Un curioso momento se vivió poco antes de que Axel Kicillof diera su primer discurso como gobernador de la provincia de Buenos Aires que provocó risas incluso en el flamante mandatario.

Es que antes de que el gobernador tomara asiento, un asesor de la legislatura provincial le pidió un segundo y le acercó un almohadón para que esté un poco más elevado y cómodo en su silla, por lo que Kicillof no pudo contener las risas ante la situación.

El episodio fue un momento distendido en la ceremonia del traspaso de mando que se caracterizó por la cordialidad entre todas las personas que ocuparon el atril de la presidencia de la Cámara provincial, marcando una diferencia entre lo que se vivió ayer en el Congreso de la Nación.

En el traspaso de poder entre Mauricio Macri y Alberto Fernández, si bien hubo buena sintonía entre ambos presidentes ─el saliente y el entrante─ no ocurrió lo mismo con la vicepresidenta Cristina Kirchner, que saludó de manera muy fría al líder del PRO, casi sin mirarlo a los ojos.

El nuevo gobernador asumió el Ejecutivo provincial en lugar de María Eugenia Vidal. Ante la presencia del presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Kirchner, tomó posesión de los atributos bonaerenses en un recinto en el que se cantó la marcha peronista completa.