• 10/12/2025
ALERTA

Ni petróleo ni narcotráfico: el verdadero objetivo de Trump, tras echar a Maduro de Venezuela

Mientras Maduro y sus aliados afirman que Trump viene por el petróleo, analistas independientes focalizan en un nuevo orden mundial pensado por EE. UU.
10/12/2025 - 20:55hs
Trump Maduro

Los últimos movimientos de la temible IV Flota estadounidense, la responsable de todas las operaciones en América Central, el Caribe y Latinoamérica, refuerzan la idea del interés estadounidense por el petróleo venezolano y sus millonarias reservas.

En las últimas horas, dos cazas F-18 Super Hornet, sobrevolaron el Golfo de Venezuela. La trayectoria de las aeronaves fue rastreada en tiempo real mediante la plataforma digital FlightRadar24, donde fueron observados acercándose al Lago de Maracaibo desde el interior del Golfo de Venezuela.

El objetivo de Donald Trump, tras echar a Nicolás Maduro de Venezuela

Esta bahía se encuentra ubicada al norte del departamento estatal de Zulia, un enclave rico en recursos petroleros. 

En la Casa Blanca, los funcionarios de Donald Trump afirman que la escalada es producto del crimen organizado y de una rama específica, el narcotráfico que tendría en la persona de Nicolás Maduro a uno de los principales capos del denominado "Cártel de los Soles". Para los republicanos se trata de reeditar la lucha contra las drogas llevando el poder de fuego y disuación estadounidense a los lugares comienza realizarse el proceso exportador de sustancias ilícitas.

Sin embargo, la verdadera razón estaría alejada de estos dos motivos y la principal preocupación de la administración Trump es la de poner orden o imponer su orden al patio trasero de su país, visiblemente convulsionado por regímenes creados bajo el mandato del Consenso de San Pablo que alguna vez liderara Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Evo Morales, Pepe Mujica y, el actual presidente brasileño, Lula Da Silva del poderoso partido de los trabajadores.

El acicate para retomar una nueva versión de la doctrina Monroe fue la creciente influencia de China en la región del continente americano, juzgada como inaceptable por los estadounidenses. En ese sentido, Trump no busca sacar del poder a Maduro por el petróleo, sino por motivos puramente políticos o geopolíticos. Terminar con los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua es un paso más en el sentido de reafirmar el dominio estadounidense en América Latina, contrarrestar la influencia de China en la región y fortalecer su posición interna.

El plan geopolítico que Estados Unidos despliega en América Latina

De hecho, el presidente estadounidense dio sobradas muestras de intervención en la política latinoamericana que avala a quienes observan el reacomodamiento de EE. UU. como potencia mundial que tiene un gran desafío ante China. Enviar a la cuarta flota a Venezuela representa una línea de acción muy dura, pero, previamente, había amenazado con apoderarse del canal de Panamá.

También realizó un cambio de nombre del golfo de México a "golfo de América", le retiró la ayuda a Colombia, el gobierno de Petro avanzaba en adquirir material militar estadounidense a pesar de la oposición que ejerce sobre los Estados Unidos, y aumentó los aranceles a Brasil por la condena al expresidente Jair Bolsonaro. 

El hecho más significativo no fue militar, sino financiero y consistió en el rescate a la Argentina para apoyar al presidente Javier Milei, quien terminó ganando las vitales y cruciales elecciones de medio término.

Demasiadas intervenciones en la región que demuestran el retorno del interés de los Estados Unidos por lo que sucede al sur del río Bravo. Y, un documento que pone en blanco sobre negro, el verdadero interés de Trump. La oficina del presidente estadounidense, Donald Trump, redactó la nueva Estrategia Nacional de Seguridad estadounidense.

En 33 páginas, el gobierno trumpista restablece la añeja doctrina Monroe, por la que se reivindica la hegemonía de EE. UU. en el hemisferio occidental, y suma apuntes propios como el control migratorio y fronterizo, como una prioridad de su mandato, además, de focalizar su seguridad nacional a través del combate a las amenazas consideradas urgentes en el continente americano.

Según el texto, ese repliegue "de escenarios cuya importancia relativa para la seguridad nacional ha disminuido" se compensa con una mayor intervención en la región latinoamericana, principalmente para combatir narcotráfico, migraciones masivas, crimen transfronterizo, terrorismo y supuestas influencias extranjeras.

El documento no disimula la intención de redefinir alianzas: Europa queda explícitamente cuestionada. El Gobierno de Trump afirma que Occidente atraviesa una crisis de valores y cuestiona su demografía al plantear que la "era de las migraciones masivas debe llegar a su fin" y advierte que el continente europeo podría ser "irreconocible en 20 años o menos" si continúan ciertas tendencias demográficas y políticas. Washington promete respaldar a quienes se opongan a las políticas migratorias y culturales promovidas por la Unión Europea.

Pues bien, ese fue siempre el plan de Javier Milei y su ideólogo, Agustín Laje por lo que la mesa está servida para una larga unión de amistad entre Argentina y EE. UU. mientras los votantes acompañen. Y, las afinidades no se ocultan. Por el contrario, se manifiestan a plena luz del día. Durante el sorteo de los grupos del futuro mundial de fútbol, Donald Trump volvió a elogiar públicamente al ausente Javier Milei y destacó el rumbo político de su administración.

El petróleo venezolano, ¿un premio extra?

Como siempre prima el escenario. Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo y representan una quinta parte de las reservas mundiales.

Además, el petróleo venezolano es especialmente útil para Estados Unidos porque, a diferencia del petróleo ligero producido en territorio norteamericano, el crudo pesado de Venezuela resulta crucial para productos como el diésel, el asfalto y los combustibles para fábricas. La escasez de diésel, la cercanía geográfica de Venezuela y la disminución de la producción de petróleo pesado en México, aumentan los incentivos de Washington para controlar el crudo venezolano.

Para el analista mexicano David Gómez, graduado en relaciones internacionales, "la política exterior del presidente estadounidense está muy marcada por los negocios. Prueba de ello han sido los acuerdos de minerales críticos que ha intentado impulsar en Ucrania y República Democrática del Congo, sus diálogos con Rusia y los negocios inmobiliarios de su familia en el golfo Pérsico. Además, Trump lamentó hace unos años que Estados Unidos no se quedara con el petróleo de Irak tras la invasión en 2003, y aceptó mantener tropas en Siria en 2019 para asegurar los pozos petrolíferos".

En un trabajo publicado en elordenmundial.com se analizó que el gobierno de Venezuela es "consciente del interés de Trump por los negocios, el Gobierno de Maduro le ofreció a lo largo de este año una participación dominante en el petróleo y en otras riquezas minerales de Venezuela. El presidente estadounidense rechazó la propuesta, posiblemente tentado por la opción de que sus empresas aumentaran la producción y los ingresos con un Gobierno afín en Caracas. De hecho, Machado ya había prometido en junio una riqueza aún mayor para las petroleras estadounidenses: 1,7 billones de dólares en quince años".

Para David Gómez, la jugada de Donald Trump le trae numerosos beneficios porque la salida de Maduro, "le permitiría asfixiar a Cuba, que depende del petróleo venezolano para paliar su escasez de combustible, lo que facilitaría el colapso del régimen castrista. También sería un golpe para China, el principal importador de crudo venezolano. Pekín no depende de ello, pues Venezuela no está entre los primeros quince exportadores de petróleo a China, aunque el volumen negociado creció en un 200%, entre 2023 y 2024.