El yacimiento de Vaca Muerta, ubicado principalmente en la provincia de Neuquén, es la clave para la transformación energética de la Argentina: su producción de hidrocarburos reparará el déficit actual y permitirá exportaciones.

Sin embargo, se trata de una explotación no convencional en la que el petróleo y el gas se encuentran a más de 2.500 metros de profundidad, y deben extraerse mediante estimulación hidráulica. Esto representa un desafío en cuanto a tecnología e inversiones.

YPF se encuentra, desde el inicio, a la cabeza del impulso para ampliar y fortalecer la producción del yacimiento.

"Cuando llegamos, en agosto del 2014, era un perímetro bastante grande de nada", relata Paula Castro, Ingeniera de Procesos en la compañía.

"Estuve con la construcción de la planta casi desde el principio. Procesa todo el petróleo no convencional que produce YPF", agrega.

Además, la especialista anticipa que "hay un proyecto de ampliación para llevar la capacidad de la planta al doble: 16.000 m3 de petróleo por día en especificación".

Para Castro, trabajar en Vaca Muerta es "siempre desafiante, siempre exigente". Y señala que por la magnitud de lo que está haciendo YPF en Neuquén, "vale la pena el esfuerzo".