Bullrich nombra ministros para mostrar apoyo del "establishment", mientras Milei se aleja en las encuestas
Patricia Bullrich sabe que, a pesar de haber quedado en el segundo lugar, hoy es la candidata con peores chances de entrar en un balotaje. Los analistas le asignan más chances de perder votos que de ganarlos de cara a las elecciones de octubre.
Para empezar, está el efecto anímico, que fue evidente ya desde la noche misma de las PASO. En contraste con la euforia del bunker de Javier Milei, y con la estudiada arenga combativa del peronismo -y su llamamiento a la lucha por "los derechos"- en Juntos por el Cambio se vivió un clima extraño.
Esa victoria con gusto amargo, donde convivieron en el escenario un derrotado Horacio Rodríguez Larreta y una nerviosa Patricia Bullrich -que con 17% de los votos no logró transmitir una imagen de vencedora de la noche- se completó con un detalle que nadie pasó por alto: el inesperado protagonista terminó siendo Mauricio Macri.
Con aire notoriamente distendido y hasta transmitiendo una imagen de alegría por el resultado de Milei -al punto que se permitió hacer la suma de los votos de JxC con el del espacio del libertario para argumentar sobre el caudal del voto del cambio- quedó la sensación no solamente de que estaba retomando de hecho el liderazgo de Juntos por el Cambio sino también enviando un mensaje al propio Milei para una futura alianza.
Desde ese día, el protagonismo absoluto de Bullrich en los canales de TV que ya la tenían como invitada fija entró en declive, y fue Milei quien protagonizó un raid que lo llevó a mostrar todas sus facetas, para cada target electoral. Lloró con Alejandro Fantino al recordar sus inicios en la TV y tener un recuerdo para Maurio Viale; se mostró humano y simpático ante Chiche Gelblung en Crónica, donde habló de cómo su hermana Karina asumiría el rol de primera dama y hasta permitió que Chiche le tirara el pelo para constatar que su abundancia capilar era real. Luego dio detalles técnicos ante Bloomberg TV sobre su propuesta para dolarizar la economía, previa operación para canjear la "bola" de Leliqs y debatió con los conductores de "A dos voces", en TN, sobre por qué el Conicet tiene el doble de empleados que la NASA.
Se habla de él en la prensa internacional, ya sea para asombrarse del fenómeno como para criticar su propuesta dolarizadora, como hizo Mark Sobel, ex representante estadounidense en el directorio del FMI durante la gestión de Barack Obama.
La devaluación del perfil halcón
Lo cierto es que no le resulta fácil a la candidata ganadora de Juntos por el Cambio adaptarse a la nueva situación. No solamente perdió su lugar de ser la principal opositora al peronismo, sino que el resultado de las PASO hasta le quitó la aureola de "halcona" que la caracterizó en los últimos años. Si frente a Rodríguez Larreta sus propuestas parecían radicales, frente a Milei pasa a ser percibida como ocupando una postura más "de centro".
El propio Milei noto inmediatamente la situación al referirse con sorna a la candidata como "la segunda marca", en una góndola donde él representa al producto original.
Pero si hay un síntoma claro de la pérdida de protagonismo es el hecho de que el peronismo eligió al libertario como interlocutor con el cual polemizar, y empezó a dejar en un segundo plano a la candidata de Juntos por el Cambio. Esa estrategia, que se había esbozado en la misma noche de las PASO -cuando Sergio Massa y Axel Kicillof hablaron sobre la importancia del Estado y cómo no había sido "la mano invisible del mercado" la que había vacunado a la gente durante la pandemia-, se confirmó en los días siguientes. Así, Massa centró su critica en trazar un paralelo entre la propuesta dolarizadora de Milei con el plan Bonex de 1990.
Lo cierto es que en el comité de estrategia de Juntos por el Cambio reina el estupor y no terminan de recuperarse del golpe. En la nueva etapa, Bullrich debe reconquistar los votos en territorios que consideraba propios, como las provincias de Córdoba, Santa Fe y Mendoza, donde durante los "banderazos" de protesta con Alberto Fernández se había erigido como la defensora de los reclamos de la economía rural en contra de la injerencia porteña.
Sin embargo, Milei obtuvo en Córdoba un 33%, aventajando tanto al "locatario" Juan Schiaretti que sacó 27% como a Juntos por el Cambio, que sumó 25%. En Mendoza arrasó con un 44%, dejando lejos a Bullrich con un 28% de la coalición. Y en Santa Fe, con 35%, le sacó una ventaja de cuatro puntos.
Bullrich, la más complicada
Con esos números sobre la mesa, la primera conclusión de los analistas es que tiene más motivos de preocupación Bullrich por los votos que obtuvo Milei en la ex "franja amarilla" que por la pérdida de votos de Sergio Massa en el conurbano.
De hecho, la expectativa es que para octubre el peronismo tiene más chances de crecer que la candidata de Juntos por el Cambio. El razonamiento es que, entre las PASO y la lección de octubre, suele haber una suba en la participación del electorado, de no menos de cinco puntos. Y en Unión por la Patria están convencidos de que la gran mayoría de los ciudadanos que se quedaron en su casa son ex votantes del Frente de Todos en 2019. De manera que cada abstencionista que pueda concurrir a votar en octubre es un voto recuperado para el peronismo.
Bullrich tiene un panorama más complicado. Por un lado, debe hacer un equilibrio para no perder ni uno solo de los votos de Rodríguez Larreta. Eso implica moderar su perfil "halcón" para no sufrir la erosión interna de la Unión Cívica Radical ni de Lilita Carrió, que viene advirtiendo sobre los riesgos de un ajuste que "destruya a la clase media".
Pero, por otro lado, debe procurar buscar votantes en la masa que apoyó a Milei. Y ahí el interrogante que se le plantea a los analistas es que habrá dos fuerzas en sentido inverso: por un lado, los enojados que votaban a Milei sólo con afán testimonial y que ahora podrían asustarse ante las propuestas extremas del candidato; pero, en sentido inverso, aquellos que sólo votaron a Bullrich para frenar a las "palomas" de Rodríguez Larreta pero que en el fondo simpatizaban con Milei.
E, incluso, está el "factor vergonzante" que provocaba Milei en un sector de la clase media, que era sensible a las críticas que se le hacían en los medios al candidato libertario por su incorrección política, pero que ahora, al verlo liderar la carrera, podrían sentir legitimada su preferencia.
Entre ambas corrientes opuestas, creen los analistas que hay más probabilidades de que votantes de Bullrich decidan pasarse a Milei antes que se produzca el movimiento en el sentido inverso.
Los primeros sondeos abonan esa tesis. Un trabajo de CB Consultora luego de las PASO muestra que Milei tiene un "techo" de 52,2%, con un diferencial de -1,1% entre imagen positiva y negativa. Bulllrich, en cambio, tiene un techo de 47,4% y una imagen con saldo negativo de 10 puntos.
De hecho, los encuestadores ya están tratando de detectar cuáles son las chances de que el libertario pueda imponerse en primera vuelta.
Milei, entre el sabotaje y el apoyo de Macri
Es en ese marco de relativa debilidad, que Bullrich decidió dar el giro a su estrategia para recuperar posiciones. Empezó por designar ministros, como si ya fuera presidente electa. Carlos Melconian en Economía, Federico Pinedo en la Cancillería, Ricardo López Murphy en Defensa Nacional, Luciano Laspina al Banco Central son los primeros nombres que se han dejado trascender.
No es una estrategia nueva, desde ya. Ni tampoco es una demostración de fortaleza, dado que muchas veces recurren a ella los candidatos que van corriendo con desventaja. Sin ir más lejos, en la campaña de 2015 Daniel Scioli había adquirido el hábito de nombrar un ministro cada semana, como forma de mantener un alto perfil. Fue de aquellos días que por primera vez se asoció el nombre de Silvina Batakis con el ministerio de Economía.
El mensaje que quiere transmitir Bullrich detrás de esa actitud es la de contar con un equipo experimentado y, sobre todo, el de tener el apoyo del "establishment" empresario, que hasta ahora ha mostrado desconfianza en las propuestas de Milei.
Todos esos funcionarios de un eventual gabinete de Bullrich cuentan con la confianza de las gremiales empresariales, el mercado financiero y los organismos internacionales de crédito. Sus planes -como el que elaboró Melconian bajo el patrocinio de la Fundación Mediterránea- responden al recetario clásico de la economía ortodoxa y, en general, generan consenso del llamdo "círculo rojo".
En contraste, las propuestas radicales de Milei, empezando por la dolarización y el canje de la "bola de Leliqs" por bonos del Tesoro, generan inquietud y han sido desacreditados por economistas de todas las tendencias.
Pero hay un problema: esas señales son importantes para el votante al que Bullrich ya tiene en su electorado, el típico adherente del PRO de clase media-alta, con alto nivel educativo, muy politizado y mayor de 40 años. En cambio, no necesariamente tiene llegada a la masa de veinteañeros de trabajos precarizados que constituyen el núcleo duro de los votantes de Milei.
Es por eso que la segunda parte de la estrategia de Bullrich, hasta ahora sólo insinuado, Odría ganar protagonismo en las próximas semanas, como apuesta principal para revertir la situación.
Esa solución no implicaría tanto el debate sobre los contenidos de la propuesta de Milei, sino diferenciarse por su mayor capacidad de "gobernabilidad".
En otras palabras, instalar la idea de que el libertario no tendrá chances de sobrellevar el sabotaje que desde el primer día sufrirá a manos de "las corporaciones". Bullrich intentará contrastar esa relativa ingenuidad de Milei frente a su probada experiencia en situaciones de alta presión, como las que vivió en el caso Maldonado o en la protesta por la reforma jubilatoria.
El argumento de Bullrich es que Milei no contará con gobernadores aliados ni con mayoría propia en el Congreso para aprobar ninguna de sus propuestas, mientras que ella tendrá la mitad del Senado, una mayoría en Diputados y no menos de 10 provincias aliadas.
El mensaje tácito será simple y duro: Milei corre serio riesgo de una crisis de ingobernabilidad que erosione su poder político hasta lo lleve a tener que adelantar su salida del gobierno, en medio de una situación de caos social. En cambio, ella tiene los resortes para controlar la situación.
No obstante, ese argumento tiene un talón de Aquiles: la debilidad de Milei está siendo compensada por los guiños cada vez menos disimulados que le envía Mauricio Macri. Cada vez más encaramado en su rol de verdadero líder de la oposición, el ex presidente -que no por casualidad felicitó al libertario la noche de las PASO y lo llamó por teléfono- ya imagina una situación en la que pueda co-gobernar si las cosas salieran como los encuestadores sospechan que saldrán.