El Tesoro vendió u$s 354 millones fuera del mercado oficial, presuntamente para cancelar deuda provincial, y luego participó directamente en el MULC. Además, el Banco Central intensificó su accionar en los futuros. Estas maniobras reflejan la escasez de herramientas convencionales para sostener la estabilidad.

Al mismo tiempo, las tasas se volvieron insostenibles. La deuda más corta ya rinde más del 60% efectivo anual, más del doble de la inflación en el margen. Los bonos indexados por CER ofrecen retornos de más del 22%. Y el riesgo país escaló hasta 855 puntos, dejando en evidencia la fragilidad del escenario

El año electoral y sus riesgos

Para Eco Go, el calendario electoral intensifica la retroalimentación negativa entre política y economía. Cada shock adicional —como la reciente denuncia de corrupción en la compra de medicamentos— agrava la desconfianza y debilita la gestión macroeconómica.

El Gobierno pasó de una estrategia expansiva a otra ortodoxa: tasas altas, más encajes y controles indirectos. El objetivo inmediato es llegar a las elecciones sin una corrida mayor, aunque a costa de frenar la actividad y tensionar aún más al sistema financiero.

En la consultora advierten que la apuesta oficialista es resistir hasta los comicios del 26 de octubre, con una parada previa clave en la provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre. Una victoria ajustada en territorio bonaerense, combinada con un buen resultado a nivel nacional, podría ofrecer algo de alivio en el riesgo país y las tasas.

Pero el escenario luce binario. Incluso con un triunfo oficialista, la sostenibilidad del actual esquema aparece en duda. La necesidad de recalibrar la política cambiaria y financiera se impone como condición para evitar un desenlace más disruptivo.

Sostener la banda cambiaria

Desde AdCap remarcaron que el Gobierno mantiene una fuerte resistencia a ceder en el frente cambiario. Recordaron que en el primer trimestre el Banco Central sacrificó cerca de u$s 5.000 millones para sostener el ritmo del crawling peg. Más recientemente, el Tesoro confirmó que intervendría directamente en el mercado spot para calmar la incertidumbre tras el caso Spagnuolo.

La gran incógnita, según el bróker, es el resultado electoral de corto plazo. Si bien las elecciones bonaerenses no deben extrapolarse directamente a las nacionales, un revés mayor al 5% para el oficialismo podría desatar una reacción inmediata de los mercados, debilitando la demanda de pesos y forzando una corrección cambiaria.

La defensa del techo de la banda cambiaria es, para los analistas, una prioridad absoluta. Consideran que el Gobierno no está dispuesto a abandonarlo y que, si fuese necesario, podría incluso reinstaurar restricciones como un nuevo cepo. La clave pasa por la capacidad del Tesoro de renovar su deuda, un punto que hasta ahora se sostuvo con subas de encajes.

En el consenso de mercado, apuntó AdCap, todavía se cree posible sostener el techo en el corto plazo. Esa franja funciona como cobertura natural para los bonos en pesos, dado que el Banco Central intervendría para defenderla. Pero la contracara es la caída de reservas, un factor que debilita a los bonos en moneda extranjera y aumenta la vulnerabilidad financiera.

 

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