El 5 de septiembre de 2017, se implementó la Sociedad por Acciones Simplificada (SAS) en la Ciudad de Buenos Aires, como nuevo tipo societario, creado por la Ley de Emprendedores (Ley 27.349).

Este tipo societario surgió, fomentado por la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA), por una necesidad de los emprendedores y las Pymes de tener un tipo societario más flexible, simple y de rápida constitución, para poder combatir la informalidad de la economía (según estudios del Banco Mundial aproximadamente un 25% del PBI de Argentina se encuentra en la economía informal) y las dificultades que existen en el país para abrir una empresa. No por nada el país se encuentra en el puesto N°157 sobre 189 países en el ranking Doing Business que elabora el Banco Mundial.

La informalidad y las barreras de acceso de una pequeña empresa a la economía formal se deben en gran medida a los excesivos costos legales, notariales y burocráticos a la hora de constituir una sociedad.

Por estas causas, muchas son expulsadas del sistema, y por ende se pierde la posibilidad de que ingresen nuevos contribuyentes y se creen más fuentes de trabajo formal.

La SAS nació como respuesta a dichos problemas, por lo que se la pensó desde un inicio como una sociedad que se pudiera constituir por internet, sin necesidad de recurrir a un profesional, y a un bajo costo.

A un año de su creación, se implementaron en la Ciudad de Buenos Aires, 4.169 SAS constituidas hasta agosto de 2018

Esto sin contar las que se constituyeron en el resto del país, de las cuales no hay datos actualizados por no haberse adherido todas las provincias al sistema web de constitución.

Del total de SAS constituidas, 1746 (41%) son unipersonales, característica novedosa para las sociedades argentinas, ya que las anteriores no lo permitían.

Al comparar la SAS con el resto de los tipos societarios argentinos, podemos ver como la S.A. ha quedado por debajo de ella. Si bien la S.R.L. continúa siendo la más elegida, esto es en gran medida gracias al "efecto SAS", que ha obligado al Registro Público a achicar también los plazos de constitución creando una sana competencia entre las diferentes sociedades, lo cual ha terminado favoreciendo a los emprendedores del país.Así, en lo que va del año 2018, de 9.685 sociedades que se han constituído en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 3.037 han sido SAS (31%); 2319, S.A. (25%) y 4329, S.R.L. (45%).

Otros números interesantes se dan con respecto a la composición de los socios de las SAS, siendo un 76% de ellos varones, y un 23% mujeres, mientras que si tomamos los datos de los administradores de la SAS un 79% son varones y solo un 21% mujeres.

Esta alta adhesión a la SAS, se debió a las ventajas comparativas que ofrece con respecto a otros tipos societarios: puede constituirse por internet, tiene un objeto social amplio, libertad contractual para que los socios fijen sus propias obligaciones, y capital social mínimo.

Los beneficios que han creado las SAS en la región son notables. En Chile, por ejemplo, el 40% de 750.000 empresas informales se han regularizado con la creación de la SAS (SpA), y actualmente el 67% de las nuevas empresas que se crean en el país trasandino, se hacen bajo esa forma. En Colombia dicho número sube al 98 por ciento.

En este sentido la SAS ofrece una herramienta jurídica y societaria acorde con las necesidades de los emprendedores y las Pymes, buscando que estos puedan estar integrados en la economía formal desde el comienzo de sus actividades, y puedan centrar todos sus esfuerzos en la producción de bienes y servicios, sin que deban encontrar una traba burocrática a sus proyectos.

El mayor desafío que resta por delante es su implementación en todo el país, ya que hoy solo está implementada en tres jurisdicciones: Córdoba, Provincia de Buenos Aires y Capital Federal.