OPINIÓN EXPERTA

¿Por qué solo 2% de las mujeres accede a capital de riesgo?: entender el sistema cambia el juego

La fundadora de Eywa asegura que "no se puede construir una startup desde casa" y eso implica también salirse de la "burbuja startup"
Por Victoria Costa Paz, CEO & Founder de Eywa
MANAGEMENT - 16 de Diciembre, 2025

Durante años repetimos la estadística: solo el 2% del capital de riesgo global llega a fundadoras mujeres. La escuchamos tanto que perdió la capacidad de alarmar. Pero para quienes estamos construyendo compañías deep-tech en mercados emergentes, ese número no es un dato: es un contexto operativo. Es el punto de partida, no la excusa.

Lo relevante no es repetir la cifra, sino entender qué implica trabajar sabiendo que el juego arranca desequilibrado. Y, sobre todo, cómo lo modificamos desde donde estamos.

El capital se mueve en redes

La narrativa más común alrededor de levantar capital para una startup liderada por mujeres suele centrarse en la brecha. Mucho menos se habla del entramado de relaciones que sustenta cualquier decisión de inversión. Las rondas no se cierran en formularios ni en "pitch decks": se cierran en conversaciones, en la reputación acumulada, en contextos donde alguien valida que sos capaz de hacer lo que decís.

Y en esto, las mujeres partimos con una desventaja estructural: llegamos más tarde a los espacios donde esas relaciones se construyen. No porque no sepamos, sino porque históricamente no estuvimos ahí.

Por eso, una de las decisiones más estratégicas que tomé como fundadora fue entender que no se puede construir una startup desde casa. Que hay que moverse. Literalmente. Viajar, exponerse, sentarse en mesas donde todavía no te conocen. Es costoso, agotador e incómodo; pero es también la inversión más rentable en etapas tempranas.

Moverse no es turismo emprendedor: es educación

En América Latina solemos justificar la quietud por costos, distancia o incertidumbre. Pero las oportunidades no viajan a tu puerta: se detectan cuando estás físicamente donde las cosas ocurren.

En mi experiencia, invertir en moverse (cuando todavía no tenés el capital) no es un lujo, sino educación. Es aprender más rápido. Es acelerar la comprensión de tu industria. Es recibir feedback que no está en los reportes, sino en la experiencia de quienes ya lo hicieron.

Y, sobre todo, es construir una red que después sostenga tu fundraising.

Las comunidades correctas importan

Victoria Costa Paz, CEO & Founder de Eywa

Hay una segunda idea que nunca aparece en las conversaciones públicas sobre mujeres y capital: no alcanza con moverse dentro de la burbuja startup.

Los inversores que pueden destrabar el crecimiento de una compañía biotech (biotecnología), fintech o climate-tech suelen estar conectados con corporativos, instituciones científicas, reguladores, laboratorios, fondos híbridos, talento técnico. No están todos en los mismos eventos, ni en las mismas ciudades, ni en los mismos círculos. Ahí es donde las comunidades juegan un rol crítico.

Las comunidades de emprendedores, las comunidades de mujeres, y sobre todo, las que conectan startups con corporativos, como me pasó en Coffee Net, el espacio de networking creado por Sofía Quilici y Gabriela Terminielli, donde las tecnologías realmente se validan y escalan.

Escuchar experiencias de otros, entender cómo piensan quienes toman decisiones fuera de tu industria inmediata, salir de la endogamia emprendedora: todo eso expande no solo tu red, sino tu criterio.

La estadística no desaparece, pero el margen se agranda. No podemos romantizar la desigualdad. El 2% sigue ahí. Pero también es cierto que:

  • Hoy hay más programas globales buscando talento femenino.
  • Las aceleradoras y las universidades están abriendo puertas reales, no simbólicas.
  • Las comunidades internacionales permiten que una fundadora de Argentina acceda a un fondo en Boston, Berlín o Singapur sin intermediarios. Cabe destacar que las corporaciones comienzan a mirar ciencia y tecnología con seriedad, no como un acto filantrópico.

El margen para competir existe. No es equitativo, pero existe. Levantar capital siendo mujer no debería ser épico. Hoy lo es.

No escribo esto para reforzar la narrativa del sacrificio, sino para poner sobre la mesa las decisiones tácticas que sí funcionan, al menos en mi experiencia:

  • Invertir tiempo y dinero en moverte antes de tenerlos.
  • Construir red fuera de tu zona de confort, especialmente con corporativos y actores no tradicionales.
  • Aprender rápido a leer la industria, no solo el ecosistema startup.
  • Escuchar testimonios reales, no discursos inspiracionales vacíos.

Nada de esto garantiza una ronda. Pero sí garantiza que dejás de jugar en el 2% y empezás a jugar en el terreno de quienes tienen acceso a oportunidades que no se publican.

Si queremos cambiar la estadística, necesitamos menos relatos heroicos y más decisiones estratégicas. Y, sobre todo, más mujeres moviéndose donde la próxima generación de tecnología se está construyendo.

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