El uso de grupos de difusión por WhatsApp, la creación de clases por YouTube hasta el envío de mensajes de audio, que acompañan el relato de cuentos los niños antes de dormir, son recursos tecnológicos a los que apelan las escuelas parroquiales católicas porteñas para enseñar en medio de la pandemia por el coronavirus.

La Vicaria Pastoral de Educación de Buenos Aires y la Vicaría para la Pastoral en Villas de Emergencia trabajan para garantizar la continuidad escolar a distancia de más de 45.000 alumnos.

Las escuelas parroquiales dentro de los barrios populares asisten a 4.397 estudiantes en jardines, escuelas primarias, secundarias y de adultos, que funcionan dentro de las villas 1-11-14, 21-24, 15, Lugano, Soldati, Cildañez, Fraga y el bajo Flores.

La suspensión de clases presenciales a raíz del aislamiento social, preventivo y obligatorio, presenta el desafío de abordar la heterogeneidad entre más de 11 millones de chicos que deben intentar continuar sus estudios desde sus hogares.

Está claro que no se implementaron las mismas estrategias de continuidad pedagógica en todo el país, y que los sectores más vulnerables enfrentan más complicaciones para seguir adelante con el ciclo lectivo en forma virtual.

Es por ello, que la misión y acción de las vicarías es fundamental para garantizar la continuidad educativa en esos sectores con mayores necesidades, en tiempo de coronavirus.

"La misión de las escuelas parroquiales dentro de los barrios populares atraviesa una etapa de crecimiento, hace 10 años no había ninguna y hoy asisten a 4.397 estudiantes", dijo el presbítero Pablo Corbillón, delegado episcopal de la Vicaría Pastoral de Educación, en un comunicado enviado a iProfesional.

Pero además, también hay muchos chicos de los barrios populares que asisten a escuelas parroquiales que están fuera de las villas. En total, las escuelas parroquiales del arzobispado porteño reúnen más de 45.000 alumnos en la Capital Federal.

Los obstáculos materiales que enfrentan estas escuelas se refieren a la posibilidad de acceso a dispositivos tecnológicos y al uso de datos, de conocimiento y dominio de competencias digitales.

También enfrentan obstáculos culturales y personales de adaptación a rutinas diferentes que se superponen -muchas veces- con tareas domésticas simultáneas. Las escuelas que asisten a las poblaciones de las villas se enfrentan al problema del acceso a Internet y datos.

Según el Arzobispado porteño, cerca del 25 por ciento de los chicos de esas zonas vulnerables no tienen posibilidad de conectividad para continuar con el aprendizaje a distancia.

"Las escuelas parroquiales se caracterizan por cultivar la vida comunitaria. En este sentido los colegios han emprendido diversas acciones que involucran la participación conjunta de padres y docentes, para enfrentar el aislamiento y la cuarentena obligatoria. Acciones orientadas desde garantizar la alimentación de los estudiantes, mediante la entrega diaria de bolsones de alimentos, y procurar la continuidad educativa, a través de diferentes medios de comunicación entre escuela y familia", contó Corbillón.

"Esta comunidad docente, que funciona en una red de escuelas parroquiales, comparte estrategias de enseñanza e implementa un abanico de recursos que van desde el uso de grupos de difusión por WhatsApp, la impresión de guías de trabajo, la creación de clases por YouTube hasta mensajes de audio que acompañan el relato de cuentos antes de dormir y acompañan los momentos de oración", describió.