El dólar oficial volvió a subir y ya se vende a $1.450: cómo sigue la brecha con el blue
El dólar oficial cerró este jueves 20 de noviembre con una suba de $20, a $1.450, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa trepó a $1.420 para la venta, lo que implica un avance del 1% respecto del cierre del miércoles.
En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1.478 (-0,7%), y el MEP se ubica a $1.446 (+0,5%). Por último, en el segmento informal, el blue se negociaba, a $1.425.
El dólar volvió al centro del debate y el mercado financiero empezó a seguir cada movimiento con una atención milimétrica. En los últimos días, ocurrió algo que tomó por sorpresa a operadores y bancos: aun con cambios políticos profundos y un rally fuerte en bonos y acciones, el tipo de cambio se movió menos de lo esperado. Esa moderación, tan poco frecuente en la economía local, abrió una pregunta clave: ¿estamos ante una nueva fase de estabilidad o frente a una calma que puede romperse de un momento a otro?
La caída de tasas de interés, el regreso del carry trade, el descenso del riesgo país, la irrupción de nuevas emisiones corporativas en dólares, la estacionalidad de fin de año y la necesidad de sostener la demanda de pesos reconfiguraron por completo el tablero cambiario. Al mismo tiempo, se acercan meses críticos —diciembre y enero— que suelen tensionar al mercado y acelerar movimientos en el tipo de cambio.
Mientras tanto, la estrategia oficial mantiene un punto claro: no habrá recalibración de las bandas cambiarias. Y esto ocurre al mismo tiempo en que se consolidan señales que generan dudas: tasas reales negativas, reservas lejos de las metas y pagos de deuda que requieren dólares en un contexto donde el Banco Central todavía no compra divisas en el mercado. Todo este entramado dejó una conclusión compartida entre economistas y operadores: el dólar entró en una zona delicada, donde la estabilidad actual depende de piezas que deben encajar con precisión. Una mínima alteración podría modificar el escenario por completo.
Un esquema de bandas que no se toca
El comportamiento del dólar fue tan moderado que sorprendió a quienes monitorean el mercado día a día. Desde la consultora 1816 remarcaron que el tipo de cambio fue la variable que menos respondió al shock de expectativas, incluso después de señales contundentes en bonos y acciones. Para la consultora, el impacto se explica por dos factores: la fuerte baja de tasas en pesos y la reducción de cobertura privada en futuros por alrededor de USD 4.000 millones.
Eco Go aportó otro ángulo decisivo: el Gobierno no está dispuesto a modificar el esquema de bandas y sostiene su funcionamiento aun con tasas reales negativas. Según su lectura, la estrategia oficial apunta a reactivar el carry trade y mantener contenidas las expectativas cambiarias.
Ambas consultoras coinciden en que la prioridad es sostener la estabilidad nominal, aunque difieren en el foco. Para 1816, la meta central del Gobierno sigue siendo desinflar, incluso si eso implica sacrificar acumulación de reservas. Eco Go detecta un cambio discursivo: ahora se afirma que el ritmo de compras de dólares dependerá de la demanda de pesos, bajo el supuesto de que se podrán refinanciar los próximos vencimientos.
En este contexto, la intervención del Tesoro cuando el dólar perforó los $1.400 fue leída como una posible señal de dónde podría ubicarse un nuevo piso dentro de la banda. El techo, por ahora, se mantiene firme y sin necesidad de defensa directa.
Bonos, riesgo país y acceso al crédito: señales que condicionan al dólar
Los bonos en dólares sostuvieron un rally fuerte en las últimas semanas. Desde 1816 señalaron que, sin shocks externos, la compresión de rendimientos podría continuar, lo que incluso habilitaría un retorno al mercado internacional. Según sus cálculos, el Global 2035 rinde alrededor del 10%, perforando niveles que no se veían desde enero.
Eco Go analiza el mismo fenómeno desde el financiamiento: la caída del riesgo país mejora notablemente las chances de que el Tesoro coloque deuda en dólares para cubrir los pagos de enero, que suman USD 3.600 millones con privados y USD 4.300 millones si se incluyen acreedores públicos. Si eso ocurre, el Gobierno necesitará menos pesos para comprar divisas y, en consecuencia, el dólar enfrentaría menos presión.
A esto se suma otro dato clave que ambas consultoras destacaron: el boom de emisiones corporativas en dólares. Desde el 27 de octubre, las empresas colocaron USD 2.631 millones, y podrían sumarse las provincias. Para 1816, esto inyecta dólares al mercado spot en el corto plazo. Eco Go lo ve como un amortiguador en meses donde la liquidación del agro es mínima, agravada por adelantos previos.
Con estos elementos, la City concluye que la estabilidad del dólar no se explica por una única variable, sino por un entramado de señales simultáneas: menor riesgo país, más financiamiento disponible y más dólares privados circulando.
Los cuatro caminos para pagar deuda sin mover el dólar
Eco Go identificó cuatro opciones concretas para que el Gobierno pueda afrontar los pagos de deuda en dólares sin provocar tensiones cambiarias. Las dos primeras no requieren pesos:
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Uso de dólares del swap con el Tesoro de Estados Unidos.
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Ingreso de divisas por la liquidación de nuevas emisiones corporativas.
Las otras dos sí necesitan pesos:
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Reapertura del BONTE TY30P para atraer dólares de no residentes.
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Colocación de nueva deuda soberana en dólares, que para Eco Go es la alternativa más relevante dada la baja del riesgo país.
Desde 1816 agregaron una variable crítica: la cuenta 2020, utilizada para comprar dólares y pagar vencimientos en pesos. Se fondeó con el desarme de pasivos remunerados por $16 billones y con transferencias de utilidades por otros $12 billones. Hoy quedan $4,9 billones, mientras que el Tesoro mantiene $14 billones adicionales dentro del BCRA.
Ambas consultoras coinciden en que estas herramientas dan un margen razonable para evitar tensiones inmediatas. Pero también advierten que el equilibrio es frágil: la demanda de pesos y el calendario de vencimientos definirán si el dólar puede sostener su estabilidad actual.
Conclusión
El dólar transita una etapa donde cada señal importa. Desde 1816 advierten que la estabilidad depende de sostener las bandas y evitar shocks, mientras que Eco Go pone el foco en la capacidad del Tesoro para refinanciar deuda sin emitir pesos. Ambas visiones marcan un punto en común: el equilibrio es fino.
Diciembre y enero serán decisivos. La mayor demanda de circulante, la menor liquidación del agro y los pagos en dólares conforman un combo de alta sensibilidad. Cada una de estas variables puede mover el tipo de cambio por sí sola.
El mercado también sabe que la baja del riesgo país y el avance de las emisiones corporativas actúan como amortiguadores. Pero entiende que la estabilidad actual no está garantizada. La liquidez del Tesoro, el nivel de tasas y los flujos en dólares serán clave.
Por eso, muchos operadores coinciden en que el dólar ingresó en una zona peligrosa: no de crisis inmediata, pero sí de vulnerabilidad. Si las piezas siguen alineadas, el rango actual podría sostenerse. Si alguna se mueve, la reacción podría ser rápida.