EJERCICIO

Desconocido y simple ejercicio con múltiples beneficios: ni caminata, ni trote ni bici

Se trata de una práctica que lleva cientos de años y cada vez más profesionales recomiendan realizar por sus grandes ayudas para el cuerpo
Por J.M.
SALUD - 21 de Diciembre, 2025

Caminar es, probablemente, la actividad física más básica, accesible y recomendada por médicos de todo el mundo. Sin embargo, existe una variante que está ganando terreno en los consultorios de kinesiología y en las rutinas de atletas de alto rendimiento por su capacidad para transformar el bienestar con un cambio mínimo: invertir la dirección de los pasos. La caminata hacia atrás, o retro-caminata, se presenta como un desafío novedoso que pone a prueba desde los músculos más pequeños hasta la agilidad mental.

Aunque pueda parecer una moda pasajera de gimnasio, esta práctica tiene raíces profundamente arraigadas en la historia. Se estima que ha formado parte de las rutinas de ejercicio tradicionales en China durante siglos. En la actualidad, la ciencia ha comenzado a validar lo que los antiguos ya practicaban, revelando que este simple ajuste en la marcha puede ofrecer resultados superiores a la caminata convencional en términos de equilibrio, fuerza y quema de calorías.

El atractivo de este ejercicio reside en su sencillez y en que no requiere de equipamiento costoso, solo un espacio seguro donde poder desplazarse de espaldas. Profesionales de la salud destacan que, al cambiar el sentido del movimiento, el cuerpo se ve obligado a adaptarse a una tarea mecánica distinta, lo que activa procesos de recuperación y fortalecimiento que la caminata hacia adelante suele pasar por alto.

Caminata hacia atrás: un desafío para los músculos y el metabolismo

A diferencia de la marcha tradicional, donde los tobillos cargan con gran parte del trabajo, la caminata hacia atrás redistribuye el esfuerzo de manera significativa hacia las caderas y las rodillas. Según Nicole Haas, especialista clínica ortopédica en Colorado, el mayor valor de este ejercicio es su capacidad para cambiar la carga mecánica sobre el cuerpo. Al retroceder, se reclutan y cargan músculos, tendones y articulaciones de una forma totalmente diferente, desafiando también al sistema de equilibrio.

Uno de los datos más sorprendentes para quienes buscan optimizar su estado físico es su impacto metabólico. El Colegio Americano de Medicina Deportiva asegura que la retro-caminata puede llegar a quemar hasta un 40% más de calorías por minuto que una caminata rápida convencional. Esta eficiencia quedó demostrada en investigaciones donde mujeres con sobrepeso lograron reducir su grasa corporal y mejorar su condición física general tras solo seis semanas de práctica constante.

Además del gasto energético, este ejercicio es un aliado clave para la postura y la movilidad. Janet Dufek, profesora de kinesiología en la Universidad de Nevada, ha comprobado tras décadas de estudio que la retro-caminata aumenta la flexibilidad de los isquiotibiales y de la parte baja de la espalda. Esto la convierte en una herramienta sumamente valiosa para reducir el dolor lumbar y mejorar la estabilidad general del tronco. Para quienes buscan un nivel más avanzado, expertos sugieren realizar el movimiento arrastrando un trineo con peso para potenciar el trabajo en glúteos e isquiotibiales.

Caminar para atrás: bmpacto en el cerebro y protección de las articulaciones

Más allá de lo puramente físico, la caminata hacia atrás es un verdadero entrenamiento para el cerebro. Al ser una actividad que requiere una atención y concentración mucho mayores que caminar de frente, mejora la conciencia espacial y la coordinación. Ashwini Nadkarni, profesora de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard, explica que este ejercicio puede mejorar la función ejecutiva, la memoria a corto plazo y los tiempos de reacción, ya que el sistema cognitivo debe estar alerta ante una tarea inusual.

En el ámbito de la salud articular, este ejercicio se presenta como una alternativa de bajo impacto pero de alta efectividad, especialmente para quienes sufren de problemas en las rodillas. La retro-caminata ejerce una menor presión sobre las rótulas mientras fortalece simultáneamente los cuádriceps, que son los músculos encargados de estabilizar dicha articulación. Estudios publicados en revistas médicas especializadas han concluido que integrar este movimiento en rutinas de fisioterapia reduce notablemente la discapacidad en pacientes con osteoartritis de rodilla.

Es importante destacar que, como cualquier intervención física, los beneficios dependen del nivel de condición inicial de cada persona. Los expertos recomiendan comenzar de manera gradual, quizás utilizando una cinta de correr a baja velocidad o un pasillo despejado, variando la inclinación para ajustar la intensidad. Aunque la investigación aún es específica para ciertos diagnósticos, la evidencia acumulada sugiere que caminar hacia atrás es una de las formas más simples y efectivas de "hackear" nuestra rutina de ejercicios diaria.

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