MERCADO EN CRISIS

Emblemática marca de leche, quesos y yogurt no paga los sueldos y tiene sus tres plantas paralizadas

La empresa acumula deudas salariales millonarias, no tiene materia prima para producir y arrastra pasivos por u$s60 millones con tamberos
Por Diego Mañas
NEGOCIOS - 17 de Diciembre, 2025

La situación de Lácteos Verónica volvió a tensarse en los últimos días y expuso con crudeza una crisis que, según sus propios trabajadores, se arrastra desde hace años, pero que en este cierre de 2025 alcanzó un punto crítico.

Atrasos reiterados en el pago de salarios, una operatoria industrial casi detenida por falta de materia prima y la ausencia de un plan empresario concreto confluyeron en una medida de fuerza que, sin ser formalmente un paro, dejó sin actividad real a las plantas de la firma en Santa Fe.

El conflicto combina un problema laboral inmediato con una crisis estructural más profunda, que afecta no solo a los empleados sino también a productores tamberos, transportistas, proveedores y a la economía cotidiana de varias localidades del interior provincial donde la empresa fue históricamente un actor central.

Los problemas salariales en la gigante láctea

El detonante fue un nuevo incumplimiento en el esquema de pagos acordado entre la empresa y los trabajadores. El entendimiento preveía depósitos semanales de un millón de pesos por trabajador para ir cancelando deudas salariales acumuladas durante meses. De esta forma, todos los lunes, los empleados irían cobrando hasta enero la deuda que la empresa mantiene con ellos.

Según explicó Marcelo Musio, delegado sindical en la planta de Clason, el mecanismo funcionó con dificultades crecientes hasta fines de noviembre. "Todos los lunes se venía pagando, con demoras, pero se cumplía. El problema se agravó a principios de diciembre, cuando los pagos empezaron a llegar incompletos", relató. El último lunes, la empresa depositó alrededor de 500 mil pesos, dejando un faltante cercano a los 200 mil para completar el monto comprometido.

Frente a esa situación, los trabajadores resolvieron avanzar con una retención de crédito laboral a partir del lunes por la tarde. Aunque no se trató de un paro declarado, el efecto fue similar, ya que la mayoría del personal afiliado dejó de prestar tareas, lo que paralizó de hecho la actividad en las plantas.

Retención laboral y plantas virtualmente detenidas

Lácteos Verónica, un emblema del sector, profundiza su crisis

Musio aclaró que parte del personal fuera de convenio continuó realizando tareas puntuales, lo que permitió que en algunas plantas se procese un volumen mínimo bajo esquemas de fasón. Sin embargo, la actividad está muy lejos de un funcionamiento normal, ya que la empresa está en niveles mínimos de producción.

"La planta de Clason está directamente parada porque no hay materia prima. En Lehmann y Suardi se está secando algo de leche, pero es trabajo para terceros, no producción propia", explicó. La falta de leche aparece como un factor central del colapso operativo y revela un problema más profundo que excede el conflicto salarial coyuntural.

Una empresa sin leche para producir

De acuerdo con el testimonio del delegado, Lácteos Verónica no solo enfrenta dificultades financieras, sino que hoy carece de la materia prima básica para sostener su negocio. "No hay leche propia. Nadie salió a comprar leche para elaborar productos de la marca Verónica", sostuvo.

La situación resulta especialmente llamativa si se tiene en cuenta la capacidad instalada. Solo la planta de Clason está preparada para procesar hasta 300.000 litros diarios. Sin embargo, sectores completos permanecen detenidos: mantequería, dulcería, quesería y fundido. Incluso líneas históricas como el Roquefort operaban, hasta hace poco, con apenas 3.000 o 4.000 litros diarios, una cifra insignificante frente a los volúmenes habituales de otros tiempos.

Musio apuntó directamente a la conducción empresaria, en manos de la familia Espiñeira. "El propio dueño vino y nos dijo que no podían traer leche para elaborar. Lo más grave es que ni siquiera llevan su propia materia prima a su propia fábrica: esa leche se la llevan a otra empresa", afirmó.

Empleo en riesgo y retiros voluntarios congelados

La crisis productiva se traduce en un fuerte impacto laboral. Lácteos Verónica llegó a emplear alrededor de 700 personas, pero hoy el número se redujo a entre 500 y 600 trabajadores, tras retiros voluntarios y el cierre de sucursales en distintas ciudades.

Sin embargo, incluso esos retiros están virtualmente paralizados. "Los compañeros que aceptaron el retiro voluntario no están cobrando. Nadie quiere firmar una renuncia por el 50% de la indemnización si después no pagan", explicó Musio. Según indicó, las propuestas de pago asociadas a esos acuerdos tampoco se cumplieron, lo que terminó de desalentar nuevas adhesiones.

A este escenario se suma una situación aún más delicada: descuentos realizados a los trabajadores que no fueron efectivamente depositados. "No es solo el salario. Hay jubilaciones impagas, cuotas alimentarias que no se transfirieron, aportes de obra social que no llegaron. Eso genera un daño enorme", advirtió el delegado, quien mencionó casos de empleados con problemas graves de cobertura médica.

Deuda con el sector productivo

Además del enfrentamiento con sus propios trabajadores, Lácteos Verónica carga una deuda estructural que profundiza su crisis operativa y financiera. Según estimaciones de los propios tamberos que abastecen a la compañía, la firma acumula pasivos por alrededor de 60 millones de dólares por leche cruda entregada y no pagada, lo que en moneda local representa casi 90.000 millones de pesos. Esta enorme cifra no solo refleja tensiones comerciales aisladas, sino un problema sistémico que vincula a la empresa con alrededor de 150 productores de Santa Fe que ya no perciben pago por la materia prima entregada en los últimos meses.

Para los tamberos, el impacto es particularmente grave porque la actividad lechera depende de un flujo diario de ingresos, ya que la leche se ordeña y se entrega todos los días, sin posibilidad de almacenamiento. Productores que continuaron enviando leche a Verónica durante meses han visto cómo sus cuentas se deterioran hasta niveles inviables, con deudas individuales que superan los 900 millones de pesos en algunos casos, y con tambos que terminan cerrando definitivamente por falta de recursos para sostener operaciones básicas.

Este reclamo de los tamberos, aunque estrechamente vinculado a la crisis interna de Verónica, ha generado una fuerte sensación de abandono y falta de diálogo efectivo con los dueños de la empresa. Productores relatan intentos fallidos de reuniones directas con la conducción empresaria y respuestas insuficientes ante promesas de pago que nunca se materializaron, alimentando así un clima de resignación y frustración que trasciende lo individual y se instala como un serio problema para la cadena láctea regional.

El impacto en los pueblos del interior

Más allá de los muros de las plantas, la crisis se siente con fuerza en las localidades donde la empresa tiene presencia histórica. Clason, Lehmann, Suardi, Totoras y San Genaro dependen en buena medida del movimiento que genera la actividad láctea, tanto por el empleo directo como por la cadena de servicios asociada.

"No es solo la fábrica. Son los transportistas, los productores, los comercios. A estos pueblos les quitaron una parte de vida", sostuvo Musio, que vive en Totoras y trabaja en la empresa desde hace 35 años. Según su visión, el deterioro de Lácteos Verónica arrastra a toda la economía local y profundiza una sensación de abandono en comunidades pequeñas, donde las alternativas laborales son escasas.

Versiones de venta y negociaciones que no avanzan

En paralelo al conflicto, circulan versiones sobre posibles interesados en adquirir alguna de las plantas. El delegado confirmó que hubo contactos y rumores, entre ellos con Adecoagro, pero aclaró que no existen definiciones concretas.

"Interesados hubo, pero no por las tres plantas juntas. Algunos preguntaron por Clason, otros por Lehmann o Suardi. El problema es que no se cierra nada, no se sabe qué está pasando y mientras tanto la empresa se sigue vaciando", señaló. La falta de decisiones claras alimenta la incertidumbre entre los trabajadores y acelera el deterioro operativo.

Un cierre de año con final abierto

El conflicto entra ahora en una fase especialmente sensible. El esquema de pagos exige un nuevo depósito el próximo lunes, cuando aún no se completó el correspondiente a esta semana. "Hoy es miércoles y ya estamos mirando el home banking todo el tiempo. Faltan pocos días y el problema vuelve a empezar", describió Musio.

Con las fiestas de fin de año a la vuelta de la esquina, la preocupación crece. Muchos empleados acumulan deudas, obligaciones familiares y problemas de salud sin resolver. "No vemos ningún cambio positivo. Eso es lo más triste", resumió el delegado.

La combinación de atraso salarial, parálisis productiva, falta de leche y ausencia de un rumbo empresario visible deja a Lácteos Verónica en una situación límite. Lo que comenzó como un conflicto laboral puntual ya se transformó en una crisis empresarial de alto impacto local y sectorial, cuyo desenlace sigue siendo una incógnita.

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