OPINIÓN & ANÁLISIS

El discurso de asunción de Milei, la contracara perfecta del de Juan Perón de 1946

El director de Libertad y Progreso analiza el contraste entre el diagnóstico de Perón sobre una economía pujante con mala distribución y el que trazó Milei
POLÍTICA - 16 de Diciembre, 2023

En su discurso inaugural, el presidente Javier Milei estableció un notable contraste con los discursos de Juan Domingo Perón de 1946, revelando diferencias significativas en la realidad económica y política en las que asumieron el cargo y anticipando un giro completo en el modelo económico, rentístico y social, basado en filosofías contrapuestas.

Perón asumió la presidencia en pleno apogeo de la Argentina. Durante 1946, lanzó su plan quinquenal 1947-1952, para lo cual él mismo destacaba el "esplendor" y las fortalezas económicas del país.

Se enorgullecía de las 16 toneladas de oro que tenía depositadas en el Banco de Francia; que la Argentina no tenía deuda externa; que era acreedora de potencias extranjeras. Además, destacaba que la moneda argentina tenía mayor respaldo en oro que cualquier otra de los países desarrollados, y que esto se lograba con impuestos más bajos que cualquier otro país desarrollado.

Sin embargo, Perón sostenía que había gran desigualdad y era necesario redistribuir las riquezas. Influenciado por las ideas nacionalistas y fascistas de Benito Mussolini, nacionalizó el Banco Central y propuso el modelo de intervención estatal en la economía para establecer la justicia social.

En sus discursos de 1946, Perón describía la economía argentina como pujante, pero marcaba su desigualdad en la distribución de renta

La contracara del diagnóstico de Milei

El discurso de Milei es la contracara perfecta de ese relato. Ocho décadas más tarde, el sistema intervencionista, proteccionista, de sustitución de importaciones y donde el Estado decide casi todo, ha dejado un país corrompido y exhausto.

Milei describió detalladamente el desastre económico y social que hereda: un Banco Central estatizado y quebrado, con reservas netas negativas en u$s11.000 millones, y pasivos remunerados que triplican la base monetaria; una deuda pública desorbitada de u$s419.000 millones, considerada impagable por los mercados; déficits enormes tanto del Banco Central (10% del PIB) como del Tesoro (5%); y una inflación galopante del 300%, con el riesgo de escalar a una hiperinflación que podría superar el 3.000%.

También, denuncia un Estado que ha duplicado su tamaño, con los impuestos más altos del mundo, y que, aun así, son insuficientes. El sistema educativo, otrora motivo de orgullo, también ha colapsado, con solo un 16% de los niños graduándose en tiempo y forma, y de estos, la mitad no comprende lo que lee o no sabe resolver problemas matemáticos básicos.

La pobreza ha escalado dramáticamente, pasando del 4% a superar el 45%, y dos de cada tres niños viven en la pobreza.

En respuesta a este panorama desolador, Milei aboga por un programa de austeridad sustancial, haciendo eco del clamor popular al afirmar que "NO HAY PLATA". El público votó y aplaudió esta declaración, respaldando a un líder que promete un sacrificio necesario para cambiar de sistema.

En su discurso de asunción, Milei trazó un duro diagnóstico, con una visión crítica de las políticas populistas

Antecedentes liberales

La propuesta de Milei se enraiza en la historia liberal de Argentina, recordando la gesta de 1810, la generación del ‘37, la figura de Juan Bautista Alberdi y la Constitución de 1853, así como la generación del ‘80, destacando a presidentes como Domingo Sarmiento y Julio Roca.

Su discurso se centra en la necesidad de reducir el tamaño del Estado, implementar reformas económicas drásticas y buscar la estabilidad fiscal y monetaria.

Aspira a restablecer el ideario liberal como nuevo Contrato Social, resumido en las palabras de Alberto Benegas Lynch (h): "El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social".

(*) Agustin Etchebarne es director general de la Fundación Libertad y Progreso

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