Acciones argentinas cerraron mixtas y los bonos en dólares rebotaron, tras el lunes negro
Luego del desplome postelectoral, el martes 9 de septiembre los mercados argentinos mostraron señales encontradas. Los ADRs y las acciones locales comenzaron la rueda con avances moderados, en un intento de recuperación técnica después del derrumbe del lunes, cuando las pérdidas llegaron hasta el 25%. Sin embargo, con el correr de la jornada, el rebote se fue debilitando y varios papeles revirtieron las subas iniciales.
El trasfondo político siguió marcando la agenda. La derrota de La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires el domingo golpeó de lleno en las expectativas de gobernabilidad. Para los inversores, la lectura fue clara: mayor fragilidad política implicaba más dudas sobre la viabilidad de reformas y compromisos fiscales.
Ese escenario, sumado a la presión cambiaria y a las recomendaciones negativas de bancos internacionales, había provocado una jornada inicial de ventas masivas en bonos y acciones. El martes, en cambio, la dinámica fue más matizada: los activos locales buscaron piso, pero la volatilidad persistió en toda la plaza financiera.
La incertidumbre, lejos de disiparse, siguió condicionando las decisiones de los operadores. La rueda dejó un saldo dispar: mientras los bonos en dólares lograron rebotar con fuerza, las acciones cerraron mixtas y el índice Merval volvió a ceder.
ADRs: de la recuperación inicial a un cierre dispar
En Wall Street, los papeles argentinos comenzaron con rebotes que superaron el 4% en algunos casos, pero el buen inicio no se sostuvo hasta el final. Entre los mayores avances diarios se destacaron Transportadora de Gas del Sur ( 3,7%), Pampa Energía ( 3,5%), YPF ( 2,8%), Telecom ( 1,4%) y Edenor ( 1,3%).
Sin embargo, varios ADRs se dieron vuelta y terminaron en terreno negativo. Banco Supervielle encabezó las pérdidas con un retroceso del 3,5%, seguida por Globant (-2,5%), Banco Macro (-2,4%), Cresud (-2,1%) y Ternium (-1,9%).
La foto del martes reflejó la debilidad de la recuperación: aunque algunos sectores energéticos lograron sostener la suba, el segmento financiero y compañías ligadas al consumo volvieron a sufrir ventas.
Los operadores explicaron que las compras tácticas iniciales se agotaron rápidamente y que el rebote fue más técnico que fundamental. Sin definiciones de política económica claras, los flujos se mantuvieron en modo defensivo.
Bonos soberanos: rebote firme en la curva Nueva York
La nota positiva vino de la deuda. Los bonos soberanos en dólares mostraron una recuperación destacada tras el derrumbe de la víspera. En la curva ley Nueva York, los Globales avanzaron entre 2% y 3%, en un rebote técnico que devolvió algo de aire a carteras castigadas.
El lunes, los bonos habían llegado a perder hasta 10% y el riesgo país había saltado por encima de los 1.100 puntos básicos, marcando el nivel más alto en once meses. El martes, aunque la mejora de precios fue significativa, los rendimientos siguieron en niveles de estrés, con tasas que superaron el 16% anual.
La preferencia se concentró en los tramos cortos y medios de la curva, mientras que los Bonares bajo ley local mostraron menor demanda. Para analistas de mercado, esto respondió tanto a la búsqueda de liquidez como a la percepción de mayor riesgo jurídico en los títulos locales.
El rebote de los Globales, no obstante, fue leído como un alivio parcial y no como una señal de cambio de tendencia. La presión política y la incertidumbre sobre la relación con el FMI continuaron pesando sobre la curva.
El Merval no logra sostenerse
En la Bolsa porteña, el S&P Merval no consiguió recomponerse. Tras un arranque positivo, el índice terminó con una caída del 0,1%, lo que prolongó el golpeado clima de mercado.
Dentro del panel líder, las bajas más importantes correspondieron a Grupo Supervielle (-5%), Banco de Valores (-4,8%) y Banco Macro (-2,9%). Por el contrario, algunas compañías de servicios y energía mostraron avances, entre ellas Metrogas ( 2,8%) y Central Puerto ( 2,6%).
La rueda local estuvo atravesada por un clima de cautela. Aunque hubo intentos de compras selectivas, el flujo vendedor volvió a imponerse en gran parte del segmento financiero. La falta de definiciones en materia fiscal y política continuó pesando sobre las expectativas.
En paralelo, el volumen operado fue bajo, lo que reforzó la idea de que la recuperación inicial respondió a ajustes técnicos más que a un cambio de visión estructural sobre los activos argentinos.
La sombra del lunes y la lectura política
El recuerdo de la jornada anterior siguió presente. El lunes, tras la derrota oficialista, los mercados argentinos vivieron una de las peores ruedas del año: los ADRs llegaron a caer hasta 25%, el Merval se hundió 13% y los bonos perdieron más del 10% en algunos tramos.
Ese movimiento respondió a un diagnóstico común: el golpe electoral en el principal distrito del país debilitó al Gobierno en su segunda mitad de mandato y puso en duda su capacidad de avanzar con reformas y estabilizar la economía.
Las ventas del lunes fueron reforzadas por recomendaciones negativas de bancos internacionales, que ajustaron sus carteras emergentes y recortaron exposición a riesgo argentino. La combinación de factores dejó a los activos en mínimos de varios meses y disparó el riesgo soberano.
En ese contexto, el martes fue apenas un respiro parcial: los bonos recuperaron algo de aire, pero las acciones no lograron sostener la reacción y terminaron sin tendencia definida.
Precios de oportunidad o trampa de valor
El debate entre analistas giró en torno a si los precios actuales representan una oportunidad de compra o si, por el contrario, son una trampa de valor. El rebote de los bonos y de algunos ADRs apenas recuperó una fracción del derrumbe del lunes.
La paridad de los títulos largos y medios siguió descontando escenarios de reperfilamiento en algún horizonte, lo que mantuvo altas las primas de riesgo. Al mismo tiempo, los múltiplos de las acciones quedaron en niveles históricamente bajos frente a comparables regionales.
Algunos especialistas señalaron que recompras corporativas —como la anunciada por Pampa Energía— y la publicación de balances podrían funcionar como catalizadores de corto plazo. Pero advirtieron que, sin señales claras de coordinación política y un plan económico creíble, los activos argentinos seguirían bajo presión.
El mensaje del mercado fue claro: la ventana de confianza se mide en horas, no en meses. Si no aparecen anclas fiscales y políticas, los rebotes se diluyen rápidamente.
Perspectivas a corto plazo
Con el cierre del martes, los inversores quedaron a la espera de definiciones oficiales. Cualquier anuncio de medidas económicas o cambios en el gabinete podía alterar el humor del mercado en las próximas ruedas.
En el plano táctico, un nuevo repunte sostenido en bonos y ADRs sería visto como una señal incipiente de estabilización. En cambio, otro giro negativo en acciones acompañado por presión cambiaria volvería a instalar la dinámica de ventas.
El foco inmediato pasó por el riesgo país: mantenerse por encima de los 1.100 puntos complicó el acceso al financiamiento externo y encareció los planes de capital de las empresas. Normalizar esa métrica requeriría previsibilidad política y señales fiscales firmes.
La rueda del martes dejó una conclusión evidente: hubo rebote, pero no cambio de tendencia. El mercado siguió en estado de prueba, midiendo cada gesto de la política y asignando valor a los activos con cautela extrema.