Arriazu, la "flotación sucia" del tipo de cambio y la clave de la acumulación de reservas
El economista Ricardo Arriazu, una de las voces más respetadas en el ambiente financiero e incluso por la actual administración de Javier Milei, ha vuelto a poner el foco en la necesidad urgente de que el Banco Central revierta su crítica situación de reservas netas. En un contexto donde el ministro de Economía, Luis Caputo, reafirmó el sistema de bandas cambiarias, Arriazu analizó en detalle el régimen actual de flotación cambiaria y el camino más realista para que el país recupere la confianza de los mercados.
Arriazu calificó la intervención oficial en el mercado cambiario como una "flotación sucia", señalando que el objetivo del BCRA no debería ser evitar que el peso se aprecie, sino buscar activamente la depreciación del tipo de cambio. Según su análisis, esta estrategia implicaría establecer una meta de compra diaria de divisas, con "total indiferencia" sobre la evolución inmediata del tipo de cambio. La compra podría ser realizada tanto por el Tesoro (para asegurar el pago de deuda y tranquilizar los mercados) o directamente por el BCRA, emitiendo dinero.
El economista concluyó que la acumulación estructural de reservas no se dará por la balanza comercial, sino por la cuenta capital, ligada directamente a la confianza.
Por qué la acumulación no vendrá de la cuenta corriente
Generalmente, se espera que la devaluación mejore la competitividad externa, lo que derivaría en un aumento de exportaciones y una caída de importaciones, generando saldos favorables en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Sin embargo, Arriazu argumentó que la experiencia histórica desaconseja esta expectativa inmediata.
El economista citó un estudio del think tank Bruegel y la trayectoria de 178 países, que demuestran que "todo aumento rápido del tipo de cambio real baja inicialmente el nivel de actividad económica, reduce las importaciones, pero no eleva rápidamente las exportaciones". El análisis de la historia reciente de Latinoamérica y el Caribe (1980-2024) refuerza esta idea, mostrando que la región acumuló saldos negativos multimillonarios, con Argentina registrando un déficit acumulado de US$196 mil millones en ese período.
Por ello, la postura de Arriazu es contundente: "Argentina necesita acumular reservas, pero no lo va a hacer por la cuenta corriente, sino por la cuenta capital". El verdadero cambio vendrá "cuando se restaure la confianza y el gobierno pueda volver a los mercados voluntarios de crédito".
A pesar de que el camino principal para la acumulación de reservas pasa por la cuenta capital, Arriazu reconoció que el país tiene a su favor un contexto productivo que podría generar un alivio significativo en el corto plazo.
Las "lluvias oportunas" permiten pronosticar cosechas récord de trigo y cebada, además de "buenas perspectivas" para los cultivos de maíz, soja y girasol. El economista estimó que el valor de la cosecha podría elevarse en más de u$s 5 mil millones, un ingreso extra que mejoraría la balanza comercial.
A esto se suma la proyección favorable en el sector energético con un saldo favorable pronosticado de u$s 4 mil millones en 2026 y u$s 7 mil millones en 2027. Este impulso energético permitiría "mejorar la balanza comercial, aun con incrementos significativos de las importaciones".
Finalmente, Arriazu aseveró que para restaurar la confianza y evitar nuevas corridas en los próximos años, se necesita restaurar los equilibrios macroeconómicos y, sobre todo, que "los que apuesten en contra del peso alguna vez pierdan". Si bien destacó la importancia de la ayuda financiera de Estados Unidos para solucionar problemas de liquidez, concluyó que la clave de la estabilidad reside en "no equivocarse en el manejo de las variables económicas".