Flipping inmobiliario: qué es, cómo funciona y por qué puede ser una buena inversión

La compra, renovación y posterior venta de propiedades usadas se posicona como una estrategia rentable dentro del sector inmobiliario argentino. Esta práctica, conocida como flipping, gana terreno especialmente tras años de caída en los precios de inmuebles usados, que generaron oportunidades para adquirir viviendas a valores bajos y revalorizarlas mediante mejoras específicas.

Desde 2018, el valor de departamentos usados en la Ciudad de Buenos Aires y la provincia bajó cerca de un 40% y 45%, respectivamente. Aunque esta tendencia empezó a revertirse en 2024 y continúa en 2025 con aumentos acumulados, aún hay espacios para identificar inmuebles con potencial de crecimiento tras una adecuada inversión.

Cómo planificar y ejecutar un proyecto de flipping rentable en propiedades usadas

El éxito del flipping depende de una combinación de análisis comercial, técnica de remodelación y ejecución eficiente. Es fundamental evaluar la ubicación, la demanda del barrio y el estado general del inmueble antes de adquirirlo. Además, revisar reglamentos internos es vital cuando se trata de propiedades en condominios o PH para evitar sorpresas.

Antes de comprar, es muy recomendable realizar una tasación profesional y un análisis técnico para detectar fallas ocultas o aspectos que podrían aumentar el costo de la reforma. Esto ayuda a definir un presupuesto realista y evitar inversiones imprevistas.

Las propiedades con más de 15 años suelen ser las candidatas ideales para este tipo de renovación, ya que es posible transformarlas en opciones atractivas para compradores actuales. Muchas veces, los problemas visibles no implican daños estructurales graves y pueden resolverse con arreglos de humedad, pintura o refacciones en baños y cocinas, aunque estos últimos pueden requerir trabajos más complejos en cañerías y revestimientos.

Rentabilidad y ejemplos

Actualizar espacios como la cocina o el baño puede costar entre 2.000 y 10.000 dólares, dependiendo del tamaño y los materiales elegidos. Cambios que impliquen reconfigurar ambientes o modificar instalaciones elevan el presupuesto, por lo que la planificación debe ser cuidadosa y ajustada.

Un margen de ganancia de hasta un 25% es alcanzable si se compra a buen precio, se controla estrictamente el presupuesto y se comercializa rápido. Por ejemplo, un PH de 100 metros cuadrados en Palermo comprado por 150.000 dólares y mejorado con una inversión de 30.000 dólares podría venderse por unos 225.000 dólares, aprovechando la demanda por propiedades sin expensas.

Tiempos y técnicas para acelerar la venta

La duración de las obras varía según el alcance: una actualización parcial puede demandar alrededor de 60 días, mientras que una remodelación completa puede extenderse hasta 90 días o más. Evitar interrupciones y controlar los plazos es fundamental para mantener la rentabilidad.

Una técnica extendida para facilitar la venta es el home staging, que consiste en decorar y amueblar de forma estratégica para resaltar el potencial del inmueble sin equiparlo completamente. Se busca aprovechar la luminosidad y destacar especialmente baños y cocinas, que son áreas muy valoradas.

La velocidad como factor decisivo

Cuanto más rápido se complete la renovación y se venda la propiedad, mayor será la rentabilidad, ya que se reducen costos financieros y riesgos. Estrategias de marketing como fotografías profesionales, descripciones detalladas y recorridos virtuales amplían el alcance y aceleran la transacción.

El flipping inmobiliario no es un negocio improvisado. Requiere asesoramiento, una inversión inicial clara, tiempos definidos y gestión eficiente. Cuando se planifica con cuidado y se presta atención a los detalles, sigue siendo una estrategia efectiva para generar valor y obtener retornos en el mercado inmobiliario residencial.