MERCADO CAMBIARIO

El dólar oficial volvió a subir con fuerza y el Tesoro tuvo que vender u$s500 millones para contenerlo

El futuro del tipo de cambio oficial dependerá del respaldo externo y de la capacidad del Gobierno para administrar un mercado desbalanceado
Por Marcos Phillip
FINANZAS - 01 de Octubre, 2025

En la primera rueda del mes, el dólar minorista subió este miércoles $50 a $1.450, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negoció con un incremento de 43 pesos, a $1.423. En el segmento informal, el dólar blue salta quince pesos, en $1.460. En el segmento financiero, el contado con liquidación avanzó a $1.574 ( 2,1%), mientras que el MEP trepó a $1.528 ( 2,3%).

Así, la brecha entre el CCL con el tipo de cambio mayorista se mantiene en torno al 10,6%.

El mercado volvió a detectar intervención oficial en el mercado de cambios. Este martes, luego de que tocara un pico de $1.450 sobre el mediodía, se detectaron una "barrera" de órdenes de venta a $1.380 por parte del Tesoro, que desinflaron los precios y los mantuvo en ese nivel. En el mercado consideran que la decisión puso responder a la intención de no incrementar las pérdidas del BCRA por su intervención en los contratos de dólar futuro que vencían ayer.

Este miércoles, fuentes del mercado volvieron a notar el mismo modus operandi que ayer, con una barrera de órdenes de venta dispuestas por el Banco Central por cuenta y orden del Tesoro. Sin embargo, esta vez la oferta volcada la ubicó en $1.425.

De hecho, algunos operadores estimaron que las ventas del Tesoro rondaron los u$s500 millones, lo que dio cuenta de una escasa oferta privada y una demanda que se mantiene elevada, en un mercado tenso rumbo a las elecciones legislativas. 

"Hoy el Tesoro puso dos ‘paredones’ en $1.425 por 800 millones de dólares. Fue el único offer del mercado. Según trascendidos, habría vendido u$s450 millones hoy", indicó Nicolás Cappella, analista de IEB.

Crece la tensión con el dólar y el Gobierno tuvo que intervenir

El mercado cambiario argentino atraviesa una etapa de altísima tensión que combina desequilibrios estructurales, condicionamientos externos y expectativas políticas crecientes. En un contexto donde las reservas del Banco Central se encuentran bajo presión y la demanda de cobertura en dólares no cede, el Gobierno desplegó una batería de medidas de emergencia que incluyen baja de retenciones, mayor segmentación en el acceso a divisas y la búsqueda de apoyo financiero internacional. Estas decisiones se inscriben en un escenario en el que la estabilidad del dólar aparece cada vez más frágil y los agentes económicos evalúan la sostenibilidad de un esquema que parece agotarse a medida que se acercan las elecciones.

La dinámica reciente muestra cómo, pese a los esfuerzos oficiales por contener la escalada, el tipo de cambio mayorista llegó rápidamente al techo de la banda y obligó a la autoridad monetaria a desprenderse de más de 1.100 millones de dólares en solo tres jornadas. Lejos de estabilizar el panorama, esa intervención alimentó dudas sobre la capacidad de sostener la estrategia hasta octubre sin un deterioro más profundo en las reservas.

El Gobierno reaccionó con medidas orientadas a incentivar la oferta de divisas, como la eliminación transitoria de retenciones al agro, lo que derivó en una liquidación récord en apenas días. También reforzó restricciones en el acceso a dólares financieros, en un intento de frenar la dolarización vía empresas y grandes operadores. Al mismo tiempo, el Ejecutivo recibió un fuerte respaldo político y económico de Estados Unidos, con anuncios de apoyo inédito que recordaron a los rescates de los noventa. Sin embargo, persisten dudas respecto al momento en que esos fondos efectivamente llegarán y sobre cuáles serían las condicionalidades de ese auxilio.

En este marco, el futuro del dólar y del esquema cambiario argentino dependerá tanto del desenlace electoral como de la capacidad de gestión para administrar un mercado desbalanceado, con reservas frágiles y expectativas de devaluación cada vez más instaladas. Los analistas coinciden en que el tránsito hasta los comicios será complejo, con elevada volatilidad y riesgos de sobresaltos que podrían condicionar el arranque de la próxima etapa económica.

Intervenciones del BCRA y un esquema al límite

Desde la consultora económica Ecolatina se remarcó que la estrategia inicial del Gobierno combinó una baja en las tasas de interés, el retiro del Tesoro del mercado y la amenaza de intervención en el techo de la banda cambiaria como principal mecanismo de control. Con un poder de fuego superior a los 15.000 millones de dólares, la autoridad monetaria buscó dar señales de solidez. Sin embargo, los especialistas advirtieron que el uso de reservas nunca es inocuo: tanto el ritmo como la magnitud de las ventas podían comprometer la sostenibilidad del esquema.

La presión cambiaria llegó antes de lo esperado. El 17 de septiembre el tipo de cambio mayorista tocó el techo de la banda y el BCRA tuvo que vender 42 millones de dólares. En las jornadas siguientes la situación se agravó con ventas de 390 millones y 678 millones respectivamente, configurando la mayor liquidación diaria desde octubre de 2019. En apenas tres ruedas, se perdieron más de 1.100 millones, un drenaje que encendió todas las alarmas.

Ese escenario se tradujo en un aumento del Riesgo País por encima de los 1.400 puntos básicos. Para los analistas, el mercado percibió que la prioridad oficial estaba en frenar la escalada cambiaria más que en garantizar el pago de vencimientos. De esta manera, se generó un círculo de retroalimentación negativa: la presión sobre el dólar alimentó el riesgo soberano y la suba del riesgo soberano amplificó la demanda de cobertura.

Según Ecolatina, la respuesta del Gobierno fue inmediata. Se avanzó en medidas de emergencia para recuperar divisas y estabilizar expectativas, pero el diagnóstico seguía siendo de fragilidad. A pesar de las intervenciones, la dinámica mostraba que sostener el esquema hasta las elecciones implicaba costos cada vez más elevados.

La liquidación del agro y un alivio transitorio

Una de las principales apuestas oficiales fue estimular la oferta de dólares del agro. Para ello, se eliminaron las retenciones a granos y derivados hasta alcanzar un cupo de 7.000 millones de dólares en exportaciones. La condición fue que el 90% de esas divisas debía liquidarse en apenas tres días hábiles tras la declaración. Con un costo fiscal cercano al 0,2% del PBI, la medida resultó efectiva y permitió una liquidación récord en tiempo récord.

Ecolatina explicó que este flujo dio aire al Tesoro, que retomó compras en el mercado cambiario. En la misma línea, las reservas lograron recomponerse parcialmente, con subas significativas en los días de mayor liquidación. Este efecto estabilizador le dio al Gobierno un respiro momentáneo y permitió acumular un colchón de divisas frente a la volatilidad.

No obstante, Pablo Moldován advirtió desde su cuenta personal de X que este alivio era transitorio. Para el economista, el Tesoro llevaba comprados alrededor de 1.700 millones de dólares en las últimas ruedas, pero quedaba solo una jornada de oferta abundante. Después de eso, el mercado volvería a quedar extremadamente desbalanceado, con una oferta mínima y una demanda en ascenso.

El especialista agregó que octubre históricamente representa un mes difícil para las reservas, sobre todo en años electorales. Recordó que en 2019, sin controles a la formación de activos externos, se perdieron más de 4.000 millones de dólares en pocas semanas. Bajo este antecedente, anticipó un panorama complejo, donde la inestabilidad podría volver a trasladarse a los dólares financieros.

Segmentación cambiaria y expectativas de devaluación

En paralelo, el Gobierno reforzó la segmentación entre el dólar oficial y el financiero. Ecolatina señaló que la medida buscó evitar que las compras de activos externos por parte de individuos abastecieran la demanda de las empresas en el circuito financiero. Fue la tercera regulación de este tipo en pocos meses, un signo de que las autoridades se muestran cada vez más restrictivas.

Moldován coincidió en que este ajuste regulatorio refleja un sesgo pesimista por parte del Ejecutivo. Desde su mirada, si la norma logra funcionar, la consecuencia será un ensanchamiento de la brecha entre el dólar oficial y el financiero. Esta mayor diferencia podría reforzar las expectativas de una devaluación post electoral, lo que terminaría retroalimentando la demanda de cobertura en el mercado.

El economista puntualizó que los controles imperfectos tienden a tener un efecto adverso: aun cuando no existan maniobras especulativas, la sola percepción de restricciones genera incentivos para dolarizarse. En ese sentido, consideró que el riesgo de que aumente la formación de activos externos persiste, incluso bajo un esquema más cerrado.

Para Ecolatina, el costo de esta estrategia será un esquema cambiario con mayor brecha y distorsiones macroeconómicas crecientes. El contraste con el diseño original de las bandas cambiarias es evidente: lo que buscaba ser un marco flexible terminó convertido en un sistema rígido y costoso.

El condicionamiento externo y la mirada hacia octubre

Otro punto central es el apoyo financiero de Estados Unidos. Para Ecolatina, el respaldo político y económico fue un verdadero "game changer", ya que incluyó la posibilidad de compras de bonos argentinos, un crédito stand-by y una línea swap por 20.000 millones de dólares. Aunque no se definieron plazos concretos ni condicionalidades, el anuncio permitió recuperar confianza en el corto plazo, con caída del dólar y baja del Riesgo País.

Moldován, por su parte, remarcó en X que este salvataje también reduce los grados de libertad del Gobierno. Desde su perspectiva, implica aceptar lineamientos más convencionales, similares a los que promueve el FMI: dólar más alto, acumulación de reservas y una política monetaria ortodoxa.

El economista planteó incluso una interpretación más delicada: el mensaje del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, podría implicar que el apoyo dependa del resultado electoral. Este matiz, lejos de reducir la incertidumbre, podría potenciar la demanda de dólares en la previa de los comicios.

En definitiva, tanto para la consultora como para el especialista, el escenario hacia octubre luce cargado de turbulencias. El camino será estrecho, con riesgos de nuevas tensiones cambiarias y financieras si no aparecen novedades adicionales de financiamiento o medidas contundentes.

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