Mientras que el Gobierno sigue mostrando avances en torno al ajuste fiscal, una condicionalidad que el mismo Nicolás Dujovne le entregó en bandeja de plata al Fondo Monetario Internacional (FMI), en el mercado financiero no están tan seguros de que esa bandera pueda seguir levantada tan fácilmente el año próximo.

No porque el Gobierno quiera claudicar, sino porque en un año electoral donde el mismo Cambiemos se juega la permanencia en el poder, si la situación social entra en ebullución habrá que encontrar alguna forma de contener vía un mayor gasto social esos pedidos. 

Esa percepción es la que desplegaron sobre el filo de la semana el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), la mayor asociación mundial de la industria financiera con cerca de 450 miembros entre bancos, fondos de inversión y compañías de seguros. El IIF es, en realidad, la voz institucional de los banqueros que, por cuestiones de delicadeza, no pueden hablar tan abiertamente.

En el último paper se permiten dudar del caballito de batalla del macrismo versión ajustadora: el déficit cero. Este consorcio de los grandes popes del mundo financiero recuerda que si bien el ajuste fiscal propuesto por Cambiemnos "no es inaudito en los programas anteriores del FMI, está en el rango superior de lo que otros países pudieron lograr". 

"La historia nos dice que el ajuste podría resultar difícil el próximo año, ya que las elecciones tienden a coincidir con el empeoramiento del balance fiscal", arriesgan los banqueros del IIF. 

Si bien los planes de Argentina son ambiciosos, la experiencia con los programas del FMI muestra que el ajuste es posible bajo las circunstancias correctas, se ataja la organización con sede en Washington. 

Y recuerdan que los programas de la Argentina con el Fondo de 1998-2001 no tuvieron éxito. Recién sí se logró bajar el gasto pedido por el mercado en el marco del programa del 2003 irónicamente cuando llegaba el gobierno de Néstor Kirchner.

Luego, sincera el IIF, la Argentina superó sistemáticamente los objetivos fiscales alcanzando un superávit primario de casi el 5% del Producto Bruto Interno (PBI). "Comenzando en 2005, el gobierno de ese momento rechazó a la comunidad internacional y, posteriormente, la disciplina fiscal falló", remarcan.

Yendo a los números de lo que imaginan será la economía argentina versión 2019 y lo que dejará este año, no hay muchas diferencias con el promedio del mercado: proyectan una caída del PBI de un 2,4% este año y un 10% en 2019, en medio de políticas monetarias y fiscales estrictas.

-La inflación aumentará a 43% este año, en comparación con 24,8% en 2017.

 -Calculan una reducción en el déficit de la cuenta corriente en 2019 debido a una fuerte depreciación real de la monmeda y la caída de la demanda interna

-Bajaron las previsiones de crecimiento de América Latina en parte por el fuerte ajuste que hará la Argentina. Brasil continuará recuperándose, pero a una tasa menor. La tasa de crecimiento de América Latina será de 1,7% el año próximo después de un 0,6% en 2018.

Durante la semana las dudas acerca de si el Gobierno podrá o no cumplir con sus promesas de déficit cero y ajuste monetario se trasladó a Londres donde hubo una reunión de traders agrupados en EMTA. 

Allí se dijo que si Cambiemos afloja con las banderas del ajuste monetario y fiscal "será un desastre". "Este Gobierno no tiene margen para perder credibilidad. Están muy endebles en ese sentido y no se pueden dar el lujo de dar marcha atrás con las medidas", explicaban asistentes al evento.

"Por ahora el mercado le da el beneficio de la duda pero quiere ver para creer. Se han quemado demasiadas veces en el pasado y en este momento lo que se escucha por parte de los funcionario es positivo pero quieren ver que se lleve a cabo", afirman. El pesado no sigue condenando y el mercado eso lo sabe muy bien.