MALESTAR

Cobran los sueldos más altos del país, pero se sienten mal pagos: dilema de ejecutivos argentinos

En 2025, los ejecutivos valoran menos los bonos y más el salario inmediato, lo que dispara quejas pese a sus millonarias remuneraciones
Por Laura Andahazi Kasnya
MANAGEMENT - 02 de Septiembre, 2025

Están en la cima de la pirámide laboral. Manejan presupuestos millonarios, deciden el rumbo de las empresas más grandes del país y cobran sueldos que rondan entre $11 millones y $25 millones brutos por mes. Sin embargo, casi la mitad de los ejecutivos argentinos asegura estar disconforme con lo que gana y dispuesto a cambiar de empleo. El dato surge del estudio Talent Trends Leadership 2025, elaborado por Page Executive, y revela un malestar que sorprende por el nivel de privilegio de quienes lo expresan.

El informe, que relevó a 4.000 líderes senior de 36 países, muestra que en Argentina el 47% de los directivos de alta dirección se siente mal pago, una cifra que duplica el promedio mundial. A ese motivo de insatisfacción se suman otros dos: el 35% quiere más desarrollo de carrera y el 31% declara no estar alineado con la cultura de la compañía.

En diálogo exclusivo con iProfesional, Martín Gerding, director de Page Executive para Argentina, Uruguay y Paraguay, aporta una explicación a este diferencial. "La alta inflación acumulada en los últimos años y la volatilidad del tipo de cambio erosionan el poder adquisitivo y llevan a que los ejecutivos prioricen el salario de corto plazo por sobre los paquetes compensatorios integrales. Incluso en 2025, con una inflación en proceso de desaceleración, el componente salarial inmediato sigue siendo protagonista en la percepción de valor de la compensación ejecutiva", sostiene.

Estar contento, pero igual querer irse

El contraste se vuelve aún más evidente en otro hallazgo del informe: dos de cada tres ejecutivos dicen estar satisfechos con su trabajo actual, pero el 95% está abierto a escuchar ofertas laborales. Incluso seis de cada diez no se proyecta más de tres años en su puesto actual. La paradoja se repite entre quienes acaban de llegar al cargo: aunque el 35% de los encuestados asumió en el último año, la predisposición a moverse sigue intacta.

En ese contexto, los ingresos no dejan de ser un tema central. Los salarios de los directivos en el país oscilan entre $11 millones y $25 millones brutos mensuales, dependiendo del sector y el tamaño de la empresa. Son cifras que los ubican entre los mejor pagos de la economía, pero, como aclara Gerding, no garantizan conformidad: "Este rango tan amplio refleja la disparidad que encontramos en la práctica, condicionada por factores como inflación, tipo de cambio, paquetes compensatorios y responsabilidades del cargo. Aunque se trate de los sueldos más altos del país, la percepción de valor real se ve afectada por la volatilidad económica y la comparación con estándares internacionales".

El malestar se traduce en acción. Durante el último año, el 43% de los ejecutivos argentinos pidió un aumento, pero solamente el 30% lo consiguió. Es decir, siete de cada diez se fueron con las manos vacías de la negociación. Para Gerding, la cifra refleja más que un problema coyuntural: "Este fenómeno tiene impactos directos tanto a nivel individual como organizacional: aumenta la insatisfacción y la probabilidad de rotación de ejecutivos clave, y genera presión sobre las compañías para retener talento en un mercado altamente competitivo".

"La percepción de valor real está afectada por la volatilidad económica", sostuvo Martín Gerding

El consultor recuerda un caso concreto que lo ilustra: "Un CEO de una empresa con más de 6.000 colaboradores me contaba cómo varios líderes de áreas críticas evaluaban ofertas externas pese a estar contentos con su rol; el salario inmediato se volvía determinante frente a paquetes de beneficios diferidos o bonos de largo plazo". La situación, asegura, obliga a las empresas a repensar cómo retener a su cúpula. "Diseñar estrategias que combinen revisión salarial, incentivos de corto plazo y comunicación clara del valor total del paquete es clave para asegurar la continuidad del liderazgo y la ejecución de proyectos estratégicos", plantea.

Cobran los sueldos más altos del país, pero se sienten mal pagos

En la Argentina, el 58% de los directivos recibió un bono en el último año, una proporción que supera al promedio regional. Sin embargo, ese dato no basta para compensar la percepción negativa sobre el sueldo base. La alta inflación y la volatilidad hacen que los ejecutivos valoren más la remuneración inmediata, porque los componentes diferidos dependen de métricas inciertas. Además, al comparar con estándares internacionales, muchos sienten que, aun con bonos y acciones, su poder adquisitivo sigue siendo limitado", advierte Gerding. Y agrega un ejemplo: "Un director de área de una compañía con 3.000 colaboradores me comentaba que, aunque su paquete incluía acciones y un bono anual atractivo, lo que realmente importaba era poder cubrir los gastos mensuales sin incertidumbre. Y eso no se resolvía con los incentivos diferidos".

El dinero, sin embargo, no es el único driver. El informe muestra que, frente a años anteriores, bajó de manera drástica la intención de emigrar: si en 2024 dos de cada tres directivos pensaban en irse del país, en 2025 únicamente uno de cada cuatro sostiene esa idea. La mirada se volvió más local, pero también más exigente. La cultura y el propósito ganaron terreno. El 42% de los líderes coloca a la cultura de la empresa como un factor esencial para aceptar un puesto y el 38% prioriza la coherencia entre los valores personales y los corporativos. Para Gerding, se trata de un cambio irreversible: "Hoy, atraer talento ejecutivo requiere autenticidad, propósito y espacios de decisión reales", resume.

El bienestar también aparece como un límite innegociable. Más de la mitad de los directivos consultados afirma que rechazaría un ascenso si eso implicara perder calidad de vida. Y aunque la mayoría asegura sentirse reconocida por sus equipos y superiores, persisten obstáculos que minan la productividad, como la falta de personal o tecnología adecuada, los cambios constantes en las prioridades y el micromanagement desde niveles superiores. "Si las organizaciones quieren que sus líderes estén comprometidos y sean efectivos, tienen que ofrecer entornos que reflejen la complejidad real de liderar hoy. Eso incluye autonomía, saber exponer vulnerabilidades, foco y un marco que combine resultados con bienestar", concluye Gerding.

El resultado final es un retrato con matices:  los ejecutivos argentinos están atentos a oportunidades de empleo. Están satisfechos, pero no conformes. Cobran los sueldos más altos del país, pero se sienten mal pagos. Y aunque tienen poder de decisión en las organizaciones que dirigen, reclaman a esas mismas compañías más propósito, más cultura y más autenticidad. Un delicado equilibrio que obliga a las empresas a repensar cómo retener a los líderes que, con sus movimientos, pueden alterar el rumbo del mercado argentino.

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