PanPack ya no resiste: las importaciones la empujan a bajar la persiana y peligran 80 empleos
La preocupación domina a los vecinos de Los Nogales, cerca de Tafí Viejo, ante el posible cierre de PanPack, una de las plantas industriales más tradicionales de la zona. La firma —proveedora clave de bolsas, sogas e insumos para el agro— habría comunicado a su principal cliente, Los Balcanes, que no puede sostener la actividad frente a la avalancha de productos importados. Y en el sector ya dan por hecho que no será la única en atravesar este desenlace.
Fundada hace medio siglo y heredera de la antigua Panamericana de Plásticos, PanPack llegó a posicionarse como una referencia nacional en la fabricación de tejidos y materiales de polipropileno, con tecnología de punta y más de 300 empleados en sus mejores años.
Despidos, recortes y una caída sin freno
El deterioro se profundizó durante los últimos meses. La compañía inició 2025 con 100 empleados permanentes, sumó contratados y, sin embargo, el 28 de mayo anunció 25 despidos. Los trabajadores relatan que fueron llamados uno por uno para comunicarles que ya no podían ingresar.
A esa reducción se sumó la no renovación de 20 contratos, lo que dejó la dotación por debajo de los 80 operarios. Los intentos de protesta no cambiaron el panorama: la empresa ofertó pagar sólo el 50% de las indemnizaciones en siete cuotas, propuesta rechazada por los despedidos, que debieron iniciar acciones legales.
Una fábrica que pasó de orgullo local a símbolo de abandono
Los empleados recuerdan con nostalgia la época en que PanPack abastecía a más de 15 ingenios. Hoy la planta exhibe atrasos salariales, menos actividad y una evidente falta de inversión. Incluso se acumulan reclamos por cuotas alimentarias impagas.
La crisis se agravó con el avance de productos importados: los pedidos disminuyeron y varios clientes dejaron de comprar. Según publicaciones del medio Contexto Tucumán, la firma entró en convocatoria de acreedores y apenas está completando el último pedido de la zafra para Los Balcanes, su cliente más grande.
En Los Nogales, donde prácticamente todos tienen algún vínculo con la fábrica, la incertidumbre domina. Los rumores llegan antes que las respuestas. Y, por ahora, los únicos que recibieron confirmaciones formales fueron los clientes, no quienes sostienen la producción día a día.
Se suman otros cierres y crece la alarma entre las empresas nacionales
La situación de crisis que atraviesa el sector textil, derivado de la caída del consumo y la invasión de productos importados a través de plataformas online como Temu y Shein, sigue complicando a las compañías nacionales de ese rubro. En ese marco, Textilana, dueña de la marca Mauro Sergio y proveedora de Kosiuko, y su controlada Hilamar, es epicentro de conflictos tras informar que aplicará un cronograma de suspensiones de personal que se extenderá hasta bien entrado 2026.
En un primer momento, la firma anticipó que frenaría el desempeño de 170 empleados, pero luego ese número se amplió hasta los 250 operarios. En torno a la compañía señalan que Textilana y Hilamar recortaron 150 puestos de trabajo entre despidos y retiros, sólo en los últimos años. La compañía podría entrar en fase de quiebra si no cambia la perspectiva comercial en el corto plazo.
Según indicaron fuentes de la Secretaría Adjunta de la Comisión Interna de Textilana, la semana pasada el plantel de empleados de la firma fue convocado por la empresa a una reunión en el Ministerio de Trabajo bonaerense.
Por otro lado, un sector de la cadena productiva de la industria textil argentina acaba de presentar ante el Gobierno un plan para avanzar en un proceso de competitividad que le permita al sector poder dar pelea al ingreso de productos importados y, a la vez, defenderse de la fuerte caída del consumo interno.
Se trata de las empresas nucleadas en la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), entidad que representa desde hilanderías hasta confección que fue fundada en 1932, y que con el paso de los años se ha consolidado como una voz importante en el entramado productivo de este sector, articulando con cámaras, entidades gubernamentales, sindicatos y organismos multilaterales.
Representa casi a la totalidad de las 4.000 empresas y establecimientos que operan en el sector textil y de la confección en sus distintas fases como son hilandería, tejeduría, tintorería, acabado y proveedores del sector.
El plan busca avanzar más allá de reclamos tradicionales como los de imponer restricciones al ingreso de competencia extranjera o de subsidios al sector, ya que, uno de sus principales ejes es que los impuestos al trabajo abonados por las firmas sean tomados a cuenta del pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA].