La mayor fabricante de papel del país logra retomar la producción
Luego de casi dos años de inestabilidad financiera y comercial, la mayor fabricante de papel del país parece encaminar sus operaciones de la mano de un nuevo propietario. Se trata de Celulosa Argentina, que a fines de septiembre pasado, cambió de dueños, en el marco de una operación que le permitió iniciar un proceso de recuperación de sus operaciones para evitar la quiebra y retomar la producción que parece salir de la parálisis.
Hasta ese momento, la empresa era controlada por Tapebicuá Investment Company, con un 66,4% del capital y que a su vez estaba integrada por los empresarios Douglas Albrecht; José Urtubey y Juan Collado, aunque adicionalmente existían otros accionistas minoritarios, incluyendo algunos con información privilegiada.
Este grupo fue reemplazado por Esteban Nofal, propietario de la financiera CIMA Investments S.A. e hijo de Luis Benjamín Nofal, cofundador de Torneos y Competencias.
El empresario se quedó con Celulosa por la simbólica suma de $1 teniendo en cuenta que también asumía la responsabilidad de normalizar el millonario pasivo cercano a los u$s150 millones que heredó con la operación y que se encuentra renegociando en el marco del proceso concursal abierto en la justicia.
Además de aportar los fondos necesarios para reconvertir y readecuar las operaciones de Celulosa y su perfil financiero para poder retomar su capacidad plena, Nofal comenzó también a readecuar el mix de productos y mercados en función de la demanda y trabajar fuertemente en su perfil exportador.
Planta reactivada
En este contexto, acaba de lograr la reapertura de la planta Industrial de papel de la empresa ubicada en la localidad bonaerense de Zárate, luego de varios meses de parálisis e incertidumbre para su personal.
De acuerdo a un informe enviado por el representante legal de Celulosa Argentina a la Comisión Nacional de Valores (CNV), "todas las unidades productivas de la sociedad se encuentran actualmente operativas y en pleno funcionamiento, consolidándose así el proceso de recuperación comprometido por el nuevo controlante, a fin de asegurar la sustentabilidad de la compañía en el mediano y largo plazo".
En ese contexto, la estrategia de Nofal se basa en una reestructuración financiera profunda, más inyecciones de capital, la reactivación de la producción y un enfoque en la rentabilidad y eficiencia operativa para el 2026.
El proceso apunta a estabilizar el empleo y poder crecer en mercados como el papel tissue, mientras renegocia la deuda con acreedores para asegurar la continuidad del negocio a mediano y largo plazo.
Financiamiento inviable
Tanto la planta de Zárate como la de la localidad de Capitán Bermúdez volvieron a operar, financiadas con créditos, y con la mira puesta no sólo en el mercado interno sino en aumentar exportaciones a países vecinos y Estados Unidos, aprovechando su integración de producción desde el árbol hasta el papel.
Ambos establecimientos se encontraban paralizados desde mediados de este año por falta de capital de trabajo y deterioro financiero, tras incumplir pagos que llevaron a la compañía al borde de la quiebra. De hecho, la falta de capital de trabajo había tornado inviable el financiamiento de la operación y la compañía tuvo que parar la producción en las dos plantas industriales.
La compañía también se vio afectada por cambios en el comportamiento de pago de la cadena de valor y por el incremento de los inventarios por menores ventas, todo lo cual redunda en un aumento paulatino de la necesidad de financiamiento que todavía se mantiene.
En este sentido, las fuentes de apalancamiento utilizadas por la empresa para cubrir dichas necesidades fueron las disponibles en el mercado, en su mayoría de corto plazo y a un costo elevado, que medido en dólares alcanzaba niveles de entre 35% y 45% anuales, siendo la contracara del "carry trade".
Autopréstamo
Si bien Celulosa factura alrededor de u$s200 millones al año, la cifra no alcanza para mantener activa las operaciones por lo cual el propio Nofal cedió a su empresa un préstamo de u$s18 millones al momento de su ingreso como accionista para reactivar la compañía. Se trata de un acuerdo entre la sociedad y el propio Nofal, por una línea de crédito de hasta dicho monto que tiene como objetivo financiar el capital de trabajo necesario para retomar la producción en sus plantas industriales.
El dinero también le permitió avanzar en las reformas que el empresario impulsa para que Celulosa empiece a generar una caja positiva teniendo en cuenta la la significativa necesidad de capital de trabajo adicional que evidencia Celulosa y que se incluye en su proceso concursal que se tramita en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la Primera Nominación de la localidad santafesina de San Lorenzo.
La línea tiene plazo de 24 meses; devengará una tasa del 10% anual y será garantizada mediante un fideicomiso al cual la sociedad cederá cuentas a cobrar. El destino de los fondos será en primera instancia el pago de los salarios del personal correspondientes al mes de septiembre y a la realización de ciertas erogaciones esenciales para comenzar, durante esta semana, con el proceso de arranque de la Planta de Capitán Bermúdez y ahora la de Zárate.
En el establecimiento se produce papel para impresión y escritura, así como pasta celulósica a partir de madera de eucalipto y se elabora otros productos como papeles para packaging y tissue (para papel higiénico y servilletas).
Remontar una situación delicada
Pero más allá de esta operación, Nofal está obligado a lanzar una Oferta Pública de Adquisición (OPA) por la totalidad de las acciones en circulación, dirigida a los inversores minoritarios. Esto se debe a que la CNV no hizo lugar al pedido del nuevo controlador para declarar innecesaria la transacción, aunque aprobó una excepción clave prevista en la Ley 26.831 de Mercado de Capitales que le permite al empresario no considerar el precio promedio de cotización del papel durante el semestre previo a la toma de control, sino únicamente el valor más alto que él mismo haya pagado por acciones de la empresa en los últimos 12 meses.
De este modo, el precio equitativo de la oferta —que será determinado por una evaluadora independiente— se basará exclusivamente en ese parámetro. La empresa debe remontar una delicada situación financiera, con un pasado reciente inestable, con las plantas industriales en gran parte del trimestre sin actividad, sin stock ni capital de trabajo. De hecho, en el último trimestre informado a la CNV y finalizado en agosto pasado, Celulosa registró una pérdida integral de $81.932 millones, en contraposición a la pérdida de $11.987 millones obtenida en el mismo trimestre del ejercicio anterior.
Los ingresos por actividades ordinarias totalizaron $21.968, millones, lo que representa una caída del 73% respecto al mismo trimestre del ejercicio anterior. En tanto, el costo de ventas se contrajo un 42%, alcanzando $43.740 millones, lo cual generó un resultado bruto negativo de $21.830 millones.
También sus ingresos por actividades ordinarias disminuyeron un 80%, mientras tanto los costos de ventas no acompañaron la disminución y cayeron sólo un 46% como consecuencia de la inelasticidad de la mayor parte de los costos fijos de las plantas industriales que estuvieron sin actividad en gran parte del trimestre.
Contraladas en baja
En tanto, la facturación de su controlada, Fanapel ascendió a $3.811 millones; mientras que para el mismo trimestre del ejercicio anterior ascendió a $5.172 millones, producto de su actividad como distribuidora.
En el caso de Forestadora Tapebicuá registró una facturación de $2.323 millones, mientras que en el mismo trimestre del ejercicio anterior fue de $6.201 millones.
Los gastos de distribución y administración reflejan una disminución del 44% y 52% en la comparación de entre el trimestre actual y el correspondiente al ejercicio anterior, respectivamente.
Como consecuencia, el resultado operativo arrojó una pérdida de $27.290 millones en el trimestre, frente a un rojo de $3.502 millones en el mismo trimestre del ejercicio anterior.
El resultado final del trimestre fue una pérdida de $74.628 millones, comparado con una pérdida de $11.890 millones en el mismo trimestre del ejercicio precedente.