Efecto blanqueo, menos cepo a empresas y nuevas bandas: cómo impactará este "tridente" en el dólar
El año 2026 arrancará con una serie de medidas que generará modificaciones en la City: mayor flexibilización del cepo para empresas, un dólar que dejará de ser "ancla" de los precios de la economía y una inyección de divisas por la liberación de los fondos encajados del último blanqueo y mayor emisión de títulos de deuda. Es decir, un escenario en el que diversos factores empezarán a jugar de manera diferente en el mercado cambiario.
Así, el primer día del año que viene comenzará con cambios, como la liberación de los depósitos del último blanqueo de las Cuentas Especiales de Regularización de Activos (CERA), tanto en bancos como en Alycs, por un volumen que superaría los u$s20.000 millones y que podría redireccionarse a inversiones financieras e inmobiliarias.
Como dato, los capitales blanqueados, por menos de u$s100.000, debían permanecer inmovilizados en cuentas CERA hasta el 31 de diciembre de 2025, o destinarse a inversiones habilitadas, para evitar el pago de alícuotas adicionales. Por eso, desde el año que viene quedarán "libres".
Además, habrá otros pasos para la "normalización" por medio de la flexibilización en el mercado cambiario para las operaciones de las empresas y la salida del Gobierno al mercado internacional de deuda. De hecho, días atrás realizó la primera emisión de un título soberano en dólares, tras casi ocho años, con el lanzamiento del Bonar al 2029.
Otra medida que comienza en el primer día del 2026 se refiere al anuncio del Banco Central, respecto a que las bandas de flotación dejarán de aumentar al 1% mensual, medida implementada en abril pasado, para empezar a ajustar por la inflación mensual, medida por el INDEC de dos meses atrás (t-2).
De esta manera, aplicará para el primer mes del año nuevo el reciente número de 2,5% de noviembre.
La misión oficial es evitar un mayor atraso cambiario, dejar de usar al dólar como "ancla" y poder comprar reservas.
En la actualidad, las bandas se ubican entre un techo de $1.522 y un piso de $919. Por lo que, para fines de enero, se estima que el máximo podría escalar hasta $1.564, con este nuevo esquema.
Y en los próximos meses, la referencia a considerar es el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), confeccionado por el propio BCRA entre unos 40 economistas, en el que prevé un consenso de inflación para diciembre de 2,1%, que se aplicaría para las bandas de febrero.
"En la víspera de la vigencia del nuevo esquema cambiario, con bandas que correrán a un ritmo mayor, la mirada estará también sobre el tipo de cambio, los flujos de dólares de la cosecha fina, las tasas en pesos y la demanda de pesos. Asimismo, con los bonos Globales rindiendo ya todos por debajo de 10%, y acercándonos al pago de enero 2026, el mercado observará de cerca movimientos relativos a la deuda y a cómo pagará efectivamente el Tesoro esos compromisos. Si bien el pago no está en duda, la incógnita pasa por si habrá más compras de dólares del Tesoro, algún repo del BCRA u otra alternativa", resume la situación Juan Manuel Franco, economista jefe de Grupo SBS.
Cómo impactarán las medidas en el precio del dólar
La consecuencia directa es que habrá más billetes verdes en la calle por el fin de los encajes de las divisas de las cuentas CERA y porque empresas y Gobierno emitirán más deuda en moneda estadounidense.
Todo esto, en un marco donde las bandas de flotación amplían el rango de intervención del Banco Central en sintonía a la inflación.
Por lo pronto, en la actualidad el precio del dólar mayorista se ubica en torno a los $1.450, y en el mercado de opciones y futuros del Matba-Rofex se negocia para fin de mes a $1.456.
Ahora bien, para fin de enero que viene, luego de que comiencen a regir todas las modificaciones cambiarias establecidas por el Gobierno, en la plaza de futuros se está pactando un precio de $1.490,5. Es decir, se aguarda un incremento de unos 35 pesos, o alrededor de 2,4%. Un nivel similar al ritmo inflacionario.
En tanto, para fines de febrero, en el mercado de futuros se opera un dólar mayorista de $1.521, con un alza de 2% mensual. Y para fin de marzo, se negocia a $1.552,5, lo que representa también un incremento de 2% en el mes.
En resumen, el mercado está esperando que, en los primeros meses del año que viene, el dólar siga los pasos de la inflación, deje de ser "ancla" y se comporte tal como las bandas de flotación previstas por el Banco Central.
"Es cierto que hay menos restricciones y acumulación de divisas, pero también hay interés en posicionarse en Argentina, vía emisión de bonos corporativos y posible adelanto de exportaciones. Así que no creo que se altere demasiado la dinámica que estamos viendo con el precio del dólar", considera Fernando Baer, economista jefe de la consultora Quantum, a iProfesional.
Por su parte, Nahuel Bernues, CFA, asesor financiero y fundador de la consultora Quaestus, coincide con esta tendencia prevista: "Creo que el Gobierno tiene las de ganar en el plano cambiario. Habrá oferta de dólares de distintos lados, y un programa de recompra que brinda certidumbre pero, al mismo tiempo, puede ayudar a marcar un piso en la cotización. Creo que tendremos un 2026 más tranquilo en el plano cambiario".
Precio del dólar: el desafío para el Gobierno en 2026
Para algunos economistas, el foco para el Gobierno empezará a situarse también en el ingreso real de divisas para poder pagar los compromisos de deuda.
"El foco en el 2026 no está tanto en el tipo de cambio, sino en la capacidad del Tesoro nacional de cumplir con sus obligaciones de deuda. Sea pagando deuda con superávit fiscal y/o refinanciándola en condiciones razonables", dice Jorge Colina, economista de IDESA.
Además, agrega que las medidas de flexibilización del cepo pueden "ayudar", ya que "en la medida que las empresas confíen en que pueden sacar los dividendos de los capitales que traigan, juega a favor de que vengan inversiones para energía y minería. Por eso, si entran dólares, su precio tiende a estar estable. Allí automáticamente el Banco Central empieza a acumular reservas".
En este sentido, considera que lo importante no es que primero el Banco Central acumule reservas, sino que "entren dólares como inversiones, y ahí la acumulación del Central se dará automáticamente".
Incluso, algunos economistas advierten que puede llegar a darse una situación de presión cambiaria.
"A comienzos de enero se aplicará un nuevo esquema de bandas cambiarias, con un techo que crecerá al 2,5% mensual. Además, el Banco Central planea comprar alrededor del 5% de lo operado en el mercado, lo que generará mayor presión sobre la demanda y podría acelerar la suba del tipo de cambio. El impacto dependerá, en gran medida, de los flujos de capitales y del pago de deuda: si estos son favorables, la presión podría moderarse, pero si resultan negativos, el tipo de cambio enfrentará tensiones adicionales", advierte Sebastián Menescaldi, economista y director asociado de Eco Go.
Por el lado de la demanda, agrega que, factores como el pago de utilidades y el aumento del consumo en vacaciones también presionan al alza al precio del dólar.
"En contraste, la oferta dependerá del contexto internacional y de la disposición de las empresas a endeudarse para aportar divisas. En síntesis, hay más factores de presión al alza, que aquellos que contengan la situación para que haya una baja", alerta Menescaldi a iProfesional.