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Prostitución, narcotráfico y estafadores: de qué trata el libro que Milei regaló a sus ministros

Se llama "Defendiendo lo indefendible" fue publicado en 1976 y busca analizar la economía a partir de actividades y personajes socialmente repudiados
23/12/2025 - 16:10hs
Prostitución, narcotráfico y estafadores: de qué trata el libro que Milei regaló a sus ministros

"Defendiendo lo indefendible", del economista estadounidense Walter Block, es el libro que el presidente Javier Milei eligió obsequiar a sus ministros como gesto simbólico y doctrinario del enfoque ideológico que busca imprimirle a su gestión. La decisión no fue casual: se trata de uno de los textos más provocadores del pensamiento libertario clásico.

Publicado por primera vez en 1976, el libro se convirtió con el tiempo en una referencia central del liberalismo radical. Su propuesta es deliberadamente incómoda: analizar la economía a partir de actividades y personajes socialmente repudiados, con el objetivo de cuestionar los límites de la intervención estatal y separar la moral personal del análisis económico y jurídico.

De qué trata el polémico libro que Javier Milei le regaló a sus ministros

La tesis central de Block sostiene que toda actividad voluntaria entre adultos, siempre que no implique agresión contra terceros, no debería ser prohibida por el Estado, aun cuando resulte éticamente cuestionable o socialmente impopular. Bajo esa lógica, el autor examina casos como la prostitución, el narcotráfico, la usura y el chantaje, figuras que suelen generar consenso en favor de su prohibición.

A lo largo del texto, Block aplica herramientas básicas de la teoría económica -oferta y demanda, incentivos, formación de precios y costos ocultos- para argumentar que las regulaciones estatales tienden a empeorar los problemas que intentan resolver. Según su análisis, la prohibición empuja esas actividades hacia la clandestinidad, eleva los riesgos, distorsiona precios y genera consecuencias no previstas.

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El libro que Javier Milei les regaló a sus ministros

El eje conceptual del libro es el principio de no agresión, piedra angular del libertarismo, que establece que nadie tiene derecho a iniciar el uso de la fuerza contra otra persona o su propiedad. Desde ese marco, el autor critica leyes y regulaciones que, a su entender, se basan en juicios morales impuestos por el Estado más que en criterios de libertad individual o eficiencia económica.

La elección de este libro por parte de Milei fue interpretada en el ámbito político como un mensaje directo hacia su propio gabinete: la defensa irrestricta de la libertad, incluso cuando resulta incómoda o impopular; la reducción del rol del Estado; y la primacía del mercado por sobre el paternalismo estatal.

Quién es el autor del libro y qué dicen sus capítulos más polémicos

Walter Block, economista estadounidense y referente del pensamiento libertario, se formó en un contexto histórico atravesado por intensos debates sobre los límites del Estado y la libertad individual. Su obra fue leída tanto en ámbitos académicos como políticos como un intento deliberado de separar el juicio moral del análisis económico y de la legalidad, una frontera que, según el autor, suele confundirse en las regulaciones públicas.

Para desarrollar su tesis, Block eligió analizar una serie de figuras y actividades ubicadas en los márgenes de la aceptación social: prostitutas, narcotraficantes, prestamistas señalados como usureros, chantajistas, difamadores y otros actores que suelen ser condenados de manera casi unánime por la ley, los medios y la opinión pública.

En el prólogo del libro, el autor deja explícito el objetivo central de su planteo: demostrar que si una actividad es voluntaria y no implica agresión contra terceros, no debería ser sancionada por el Estado. Allí afirma que existe una diferencia esencial entre la iniciación de la violencia y otros comportamientos que pueden resultar desagradables o moralmente incómodos, pero que no vulneran derechos ajenos. En esa línea, sostiene que solo la agresión violenta justifica la intervención coercitiva del Estado, mientras que el resto de las conductas deberían quedar fuera del alcance del castigo legal.

A lo largo del libro, Block recorre uno por uno casos diseñados para provocar rechazo inmediato. Uno de los capítulos más polémicos está dedicado a la defensa económica y legal de la prostitución. El autor señala que, pese a la presión de regulaciones, grupos religiosos y campañas morales, la actividad persiste porque existe una demanda real. Para Block, ese hecho demuestra que la prohibición no elimina el fenómeno, sino que lo empuja a la clandestinidad, incrementando los riesgos, la violencia y la precariedad para quienes participan del intercambio.

El mismo razonamiento se aplica al análisis del narcotráfico. Block dedica extensos pasajes a los vendedores de heroína, un ejemplo extremo elegido a propósito. Allí argumenta que la prohibición no solo perjudica a compradores y vendedores, sino que genera efectos colaterales mucho más amplios: aumento del crimen, corrupción policial y deterioro del orden público. Desde su perspectiva, buena parte de la violencia asociada a las drogas no surge del consumo en sí, sino del marco ilegal que rodea su comercialización.

Otro capítulo se concentra en la figura del prestamista, históricamente asociada a la usura y al abuso. Block recuerda que, desde tiempos bíblicos, estos actores han sido objeto de persecución y desprecio social. Sin embargo, plantea que cumplen una función económica concreta: ofrecer crédito allí donde el sistema financiero formal no llega. Para el autor, prohibir o restringir ese tipo de financiamiento no elimina la necesidad de crédito, sino que reduce las opciones disponibles para los sectores más vulnerables.

El libro también aborda la figura del chantajista, uno de los ejemplos más controvertidos. Block propone una pregunta incómoda: si alguien ofrece guardar silencio sobre un hecho verdadero a cambio de dinero, y no hay violencia física involucrada, ¿qué justifica que el Estado prohíba esa transacción? El planteo no busca reivindicar moralmente la práctica, sino cuestionar la base legal de su penalización.

En la misma lógica, el autor analiza a los trabajadores que no adhieren a huelgas, a los propietarios de viviendas precarias y a los comerciantes que operan en barrios marginales. Sobre estos últimos, sostiene que, pese a ser objeto de críticas constantes, cumplen un rol económico positivo al garantizar el acceso a bienes y servicios en zonas donde los costos y los riesgos son mayores. Desde su mirada, la persistencia de estos comerciantes en contextos adversos es una señal de racionalidad económica más que de explotación.

En conjunto, "Defendiendo lo indefendible" propone un ejercicio intelectual incómodo: llevar el principio de no agresión hasta sus últimas consecuencias y obligar al lector a distinguir entre lo que considera inmoral y lo que debería ser ilegal. Esa radicalidad conceptual explica por qué el libro sigue siendo, décadas después de su publicación, una de las obras más discutidas del ideario libertario y por qué hoy vuelve a ganar centralidad en el debate político argentino.

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