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¿Qué es la procrastinación y por qué sucede?

Como resultado de la acumulación de tareas, las actividades diarias pueden verse complejizadas, generando un alto nivel de estrés
19/03/2019 - 09:49hs
¿Qué es la procrastinación y por qué sucede?

En líneas generales podemos definir a la procrastinación como la respuesta compleja y multicausal por la cual aplazamos voluntariamente tareas y compromisos adquiridos, hasta que el plazo establecido para culminarlos se vence.

Esta conducta trae consecuencias negativas para las personas que se comportan de esta manera, aún siendo conscientes de la postergación que están haciendo.

Principalmente, el problema central de la procrastinación es que las actividades diarias pueden verse complejizadas cuantitativa y cualitativamente, ya que como resultado de la postergación, se produce la acumulación de tareas que atender o cuestiones que resolver urgidas por la caducidad de los tiempos establecidos, generando un alto nivel de estrés.

Este comportamiento es en general una cuestión multicausal, es decir puede tratarse de un resultado devenido de aspectos internos del ser humano; o bien estar en relación con las interacciones con otros y el medio que lo rodea; por lo general basado en una capacidad futura idealizada.

En algunos casos, las motivaciones internas y externas pueden competir y alterar la toma de decisiones que las personas hacen frente a un conjunto de posibilidades.

Las conductas de aplazamiento pueden estar relacionadas con algunas dificultades de autorregulación, de valoración de la tarea, de temor al fracaso o a resultados adversos, como también puede vincularse a experiencias que pudieron implicar eventos dolorosos en el aprendizaje social o interpersonal.

Hay fuentes que sostienen que puede haber factores biológicos que expliquen el comportamiento y, en el caso de que este proceder trajera limitaciones severas o pérdidas significativas, podría requerir entonces de un diagnóstico diferencial y un abordaje interdisciplinario.

El Counseling acompaña el proceso de autoconocimiento óptimo para que el consultante, a través de la palabra y la experiencia de autoexploración, acceda a sus propias respuestas en cuanto a su motivación, la valoración de sí y de sus tareas, el vínculo con ello y la organización de su sí mismo, en relación a esta conducta.

La revisión del propio comportamiento, la reflexión a raíz del contacto con su proceder y el lugar al que arriba en consecuencia, ayuda a la revalorización de su sentir y habilita la planificación más adecuada de los compromisos; la que genera la satisfacción y el bienestar que deviene de decisiones libres y responsables, que lo mantenga alejado de tensiones, ansiedades e incertidumbres de alto costo emocional.

Tener tareas pendientes demanda una gran energía que, paradójicamente, resulta en mayor desgaste que la que demandaría la tarea en sí misma.

Muchas veces, estar atentos a tener inmediatez en algunas respuestas puede ser un buen ejercicio, consecuentemente la autopercepción del sentir lo beneficioso de este proceder puede estimular decisiones futuras.La rutina suele tener mala prensa, pero mantener algunos hábitos ordenadores y productivos de tiempos y espacios, también puede ayudar a ir eligiendo hacer y no postergar, al asumir que esto acarrea un mejoramiento en la calidad de vida.

Frente a las actividades por las cuales no se vivencia una inclinación natural de disfrute, proveerse de un ámbito facilitador puede ser una buena elección; incluir música, iluminación, aromas, el espacio en general, puede generar gratificación en el quehacer. Reconocer elementos distractores y evitarlos, es una medida saludable a la hora de implementar los recursos disponibles en función del cambio conductual.

Realizar listas de pendientes con su correspondiente registro de prioridades, suele tener un efecto organizador y positivo cuando se van tildando los asuntos resueltos.

La procrastinación produce un intenso malestar, se atraviesan momentos de ansiedad, angustia y pesar por la falta de tiempo y la inminencia de los acontecimientos. Conocer los aspectos internos que suscitan esta conducta puede generar los cambios progresivos que se perciban necesarios para establecer una mejor relación entre las actividades que desarrollamos y nuestro "bien" estar.

* Analía Cordero es miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Counselors