MERCADO CAMBIARIO

Los dólares financieros saltaron hasta los $1.500, tras las nuevas restricciones del BCRA

Las últimas medidas del BCRA y liquidez del agro reforzaron reservas, pero el mercado duda de la estabilidad del dólar en el corto y mediano plazo
Por Marcos Phillip
FINANZAS - 29 de Septiembre, 2025

El dólar minorista se vendió este lunes 29 de septiembre con una suba de treinta pesos, en $1.380, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negoció con tendencia alcista, a $1.360. En el segmento informal, el dólar blue se ubicó con una caída de diez pesos, en $1.430. En el segmento financiero, el contado con liquidación avanzó a $1.496 ( 1,8%), mientras que el MEP ascendió a $1.448 ( 1,2%).

El mercado cambiario argentino volvió a ser sacudido por la implementación de nuevas restricciones que alteraron el humor de los inversores y reconfiguraron las expectativas. La dinámica de los últimos días estuvo marcada por medidas del Banco Central que apuntan a contener la pérdida de reservas en un contexto preelectoral complejo y, al mismo tiempo, por señales de intervención que generaron movimientos bruscos en las cotizaciones financieras. El regreso de normativas que limitan el uso de los dólares comprados en el mercado oficial encendió alarmas, no solo por el efecto inmediato en las operaciones, sino también por la lectura de que se profundiza un esquema regulatorio cada vez más rígido.

En paralelo, la reacción de los agentes económicos dejó en claro que la confianza sigue siendo un bien escaso. La novedad se conoció en plena rueda bursátil y rápidamente los precios de bonos y acciones reflejaron el malestar de los inversores. El mercado interpretó que, más allá del objetivo puntual de frenar arbitrajes que erosionaban las reservas, la disposición se convierte en un nuevo recordatorio de que la estabilidad cambiaria depende cada vez más de controles administrativos y no de un equilibrio genuino entre oferta y demanda.

Al mismo tiempo, la dinámica de las reservas mostró un giro relevante: mientras semanas atrás el Banco Central se vio forzado a vender dólares para contener el tipo de cambio, en los últimos días el Tesoro aprovechó el ingreso extraordinario de divisas del sector agroexportador para comprar en bloque y reforzar su poder de fuego. Esa estrategia permitió un incremento en los activos internacionales, aunque su sostenibilidad luce condicionada por la naturaleza transitoria de la oferta. El interrogante es qué sucederá cuando el viento de cola comercial se disipe.

Restricciones cruzadas y reacción del mercado

Desde Grupo SBS señalaron que la Comunicación A8336 del Banco Central introdujo un límite claro: quienes compren dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios no podrán destinarlos a operaciones con títulos que liquiden en moneda extranjera durante noventa días. La norma busca frenar el conocido "rulo", práctica mediante la cual se adquirían divisas al tipo de cambio oficial para luego venderlas en el MEP o el contado con liquidación, aprovechando la brecha cambiaria.

Los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que el objetivo inmediato es evitar que esta operatoria continúe debilitando las reservas internacionales en un contexto de fragilidad. Sin embargo, advirtieron que estas medidas suelen generar efectos secundarios: a la larga, incentivan una mayor demanda de dólares oficiales, ya que los agentes ven reducidas las alternativas de cobertura.

La novedad llegó en plena rueda financiera del pasado viernes y la reacción fue negativa. Para los especialistas del bróker, la disposición se tradujo en caídas de bonos y acciones, reflejando un aumento de la desconfianza. La lectura predominante fue que cada nueva restricción añade incertidumbre y limita el margen de maniobra de los inversores.

Sus analistas remarcaron que el costo reputacional de este tipo de decisiones no debe subestimarse. Más allá de contener arbitrajes específicos, cada endurecimiento regulatorio refuerza la percepción de que el mercado opera bajo crecientes distorsiones, un factor que desalienta la inversión y eleva la volatilidad.

Un cambio en la dinámica de reservas

Nahuel Bernués, desde su cuenta personal en X, destacó que en el mercado de contado se hicieron visibles dos motores de peso. Por un lado, el Tesoro volvió a comprar dólares en bloque, generando una demanda oficial significativa. Por otro, el sector agroexportador liquidó masivamente divisas gracias a la reducción transitoria de retenciones al cero por ciento.

El analista precisó que en cuestión de días se completó el cupo de 7.000 millones de dólares previsto en este esquema. Ese flujo extraordinario se tradujo en una oferta inmediata que ayudó a descomprimir las tensiones cambiarias y otorgó aire al programa económico en el corto plazo.

Bernués apuntó que la diferencia con la semana previa fue notoria: mientras entonces el Banco Central debió vender dólares para defender el techo de la banda, ahora el Tesoro compró de manera agresiva, permitiendo que las reservas internacionales subieran 1.979 millones de dólares.

Para el especialista, el mensaje que recibió el mercado es que el Gobierno escuchó las señales y ajustó la estrategia. En lugar de planchar el precio del dólar con intervenciones, decidió priorizar la acumulación de poder de fuego, un cambio que refuerza la posición de cara a los compromisos financieros.

Riesgos de un esquema transitorio

Para analistas la combinación de factores —ventanas de retenciones en cero, Tesoro comprador y nuevas restricciones— generó un alivio inmediato en el frente cambiario. Sin embargo, remarcaron que se trata de un escenario transitorio y no estructural.

Y advirtieron que, cuando cese el aporte extraordinario del agro, la estabilidad dependerá mucho más de la confianza que logre sostener el programa económico que de los flujos inmediatos. El riesgo central es que, sin ese respaldo, la presión vuelva a concentrarse en el mercado oficial.

Bernués coincidió en que el programa ganó aire gracias a los ingresos del campo y a las reglas que impidieron arbitrajes, pero subrayó que el desafío será sostener la calma cuando esos factores se diluyan. En su visión, el verdadero test se dará cuando la normalización de tasas avance y el agro deje de estar en el centro de la escena.

La calma actual es producto de incentivos puntuales. Lo que definirá el rumbo será la capacidad del Gobierno de transformar estas medidas en un esquema que pueda sostenerse sin depender de ingresos extraordinarios ni de controles adicionales.

¿Estabilidad o alivio pasajero?

El impacto inmediato de la Comunicación A8336 fue claro: se logró bloquear un mecanismo que erosionaba reservas, pero a costa de reforzar la percepción de que el esquema cambiario necesita cada vez más parches. El desafío será evitar que estas disposiciones se conviertan en un círculo vicioso de restricciones y mayor demanda de dólares oficiales.

Bernués, desde su análisis en X, consideró que el alivio también se refleja en los bonos, que encuentran respaldo en la certeza de que el pago de deuda de enero ya estaría cubierto gracias a las compras oficiales. Sin embargo, advirtió que ese efecto positivo podría ser efímero si no se consolida una estrategia de mediano plazo.

Para los analistas de la city, la confianza del mercado sigue siendo el talón de Aquiles. Mientras persista la percepción de que la estabilidad depende de medidas extraordinarias, cada nueva restricción alimentará la volatilidad en lugar de disiparla.

En síntesis, el consenso es que el dólar se encuentra en un equilibrio frágil. La pregunta central es si el esquema actual podrá transformarse en una plataforma sostenible o si solo se trata de una pausa antes de nuevas turbulencias.

 

Te puede interesar

Secciones