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Las empresas y el gremio de este sector clave se acercan para formar talentos

El sindicato acumuló críticas contra la participación de las empresas en un plan oficial. Las compañías reconocieron que no deben enseñar
09/10/2023 - 11:48hs
Las empresas y el gremio de este sector clave se acercan para formar talentos

Son días de señales y mucha expectativa en la industria del software. Las señales vienen del lado de las empresas y también desde la vereda de los trabajadores, dos universos que esperan, cada uno con su agenda, un guiño de la administración pública para avanzar, entre otros objetivos, con políticas de formación del personal que necesita una industria con altísima demanda de mano de obra y excelentes oportunidades a futuro.

Un hecho simple dejó el tema sobre la mesa. El empresariado reconoció públicamente que su función no es la de capacitar a la fuerza de trabajo. Esa declaración se leyó en el ambiente laboral como el primer paso hacia el ordenamiento del panorama del empleo en la industria.

El gremio aspira a la conformación de una mesa tripartita en la que se pongan sobre tablas los datos de ese mercado y en la que se puedan consensuar políticas para orientar a las personas interesadas en trabajar en el sector.

También se piensa el espacio como un lugar para consensuar mecanismos que hagan más eficiente la contratación de personal por parte de las empresas, entre otros temas que dividen las aguas.

Para que esa posibilidad se realice, debería existir un convenio colectivo de la industria del software que opere como marco regulatorio. Ese instrumento elemental hoy es una promesa del gobierno nacional cuyo cumplimiento se presume cercano, pero que todavía no tiene fechas precisas.

Esto último preocupa especialmente a los referentes de los trabajadores. En el sector empresarial hay sectores que esperan una normativa que sirva para ordenar, pero la mayoría no se entusiasma con la idea de un convenio colectivo. Sin embargo, las declaraciones de los últimos días hicieron pensar en un posible replanteamiento de la situación.

María Laura Palacios, vicepresidenta de la Cámara Argentina del Software.
María Laura Palacios, vicepresidenta de la Cámara Argentina del Software.

Empresas y gremio: cada uno a lo suyo

El puntapié inicial fue una declaración de la vicepresidenta de la Cámara Argentina del Software (CESSI, sigla por su anterior denominación), María Laura Palacios, en el contexto de una nota periodística sobre la creciente necesidad de mano de obra calificada de las empresas de tecnología y el desafío que supone esa realidad para los trabajadores.

Palacios señaló al diario digital Infobae que: "Hoy hay buenos recursos humanos, pero, aun así, el escenario está lejos de ser el ideal, porque la cantidad de trabajadores sigue siendo escasa, principalmente con muchos años de experiencia".

Y agregó: "Estamos en un momento incómodo, las empresas no nacimos para enseñar y los clientes quieren siempre a los mejores. El gran desafío es empezar a gestionar esta incomodidad y si todos nos involucramos en la parte que nos toca, nos va a ir mejor".

Al día siguiente de la publicación de las expresiones de Pacheco, el secretario general de la Asociación Gremial de Computación (AGC), Ezequiel Tosco, citó en X (ex Twitter) la nota periodística y expresó: "Por primera vez destaco el posicionamiento de la vicepresidenta de la @CessiArgenTIna. Esperamos que estas palabras se traduzcan en acciones".

Más allá de la gratificación por la feliz coincidencia, el referente gremial interpretó que la declaración le dio la razón al sindicato después de tres años de criticar la participación de CESSI en la iniciativa Argentina Programa, que lanzó en pandemia la Secretaría de Economía del Conocimiento.

La AGC venía impugnando el rol de las compañías en el programa gubernamental como un caso de conflicto de intereses. En pocas palabras, argumenta que el Estado invertía fondos públicos y que las empresas aportaban los docentes para formar la mano de obra que más tarde ocuparían para sus negocios.

Ezequiel Tosco (micrófono en la mano), en un acto de la AGC.
Ezequiel Tosco (micrófono en la mano), en un acto de la AGC.

Un modelo alternativo de formación

La oposición del gremio al hecho de que el mercado tuviera un rol tan preponderante siempre chocó con las declaraciones de los directivos de la CESSI, que planteaban que el programa estaba bien orientado para cubrir las demandas del mercado.

Hasta el pronunciamiento de la directiva no se habían producido declaraciones que hicieran pensar que podía haber una relectura del concepto por parte de las empresas, por eso la sorpresa motivó al sindicato a saludar a su contraparte.

Una de las críticas a Argentina Programa apunta contra los resultados reales de la iniciativa que tentó a miles de interesados con una propuesta de formación exprés. La posibilidad de insertarse laboralmente en un mercado que paga salarios de niveles que superan la media local generó una repercusión que sorprendió ampliamente a los propios organizadores.

Pero los que conocen el mercado desde adentro aseguran que muy pocos de los egresados pudieron cumplir con el objetivo y acceder al nuevo trabajo con sus beneficios.

Una propuesta alternativa es involucrar a las universidades nacionales en la formación, para darle sustento académico al programa y salir de las promesas de una enseñanza contrarreloj. La iniciativa propone que las casas de estudio ocupen el primer lugar como asesoras del gobierno en temas de la industria del software.

El proyecto se presentó a la Secretaría de Economía del Conocimiento, y consiste básicamente en un relanzamiento de Argentina Programa que parta de un análisis exhaustivo del mercado laboral e implemente nuevas plataformas, clases sincrónicas con profesores que respondan en vivo, y otras características que superen los aspectos improductivos de las versiones anteriores.

Kelly Olmos, ministra de Trabajo.
Kelly Olmos, ministra de Trabajo.

Un convenio ordenador

Pero la intencionalidad es que todos los cambios expresen el consenso de una mesa tripartita que incluya a las empresas, al gobierno y al sindicato. En un espacio de ese tipo se podrían definir los roles ocupacionales, así como las categorías, competencias, certificaciones y demás cuestiones, que parten necesariamente de la existencia del convenio colectivo de trabajo, que la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, prometió a los informáticos en un acto el 1 de julio.

La decisión es política pero el sector privado también juega. Algunas empresas coinciden con la necesidad de disponer de un marco regulatorio para ordenar al sector, pero otras hacen fuerza para esperar definiciones políticas en el año de las elecciones. El grupo de las reacias está conformado por las compañías más grandes.

Incluso, aunque se anuncie hoy mismo el convenio colectivo, los tiempos que pasarán hasta que entre en vigencia no serán cortos: será el primero de la industria y, si bien hay modelos y convenios de empresas que servirían de guías, el temario incluirá discusiones que se prevén extensas, como la definición de las cámaras, los salarios básicos y los pagos de horas extras, entre muchos otros aspectos.

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