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Espumantes con personalidad propia: el espíritu de María Codorníu

La enóloga de Séptima explicó las particularidades de las cinco etiquetas que conforman la familia de burbujas de la bodega mendocina
18/12/2019 - 17:36hs
Espumantes con personalidad propia: el espíritu de María Codorníu

En el mercado argentino, donde el Malbec reina, hay un amplio abanico de marcas de espumantes, pero no son muchas las bodegas que cuenten con una identidad fuerte e identidad propia en este segmento.

Esa es una de las principales virtudes de María Codorníu, la familia de espumantes producida por Bodega Séptima y que, a esta altura desde su lanzamiento de la primera botella, allá por el año 2004, se convirtió definitivamente en uno de sus grandes emblemas.

"María Codorníu es nuestro legado más fuerte de nuestra casa madre: Codorníu, quienes no solo son especialista y líderes en la elaboración de este tipo de vinos en España, si no que fueron quienes fundaron la Denominación de Origen Cava", explicó Paula Borgo, enóloga de la bodega de Mendoza.

Cuando se le pide que defina un poco el espíritu de esta línea, Borgo no duda: "Para Bodega Séptima fue siempre un embajador. Una marca que, desde que salió al mercado la primera botella hace quince años, conquista y fideliza a quienes la prueban".

Al recorrer las etiquetas que conforman la familia María Codorníu, lo primero que se observa es la versatilidad, con opciones para diferentes paladares y momentos.

"Tenemos cuatro etiquetas con método charmat: un Extra Brut, donde se destaca la expresión de la fruta blanca fresca, con un dejo amable; un Brut Nature, que es seco y cítrico, con notas de flores blancas; un Dulce, que consideramos que es ideal para acompañar postres ¡o reemplazarlos! Y el Rosat, que significa "rosado" en catalán. Se trata de un 100% Pinot Noir del Valle de Uco, donde la fruta roja es protagonista en este vino seco, ideal para acompañar platos", resume Borgo.

La línea se completa con María Codorníu Método Tradicional: un espumante 100% Chardonnay del Valle de Uco que cuenta con más de doce meses de contacto sobre sus lías y que suma el detalle de que una parte del vino base fue fermentado en barricas.

"Esta versión tiene una alta complejidad, con capas sabrosas que van desde las frutas hasta los aromas y sabores a brioche y panadería, típicos de los vinos con método tradicional", explica la enóloga, que recomienda acompañar este espumante de alta gama con carnes blancas, así como con sushi o tempuras.

Cuando se le pregunta sobre el desafío que implica producir espumantes con identidad propia desde el viñedo, Borgo afirmó que "la clave está en lograr el mismo estilo cada año: hacer un espumante no es reflejar la añada, si no continuar con el estilo de la casa. La fecha de cosecha es un gran determinante de acuerdo a la zona, y en este aspecto trabajamos mucho con Alejandro Livellara, mi coequiper e ingeniero agrónomo de la bodega desde hace más de diez años".

Paula Borgo, enóloga de Bodega Séptima. 

Y, respecto del trabajo en bodega, la enóloga explicó que el resultado final es una cuestión de elaboración, calidad del vino base y assemblage. Y ahí es cuando aparece la pericia del área de Enología: "La cata en cada estadío es la que define el perfil de los vinos. Es la parte de vértigo de esta profesión. Cada año mi paladar y el de Leo Pisano, también enólogo de la bodega, va tomando mayor experiencia. Por eso es cada vez más entretenido hacer vinos".

Borgo además agregó que "debemos superarnos añada tras añada", dado que "los consumidores se van capacitando, aprendiendo y exigiendo cada vez más".

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