La situación financiera sigue siendo de extrema fragilidad para la Argentina. Mientras que continúan las idas y vueltas con respecto a cuándo se dará a conocer la propuesta a los bonistas, empieza a crecer la sensación de que la hecatombe global podría desencadenar un default de la deuda y arrastrar al joven ministro de Economía.

En medio del hermetismo total con el que trabaja el equipo económico, algunos banqueros que suelen hablar con Diego Bastourre -el "temido" secretario de Finanzas- y Lisandro Cleri (el encargado de la Unidad de Gestión de la Sostenibilidad de la Deuda) cuentan que los funcionarios se muestran preocupados.

Piden ya abiertamente que los ejecutivos de las entidades y los fondos "los ayuden" para que a Economía le vaya bien porque en caso contrario pueden venir "otros peores que nosotros".  

Ese "peores" refiere al nivel de dureza con el que tendrá que lidear el mercado y los inversores si eyectan a los que están actualmente.

La retórica oficial habla de algo que se viene escuchando en el mercado hace tiempo: que si la reestructuración de la deuda fracasa (algo que se descuenta en el mercado con una probabilidad superior al 70% según los seguros contra un default), la estadía de Martín Guzmán y su equipo se terminará abruptamente.

El discípulo de Joseph Stiglitz llegó al Gobierno de la mano de Matías Kulfas (del círculo íntimo de Alberto Fernández) y con el aval de Cristina Kirchner precisamente por el vínculo con el Premio Nobel. En esa pulseada le ganó a Guillermo Nielsen que tuvo su premio consuelo con YPF.

Pero el "ministro de la deuda", como le dicen, tendría su continuidad comprometida si no resulta exitosa su principal tarea: renegociar casi u$s70.000 millones de bonos internacionales y evitar una cesación de pagos masiva. 

¿Y quienes podrían venir si "le pican el boleto" al economista de la Universidad de Columbia? En los bancos temen que tomaría la posta la línea más dura del Gobierno liderada por Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Este espacio no esconde sus críticas a Guzmán por la falta de resultados económicos. 

Guzmán se muestra como un keynesiano que entiende del mundo financiero y si bien carece de experiencia "práctica", no era mal visto por Wall Street. Pero el desgaste por la falta de diálogo con los inversores y las políticas unilaterales fueron limando ese voto de confianza inicial.

Y la situación actual para el ministro de Economía dista mucho de ser la óptima. El desplome de los mercados globales hace que la oferta que vaya a presentar valga todos los días un poco menos.

La tasa a la que se descontaría el paquete que ofrezca Guzmán sería el 13% (debido al desplome de los títulos) mientras que el ministro buscaría que sea inferior al 8%.

Para que el rendimiento de la oferta argentina fuera debajo del dígito como trascendió que estaría buscando Guzmán, el riesgo país debería ser de 800 puntos y no 3.500 como ahora. Los números no cierran.

Problemas de relacionamiento

La negativa a un esfuerzo fiscal que asegure el pago de la deuda y la idea (extraída de sus papers académicos) de que hay que hacer una propuesta con una quita importante para que haya un "alivio sustancial", condenan de antemano la reestructuración.

Además, ni Guzmán ni su equipo tiene credibilidad en Wall Street y tampoco en el mercado local. "Creemos que hay más chances de que vayan a fondo contra los acreedores y esto termine en un default unilateral", dicen en un banco extranjero que opera en la Argentina.

La relación de Economía con los principales bonistas sigue siendo problemática. Templeton continúa sin aceptar los canjes que lanza Finanzas para el bono Dual.

El viernes pasado realizó una licitación de bonos en pesos que se podían suscribir con este título y volvió a tener la negativa de este fondo estadounidense. En esa operación tan sólo ingresó el 17% proveniente de los privados.

"Se llevan muy mal. En realidad, todos los fondos están distanciados de Economía. Sucede que los funcionarios quieren reinventar cómo se hacen las cosas y están frente a tipos que saben mucho más de mercado que ellos. Además, actúan con soberbia", decía un broker local que suele participar de las licitaciones que hace Hacienda.

Los bonos de la Argentina hoy valen en torno al 30% de su valor. Aún hay margen, si continúa agravándose la crisis global, que sigan para abajo. En el 2008, la anterior situación internacional complicada, los títulos de la deuda cotizaban entre 20% y 25% de su valor, según la consultora 1816.

Fuentes relacionadas con la renegociación de la deuda dicen que Economía casi no consulta a los bancos con los que está trabajando (Lazard, HSBC y Bank of America) por la propuesta para la deuda.

Desconfía el Gobierno que se "filtre" información y por eso mantienen hermetismo total. Otras versiones es que sí escuchan a las entidades pero que no las hacen partícipes de los números finos. En todos los casos, juegan al secretismo.

Pero incluso allegados a las entidades que trabajan en la oferta con Hacienda admiten que la situación es ahora muy preocupante. "Evidentemente todo se complicó y ahora tienen que evaluar el nuevo escenario. Tienen que tener opciones abiertas", afirman.

"Es importante dar una dirección para que haya una salida ordenada y no poner excusas. Habría que presentar alternativas en medio de esta gran incertidumbre", resaltan. 

Las cartas no están todavía sobre la mesa y Guzmán tiene chances (pocas) de salir bien parado de esta crisis que pone en jaque su "expertise" académico y, quizás, su futuro en el gobierno de Alberto Fernández.