Villarruel se diferencia de Milei: "Sudamérica no debe definirse por agendas extranjeras"
La vicepresidenta Victoria Villarruel presentó una visión geopolítica propia y diferenciada de la Casa Rosada durante su participación en la reunión preparatoria del XII Foro Parlamentario Iberoamericano en el Congreso de los Diputados de España, en Madrid. Centrando su discurso en la identidad y la autonomía regional, Villarruel marcó distancia de la política de alineamiento irrestricto impulsada por el presidente Javier Milei, al afirmar categóricamente: "Nuestro continente no debe definirse en función de agendas extranjeras, sino en función de su propia vocación".
La intervención de la vicepresidenta se produjo en un contexto de "redefinición global", donde la revolución tecnológica y la transición demográfica exigen a la región fortalecer su unidad, identidad y cultura. Mientras que el presidente Milei privilegia el alineamiento con Estados Unidos e Israel y el concepto de "Occidente político y económico", Villarruel hizo foco en la Comunidad Iberoamericana como una "civilización unida por su raíz cultural cristiana", insistiendo en que la región debe consolidar su propio proyecto basado en "un diálogo sereno y responsable".
Además de su llamado a la autonomía, la vicepresidenta utilizó la tribuna española para reivindicar el reclamo de soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, agradeciendo el "apoyo histórico" de las naciones iberoamericanas. Esta postura, aunque tradicional en la diplomacia argentina, contrasta con el acercamiento más pragmático que el Gobierno ha esbozado hacia el Reino Unido en otras esferas.
Villarruel estructuró su presentación en tres ejes temáticos que sugieren una agenda internacional con foco en la cooperación y la identidad regional, priorizando temas que se distinguen de la narrativa oficial centrada en lo macroeconómico y la desregulación.
Innovación, ética y autonomía tecnológica
Frente a la revolución de la inteligencia artificial y la tecnología, la vicepresidenta advirtió que debe prevalecer la ética y que la innovación no debe ser un "instrumento que nos fragmente, nos deshumanice o nos vuelva dependientes de intereses ajenos". En contraste con la postura desreguladora del presidente Milei, Villarruel propuso:
Avanzar hacia marcos regulatorios comunes que prioricen la dignidad humana, la intimidad y la privacidad de los datos.
Crear "ecosistemas regionales de investigación, fondos regionales de inversión y grandes centros de datos", subrayando la necesidad de una estrategia latinoamericana coordinada para garantizar la autonomía.
Seguridad alimentaria y arraigo territorial
Villarruel posicionó a la región como líder en la generación de proteínas, instando a no limitarse al rol de proveedores de materias primas. Postuló que Iberoamérica debe liderar las cadenas de valor con tecnología y desarrollo local, asegurando el "arraigo territorial". Propuso impulsar legislaciones que fomenten la agroindustria, mejoren la relación insumos-producto final y reduzcan el desperdicio de alimentos. También reclamó promover la bioeconomía como modelo de desarrollo sostenible, entendiéndola como un equilibrio entre lo social, lo ambiental y lo económico.
Sostenibilidad demográfica y apoyo a la vida
El tercer eje, orientado a cuestiones demográficas y sociales, alertó sobre la "preocupante tendencia de baja tasa de natalidad" en la región, la cual "compromete las posibilidades de desarrollo" y es un factor decisivo en el equilibrio geopolítico. Villarruel propuso:
Impulsar legislaciones de apoyo a la maternidad y a las familias jóvenes, incluyendo incentivos habitacionales y fiscales.
Garantizar el acceso a servicios de salud reproductiva ética y responsable, además de fomentar redes de cuidado.
Villarruel concluyó con un llamado a la construcción de consensos, afirmando que América representa "una auténtica tierra de vida y de esperanza", consolidando una posición que prioriza la identidad cultural y la autonomía regional por encima de la lógica de alineamientos globales claros.