Si hace unos días el hermano de Carlos Bilardo contaba que el técnico no había podido terminar de disfrutar el título en México del 86​ porque Alemania había metido dos goles de cabeza, imaginensé lo que habrá sido para el Narigón el gol de Diego a los ingleses cuando en realidad todavía ni estábamos en la final...

Bilardo no lo festejó. Acababa de ver el mejor gol de la historia de los mundiales pero él estaba preocupado por otra cosa... Hace unos años, charlando en Animales Sueltos con Alejandro Fantino lo explicaba: "¿Si disfruté el gol? Nooo. Yo miré para atrás para ver cómo estábamos parados".

La sorpresa de Fantino y Bilardo insistiendo en que buscaran algún video en el que se viera que festejó. ¿Cuál era la preocupación? Que Maradona salió corriendo hacia un rincón y, semejante gol, fue un imán para muchos jugadores que no quería quedarse sin festejar tan obra de arte.

"Tengo esa locura de ver cómo quedo parado siempre. Por temor al.. contragolpe, no, eso es boxeo. Por temor a que te metan un contraataque y te matan", contaba el Narigón repitiendo gestualmente el lugar donde gritaba el gol Diego y el espacio que quedaba libre...

Este fue un sello del entrenador. Y el tiempo le terminó dando la razón en cuanto a los problemas que se generan por el festejo desmedido de los goles. Uno de los que olvidó esa lección fue Boca Juniors, dirigido en ese momento por Guillermo Barros Schelotto. Tras un gol a River Plate en el primer partido de la final de la Copa Libertadores de 2018, sus jugadores festejaron eufóricamente la conquista. Aprovechando las distracciones, una jugada rápida del equipo dirigido por Marcelo Gallardo se transformó en el empate a través de Lucas Pratto.