La explicación de un experto a la falta de motivación para hacer ejercicio físico
En un mundo obsesionado con el gimnasio, los maratones y la búsqueda de la "vida fitness" perfecta, la culpa por no cumplir con la rutina de ejercicio es una sensación constante para muchos. Para quienes se sienten identificados, hay dos buenas noticias: en primer lugar, no están solos, y segundo, podrían estar simplemente siguiendo los instintos más primarios. El Dr. Daniel E. Lieberman, una eminencia de la biología evolutiva y profesor en la Universidad de Harvard, publicó un libro que desmitifica la idea de que es "normal" ejercitarse y da una perspectiva liberadora sobre nuestra relación con la actividad física.
Lieberman, cuyo trabajo se centra en cómo y por qué el cuerpo humano evolucionó para lucir y funcionar como lo hace, con el fin de prevenir enfermedades y promover la salud, profundiza en la evolución y la biología de la actividad física. Según el experto, "vivimos en un mundo donde todo el mundo sabe que el ejercicio es bueno para la salud, y sin embargo, a la gran mayoría de la gente le cuesta hacerlo". Las estadísticas son contundentes: apenas una cuarta parte de los estadounidenses -donde Lieberman hizo su estudio- hacen ejercicio en su tiempo libre. La razón, según Lieberman, es simple: "Estamos pidiendo a la gente que elija hacer algo que es inherentemente anormal en el sentido de que evolucionamos para no hacerlo".
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El Dr. Lieberman explica que los humanos sí evolucionaron para moverse y ser físicamente activos. Sin embargo, hay una diferencia crucial entre la actividad física inherente a la supervivencia y el "ejercicio", que para el especialista es la "actividad física voluntaria en aras de la salud y la forma física". "Hasta hace poco nadie hacía eso. De hecho, sería algo un poco loco de hacer". Un cazador-recolector o un agricultor de subsistencia no se embarcaría en una carrera de ocho kilómetros innecesaria por la mañana, ya que eso le quitaría calorías preciosas que necesitaba para otras prioridades vitales, ejemplifica Lieberman.
"En resumen, los humanos tenemos estos instintos profundos de evitar la actividad física innecesaria, porque hasta hace poco era beneficioso evitarla", subraya Lieberman. Y añade una reflexión que cambia la perspectiva: "Ahora, juzgamos a la gente como vaga si no hace ejercicio. Pero no son vagos. Solo están siendo normales". Este concepto es clave para entender por qué la fuerza de voluntad a menudo no es suficiente.
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Dado que "medicalizar y comercializar el ejercicio obviamente no está funcionando", el Dr. Lieberman propone pensar como antropólogos evolutivos para superar estos instintos naturales. Ofrece tres estrategias prácticas:
En definitiva, el mensaje del Dr. Lieberman es liberador: no somos inherentemente "vagos", sino que nuestros cuerpos están programados para conservar energía. Comprender esta raíz evolutiva nos permite abordar la actividad física desde una perspectiva más compasiva y efectiva, buscando estrategias que alineen el ejercicio con nuestros instintos, en lugar de luchar constantemente contra ellos. La clave no es transformarse en un atleta olímpico, sino encontrar la forma de integrar el movimiento de manera necesaria, divertida o social en nuestras vidas, recordando que un pequeño esfuerzo diario puede generar enormes beneficios para nuestra salud y bienestar.