Previsible: la constructora de Cristóbal López, a concurso preventivo

Fue una decisión del juez Cosentino, quien también definirá el futuro de Oil Combustibles, que se debate entre la venta a un grupo holandés y la quiebra 
Por Andrés Sanguinetti
NEGOCIOS - 04 de Mayo, 2018

Mientras termina de decidir el futuro de Oil Combustibles, que se debate entre la venta a un grupo holandés y la quiebra, el juez Javier Cosentino acaba de abrir el concurso preventivo de otra de las empresas creadas por Cristóbal López y Fabián De Sousa.

 

 

En este caso, se trata de la constructora CPC, a través de la cual los dueños del Grupo Indalo canalizaron millonarios contratos de obra pública con el anterior gobierno kirchnerista y también con la administración de Mauricio Macri.

El Juzgado Nacional en lo Comercial Nro. 5, Secretarí­a 10, a cargo de Cosentino, ordenó la apertura del concurso preventivo de CPC y le dio plazo a los acreedores de la constructora hasta el 12 de junio próximo para que presenten sus reclamos.

La constructora se suma así­ a Oil y a los medios de Indalo (C5N, Radio 10, Mega y Pop Radio) que ya se encuentran bajo el amparo de un proceso concursal que suma millonarias deudas que, en forma global, casi llegan a los $20.000 millones.

Solamente la petrolera adeuda $17.000 millones a la AFIP y a otros acreedores y en la actualidad se encuentra a punto de quebrar o de pasar a manos del grupo Trafigura, el único que hizo una oferta concreta ante Cosentino para quedarse con sus activos.

De todos modos, esa oferta no fue todaví­a aceptada por el juez, quien continúa poniedo reparos a cualquier posibilidad de sobrevida de la compañí­a y parece más adepto a decretar su quiebra para luego liquidar los activos y así­ cancelar parte de ese millonario pasivo.

En el caso de CPC, se trata de la constructora con la cual López y De Sousa canalizaron millones de pesos en obras que le fueron adjudicadas por Néstor y Cristina Kirchner, pero también por Macri.

Incluso manejó la concesión de la autopista Ezeiza-Cañuelas a través de una subsidiaria hasta que en marzo pasado Vialidad Nacional le rescindió el contrato y creó una nueva sociedad estatal para operar esa ruta mientras se elaboran nuevos pliegos de licitación.

En este caso, al haberse decretado el concurso preventivo, el Estado pasa a ser acreedor y buscará cobrar una deuda que según las autoridades de Vialidad, llega a los $750 millones. Esta suma surge de no haber hecho los aportes en recursos de asignación especí­fica (RAE), instrumento que se nutre con pagos de los concesionarios a través de una porción de la recaudación de los peajes, y que se transfiere a Vialidad Nacional.

En cuanto a los negocios con el actual gobierno, obtuvo varios contratos y concesiones al estilo de los que le fueron rescindidos a Lázaro Baez por $1.600 millones.

Por caso, le fue cedido un contrato para la construcción de una lí­nea eléctrica entre Caleta Olivia y Pico Truncado, ambas en Santa Cruz, por $300 millones.

En esta provincia también se le adjudicó el año pasado la construcción de la Ruta 3, que une Chubut con Santa Cruz y que le habí­a sido quitada a Báez.

Tras varias desaveniencias, Vialidad Nacional ordenó rescindir también este contrato acusando a la empresa de Indalo de no haber cumplido con los plazos de obra y acumulado multas por casi $40 millones.

Suma además una decena de obras en varias provincias, en algunos casos con contratos que se extendí­an hasta el 2020 y que demandaban inversiones por $15.000 millones.

Incluso entre diciembre del 2017 y enero pasado, Vialidad Nacional le siguió transfiriendo fondos a CPC por casi $145 millones, correspondientes a certificaciones por cinco obras como son las del Camino del Buen Ayre, Estabilización del Cerro Chenque, Ruta Nacional Nro. 23 y Nro. 22 en Rí­o Negro, entre otras.

 

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