Tras haberse presentado en concurso preventivo de acreedores para normalizar una deuda mayor a los $5.300 millones, la cadena Ribeiro busca acelerar los plazos para normalizar su crítica situación.

En junio del 2021, la centenaria empresa de las minicuotas se presentó ante la justicia para abrir ese procedimiento con el objetivo de reestructurar su agobiante deuda luego de haber llegado a facturar u$s370 millones; emplear a 2.000 trabajadores y operar 90 sucursales.

El pedido recayó en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial Nro. 23, Secretaría Nro. 46 que el 27 de agosto de 2021 dispuso abrir el concurso preventivo de la compañía.

Un mes después, el juzgado sorteó las sindicaturas que recayeron en Eduardo Jorge Auzmendi y José Augusto Palma y en febrero pasado se cerró el plazo de presentación de verificaciones de créditos tras haberse recibido 669 pedidos.

Ribeiro ajusta su negocio para salir de la crisis

En ese contexto, los abogados de la compañía presentaron aproximadamente 215 impugnaciones a la espera de que este jueves 16 de junio la sindicatura presente los informes previstos sobre la evolución del negocio de la cadena.

Una vez que esto ocurra, en septiembre deberá conocerse la propuesta de categorización de acreedores así como la resolución judicial relativa a los alcances y procedencia de la deuda, quedando para marzo del 2023 la presentación de la propuesta de Ribeiro para reestructurar su millonario pasivo.

Mientras tanto, la compañía viene llevando a cabo un fuerte proceso de reconversión de sus operaciones para evitar los sucesivos embargos que sufrió en todo este tiempo y sostener su giro de negocios en forma normal.

En una nota que Ribeiro envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV), sus abogados aseguran que este problema "ha sido y continúa siéndolo un tema que nos ocupa intensamente ya que a la fecha todavía se mantienen vigentes algunos embargos preventivos de mercaderías y de dinero".

En septiembre deberá conocerse la propuesta de categorización de acreedores así como la resolución judicial

Sostienen además venir llevando a cabo "intensos esfuerzos para regularizar estas situaciones y su pronta resolución podrá mejorar el surtido de las sucursales".

En este marco, la cadena redujo su cantidad de sucursales a 16 que están actualmente en funcionamiento, concentrando el negocio en las que tienen locales propios o que son comercialmente deseables.

También desactivó los centros de distribución de la ciudad de San Luis y Spegazzini (Provincia de Buenos Aires) centrando todo el movimiento en el de La Zal (provincia de San Luis).

Del mismo modo, ajustó su plantilla del personal, tanto por desvinculaciones espontáneas como planificadas a fin de concentrar los recursos humanos en las áreas relevantes para el desarrollo de los negocios.

Garantía de pago

En el caso de la relación con los principales acreedores financieros, la cadena asegura que se ha mantenido fluida y estable, "rescatando en estos casos una actitud positiva la cual oxigena el trabajo de rearmado comercial y financiero para lograr la normalización del desarrollo de los negocios el pago de las deudas concursales".

De hecho, varios de estos acreedores financieros (obligacionistas) y comerciales (proveedores), que no cuentan con estructuras para el seguimiento del concurso se acercan a la compañía a fin de informarse de la marcha del proceso y reclamar algún tipo de acuerdo que no puede ser concretado hasta que se cierre el proceso concursal.

Según el escrito de Ribeiro, "la apertura del concurso ha actuado como garantía adicional a los tenedores de títulos ya que direcciona la totalidad de los activos al respaldo de los importes debidos a los acreedores ya que en este sentido la amplia diferencia de activos y pasivos a favor de los primeros lleva tranquilidad a los mismos".

Ribeiro desactivó los centros de distribución de la ciudad de San Luis y Spegazzini (Provincia de Buenos Aires)

Pedido de autorización para la venta de varios activos

Del mismo modo y con el fin de recomponer capital de trabajo, principalmente en compra de mercaderías, Ribeiro solicitó al juzgado la autorización para la venta de varios activos que ya no prestan servicio para el desarrollo de los negocios.

Se trata de cinco camiones y del inmueble de la localidad bonaerense de Spegazzini donde funcionaba el centro de distribución. También presentó un plan de negocios que fue analizado por el síndico sin que recibiera objeciones.

En su informe, Auzmendi entiende que en un primer término las ventas de Ribeiro se encontraban en un muy bajo nivel ya que los canales electrónicos no podían ser utilizados y que las compra en efectivo resultaban de valores absolutamente marginales.

Luego, en un segundo informe y a partir de la regularización de la cuenta bancaria, pudo advertir que se encontraba en reconstrucción el canal de venta electrónico, no obstante no se podía evaluar la incidencia en la facturación y reactivación de las ventas de la empresa.

Ribeiro busca reordenar su millonaria deuda en pesos

Asimismo, a partir del tercer informe mensual puede inferirse que Ribeiro continúa desarrollando las tareas que hacen al giro ordinario del negocio, así como también se ha hecho saber los caracteres del nuevo plan de adecuado a los actuales tiempos de comercialización, que se encuentra incorporado en las actuaciones principales del concurso.

Por otra parte, el síndico explica que de la compulsa de las cuentas de la compañía efectuada al 30 de abril pasado, se observa que la caja total de la compañía ascendía a $13 millones, considerando que se trata de un monto "exiguo en vista de los gastos mensuales que debe afrontar la empresa y cuyo resultado deficitario de los últimos meses ha sido oportunamente expuesto".

Además explica que la empresa debió recurrir al Repro para pagar parte de los salarios de los empleados ya que tampoco cuenta con fondos líquidos disponibles para atender el pago salarial.