• 16/12/2025
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Un estudio analiza cuántas horas a la semana debe trabajar un empleado para ser productivo

Si bien lo habitual es pensar en 8 horas diarias, el tiempo ideal varía de una cultura a la otra como también según el "tipo de jefe"
15/12/2025 - 20:32hs
Un estudio analiza cuántas horas a la semana debe trabajar un empleado para ser productivo

El esquema clásico del "de 9 a 18" de trabajo todavía conserva vigencia, aunque cada vez convive más con realidades laborales muy distintas. Una reciente encuesta sobre datos de la fuerza laboral, elaborada por Amory Gethin, del Banco Mundial, y Emmanuel Saez, de la Universidad de California en Berkeley (UCLA), muestra que la población adulta empleada del mundo trabaja, en promedio, 42 horas semanales.

Ese número, sin embargo, esconde una enorme diversidad: el género, la edad y el nivel de desarrollo económico de cada país influyen de manera directa en la cantidad de horas trabajadas, y muchos empleos ya no responden al esquema tradicional de ocho horas diarias durante cinco días. Aun así, las 40 horas semanales siguen funcionando como una referencia global.

Existe una diferencia clara entre las horas que una persona trabaja efectivamente y las que debería trabajar. Los tipos de empleo, los niveles de ingreso y las normas culturales son tan variados que no hay una respuesta única. En ese marco, la concepción que tiene cada empleador sobre cuál es la "semana laboral óptima" dice mucho sobre su estilo de liderazgo y sobre las prioridades de la organización.

Conciliación entre trabajo y vida personal

Algunos jefes ponen el foco en la conciliación entre la vida laboral y personal. Un estudio reciente de Gregor Jarosch, Laura Pilossoph y Anthony Swaminathan, de la Universidad de Duke, consultó a trabajadores de tres países qué recorte —o aumento— salarial aceptarían a cambio de modificar su jornada laboral. En Alemania y el Reino Unido, una parte significativa de los empleados estaría dispuesta a resignar ingresos a cambio de más tiempo libre: en el caso alemán, la semana laboral ideal se ubicaría en 37 horas.

En cambio, en Estados Unidos muchos trabajadores prefieren extender la jornada si eso implica ganar más dinero, un dato que puede leerse tanto como reflejo de mayor precariedad económica como de diferencias culturales frente al trabajo.

Productividad: cuando trabajar más no rinde más

Otros empleadores priorizan la productividad. Jarosch y sus coautores sostienen que reducir tanto la masa salarial como la duración de la semana laboral en Alemania podría beneficiar a todas las partes, siempre que se parta de una premisa clave: trabajar menos horas también puede ser positivo para los empleadores.

Hay evidencia que respalda esta idea. John Pencavel, de la Universidad de Stanford, analizó la productividad de los trabajadores británicos que fabricaban municiones durante la Primera Guerra Mundial y concluyó que, a partir de las 48 horas semanales, la productividad por cada hora adicional comenzaba a caer. Más aún: superar las 63 horas no aportaba mejoras en la producción total. Patrones similares aparecen en contextos menos extremos, algo que se percibe, por ejemplo, en el bajo rendimiento típico de los viernes por la tarde.

La mirada puesta en los costos laborales y las jornadas largas vistas como sinónimo de compromiso

Desde otra óptica, algunos directivos analizan la cuestión en términos de costos. Incrementar las horas de los empleados puede resultar conveniente si esas horas generan valor adicional. Los trabajadores existentes ya implican costos fijos, como los aportes patronales, y aprovecharlos mediante jornadas más largas puede ser más eficiente que contratar nuevo personal y asumir gastos adicionales.

También está el enfoque de la seguridad. La fatiga laboral puede tener consecuencias graves en determinadas actividades. Un estudio sobre paramédicos de Mississippi, realizado por Tanguy Brachet y otros investigadores de la consultora Charles River Associates, mostró que hacia el final de turnos extensos el desempeño en situaciones de emergencia disminuía, con impactos potencialmente fatales.

La calidad del trabajo es otra variable. En ciertos empleos, el cansancio puede verse compensado por la experiencia adquirida. Un estudio de Marion Collewet, de la Universidad de Leiden, y Jan Sauermann, del Instituto de Evaluación del Mercado Laboral y Políticas Educativas, analizó a empleados part-time de call centers en los Países Bajos. Si bien la cantidad de llamadas atendidas no crecía al ritmo de las horas extra, la calidad del servicio mostraba una leve mejora, lo que sugiere que la práctica acumulada puede compensar el desgaste.

Finalmente, hay quienes consideran que las jornadas largas son una señal de ética del trabajo. En el mundo de las startups, las extensas horas suelen verse como necesarias para sacar adelante proyectos incipientes, aunque algunos fundadores buscan mantener esa intensidad incluso cuando las empresas ya crecieron. A comienzos de este año, según trascendió, Sergey Brin les habría dicho a los equipos de inteligencia artificial de Google que 60 horas semanales representan el punto óptimo de productividad.

En la misma línea, Narayana Murthy, fundador de Infosys, sostiene que la India solo alcanzará la prosperidad con semanas laborales superiores a 70 horas. Incluso en compañías consolidadas, trabajar más horas suele asociarse con mayores oportunidades de ascenso: Elon Musk llegó a afirmar que con semanas de 40 horas "nadie cambió el mundo".

Existen, por supuesto, otras miradas posibles: definir la semana laboral óptima en función del rendimiento y no de las horas, dejar la regulación en manos de los gobiernos o analizar el impacto futuro de la inteligencia artificial. Pero, más allá del enfoque, la discusión sobre cuántas horas trabajar no solo refleja la cultura de cada país o industria, sino también las prioridades profundas de las empresas y de quienes las conducen.

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