• 4/12/2025
ALERTA

El "nuevo petróleo" es rojo: por qué el cobre puede explotar en 2026 y desatar un boom histórico

La carrera por la Inteligencia Artificial, la falta de oferta y un déficit global inminente empujan al cobre a un escenario sin precedentes.
03/12/2025 - 11:01hs
El "nuevo petróleo" es rojo: por qué el cobre puede explotar en 2026 y desatar un boom histórico

El mercado global está atravesando un giro silencioso pero decisivo. Mientras el petróleo sigue condicionado por la geopolítica y las criptomonedas se mueven al ritmo del humor inversor, el cobre se transformó en el protagonista inesperado del año.

Lo que parecía un metal más en el universo de los commodities hoy es un activo estratégico que sostiene dos revoluciones simultáneas: la transición energética y el avance imparable de la Inteligencia Artificial.

La señal del 2025 fue contundente. El cobre salió de su letargo con una fuerza que alteró carteras y pronósticos en todo el mundo. El ETF de mineras $COPX avanza más del 56% en el año y superó sin esfuerzo al S&P 500 y al Nasdaq, un movimiento que el mercado ya no puede atribuir solo a especulación. Detrás de esta escalada hay un fenómeno físico y económico mucho más profundo: la demanda global está creciendo a un ritmo que la oferta no puede acompañar.

Los principales bancos de inversión coinciden en que 2026 no será una continuación del rally, sino el año donde el cobre podría romper todos los techos históricos. Y para el inversor argentino, acostumbrado a cubrirse en dólar o ladrillo, esta tendencia abre una oportunidad excepcional para posicionarse en un sector que puede marcar el pulso de la economía mundial durante los próximos años.

UBS marcó la oportunidad

La advertencia más fuerte llegó desde UBS, que sorprendió con un pronóstico que ya está circulando con fuerza entre operadores y fondos: el cobre podría llegar a u$s 13.000 la tonelada en diciembre de 2026. La entidad habla de una "tormenta perfecta" donde chocan dos fuerzas que no dan tregua: una oferta limitada por problemas estructurales y una demanda impulsada por tecnologías que no pueden esperar.

El banco proyecta una escalada casi milimétrica durante el próximo año: u$s 11.500 en marzo, u$s 12.000 en junio y u$s 12.500 en septiembre. Pero lo relevante no es la velocidad, sino la causa. Las grandes minas de Chile, Perú y otros productores clave están extrayendo cobre de menores leyes minerales, lo que significa más trabajo, más costos y menos metal por tonelada procesada. Y lo más desafiante: no hay nuevos proyectos lo suficientemente grandes como para revertir esta tendencia en el corto plazo.

UBS remarca un dato que inquieta al mercado: incluso los precios actuales, que están en niveles históricamente altos, no alcanzan para estimular la inversión masiva que el mundo necesitará para mantener la electrificación global. Por eso anticipan que la única salida será una suba de precios lo suficientemente fuerte como para enfriar parte del consumo.

Aun así, no descartan turbulencias. Un tropiezo en la economía china —que concentra más del 50% del consumo mundial— podría generar correcciones temporales. Pero para los analistas, la tendencia estructural del metal ya está decidida.

La Inteligencia Artificial cambió todo: el cobre ahora es infraestructura crítica

Hasta hace poco, el gran impulsor del cobre era la transición energética. Paneles solares, parques eólicos y autos eléctricos fueron el centro del análisis durante años. Pero en 2025 apareció un nuevo actor que desordenó los modelos tradicionales: la Inteligencia Artificial.

Los centros de datos que entrenan modelos como ChatGPT, Gemini o Claude consumen cantidades astronómicas de energía. Esa energía circula por kilómetros de cableado de cobre, y los sistemas de refrigeración para chips de alta potencia también dependen del mismo metal. Este fenómeno tomó a los economistas por sorpresa: la IA no solo necesita computación, sino infraestructura eléctrica, y esa infraestructura es profundamente intensiva en cobre.

Goldman Sachs reconoce esta dinámica y señala que, aunque en el muy corto plazo podría verse un superávit moderado, el mercado se encamina hacia una escasez severa hacia el final de la década. Su proyección a largo plazo —u$s 15.000 la tonelada— refleja un escenario donde la demanda tecnológica se vuelve imparable.

Además, los países desarrollados están compitiendo por asegurar suministro. Estados Unidos, China y Europa están involucrados en una carrera estratégica para controlar minerales críticos, lo que impulsó fusiones y adquisiciones en la industria. El cobre dejó de ser un simple commodity y pasó a ser una cuestión de seguridad nacional.

Wall Street coincide en algo clave: el piso del cobre ya no es el mismo

Las proyecciones de los grandes bancos muestran matices, pero un punto de coincidencia muy claro: el piso se corrió hacia arriba.

UBS lidera el optimismo extremo, pero no está solo. Citi ve un precio promedio de u$s 12.000 en el segundo trimestre de 2026 y destaca que la manufactura global y los futuros recortes de tasas de la Reserva Federal funcionarán como catalizadores. Bank of America también elevó sus estimaciones por encima de u$s 11.300, alertando sobre los peligrosamente bajos niveles de inventario en Londres (LME) y Nueva York (COMEX).

En la City de Nueva York ya no discuten si el cobre puede superar los u$s 10.000, sino si ese valor será el nuevo piso estructural durante los próximos años.

Invertir desde Argentina: cómo subirse al tren antes de que acelere

Para el inversor local, participar del rally del cobre no requiere abrir una mina ni operar en mercados exóticos. La vía más eficiente sigue siendo el mercado financiero.

El ETF $COPX (Global X Copper Miners ETF) es la herramienta preferida de los gestores globales porque reúne a las principales mineras del mundo. No replica el precio del metal, sino el potencial productivo de compañías como Freeport-McMoRan, BHP, Antofagasta o Ivanhoe. Cuando el cobre sube, estas empresas suelen multiplicar ese movimiento por dos o incluso por tres debido al apalancamiento operativo del sector.

En Argentina no existe un CEDEAR directo del $COPX, por lo que se necesita operar a través de una Cuenta Global que habilite la compra de activos en Estados Unidos con dólares cable.

Para quienes prefieren quedarse en el ámbito local, el mercado ofrece alternativas sólidas mediante CEDEARs de empresas que representan buena parte del sector. Freeport-McMoRan (FCX) es la minera "pura" de cobre más grande de Estados Unidos y una de las más correlacionadas con el precio del metal. BHP, en tanto, combina diversificación con una presencia dominante en cobre de alta calidad. Ambas permiten capturar el movimiento estructural del metal sin salir del sistema local.

Conclusión: un superciclo en marcha (y una oportunidad que no aparece todos los años)

El entusiasmo global no es casualidad. El mundo necesita electrificarse rápido y necesita computación avanzada aún más rápido. Ninguna de las dos cosas puede hacerse sin cobre. Esa combinación de urgencia tecnológica y escasez geológica está empujando al metal a un escenario donde el precio podría romper récords durante 2026 y mantenerse elevado durante varios años.

Los riesgos existen —desde la economía china hasta eventuales conflictos políticos en países mineros— pero la tendencia de fondo es clara. El cobre dejó de ser un commodity secundario para convertirse en uno de los activos más estratégicos del planeta.

Para quienes miran el mercado desde Argentina, este puede ser uno de los momentos más favorables de la década para incorporar exposición al sector antes de que el precio termine de volar. El tren ya arrancó. La única pregunta es si vas a subirte mientras todavía está en el andén.