ALERTA EN EL GOBIERNO

Decisivo para controlar al dólar: un obstáculo de último minuto puede trabar la negociación con el FMI

Los técnicos del organismo ya le hicieron saber a parte del directorio que las cuentas enviadas por Guzmán y su equipo no cierran
ECONOMÍA - 11 de Enero, 2021

En el ministerio de Economía se resisten a abrir un juicio de valor, pero la realidad es la que es: la negociación con el Fondo Monetario, que sigue viva a través de encuentros virtuales entre funcionarios de ambos equipos, encontró una valla que -más temprano que tarde- habrá que eludir para llegar a un acuerdo que rija por los próximos años.

El obstáculo no sorprendió a Martín Guzmán, pero el ministro quisiera que se diluya lo más pronto posible para avanzar hacia el tramo final de la negociación.

Esta vez, la presión viene directamente desde el staff del FMI. Los técnicos del organismo ya le hicieron saber a parte del directorio que las cuentas enviadas por Guzmán y su equipo no cierran.

El tironeo no es nuevo; de hecho fue el propio Alberto Fernández quien blanqueó públicamente que el FMI pretende un ajuste de las cuentas públicas que su administración no está dispuesta a avalar.

Luis Cubbedu, el jefe de la misión en la Argentina, transmitió la dureza de las negociaciones en diálogos con financistas y también con fondos de Wall Street. El rojo fiscal del 4,5% propuesto por Guzmán "no alcanza", enfatiza el economista venezolano cada vez que se engancha en un "zoom" para intercambiar visiones sobre la Argentina.

"En el tema fiscal no hay punto de contacto", define en diálogo con iProfesional uno de los interlocutores de Cubbedu.

La "interna" en el FMI es clave: mientras la mayoría del "board" de directores está dispuesto a hacer todo lo flexibles que haga falta para llegar a un acuerdo con la Argentina, el staff técnico pone reparos.

El rojo fiscal del 4,5% propuesto por Guzmán "no alcanza", alertan economistas

Dólar y acuerdo con el FMI: de qué depende

La gran pregunta que se formulan en los pasillos del Palacio de Hacienda es cuánto influirá estos reparos técnicos en la decisión política del FMI. Dicho de otra manera: cuán flexible será el Fondo Monetario a lo largo de la negociación.

Lo que se sabe es que ambas partes -el Gobierno y el organismo- necesitan de un acuerdo para evitar una profundización de la crisis económica, que pesa sobre el país desde abril de 2018.

Otro dato conocido de la historia reciente de las negociaciones refiere a que las posiciones políticas se impusieron sobre las cuestiones técnicas. Donald Trump fue decisivo a la hora de socorrer a la administración Macri durante 2018-2019, lo que abrió las puertas a una transferencia récord de dinero por parte del Fondo a un país.

¿Cómo jugará aquélla decisión en la actual negociación? ¿Será más flexible el FMI en su reconocida posición férrea en el capítulo fiscal, en medio de la peor pandemia del último siglo?

Se trata de respuestas claves porque de ellas depende de que haya acuerdo antes de que empiece el otoño en la Argentina.

Los interlocutores de Cubbedu creen que el Fondo Monetario quiere ser más flexible que si la negociación no tuviera aquellos dos condimentos: el político (que dejaría expuesto al organismo a críticas en el ámbito internacional por no enmendar sus propios errores del pasado) y el técnico, que indefectiblemente tomará en cuenta la excepcionalidad que vive la economía mundial en pleno coronavirus.

Eso no significa que el acuerdo será fácil. Y es lo que queda expuesto con las objeciones del staff del Fondo, que reclama un mayor ajuste fiscal. Y un angostamiento de la brecha cambiaria, responsable de que el superávit comercial se haya reducido dramáticamente en los últimos meses.

Antes que un salto cambiario como un intento para achicar la brecha cambiaria, el FMI pretende que Guzmán asegure un rojo fiscal más angosto que el 4,5% del PIB plasmado en el Presupuesto.

El ministro ya avisó que en la Argentina que lleva tres años de recesión y atraviesa la pandemia no hay margen para un recorte adicional del gasto público. En todo caso, la prenda de negociación será la promesa de que ese menor agujero de las cuentas públicas se hará gracias a la recuperación de la actividad económica y la mayor recaudación impositiva.

Guzmán, se sabe, está obligado a moverse por un pasillo extremadamente angosto. Cualquier movimiento en falso le pone tensión al dólar. Pero no es el único riesgo.

La atención está puesta en la actividad económica. Si Guzmán excede en su dureza fiscal, es probable que esa estrategia termine limando una futura recuperación económica.

Esa es la principal defensa (argumento) del ministro frente a los reclamos fondomonetaristas. Guzmán quiere que el FMI sea lo suficientemente flexible para evitar un ahogo de la actividad de la economía, que ya empezó a mostrar una recuperación interesante tanto en la industria como en la construcción. Una reactivación que hoy tiene puntos suspensivos por el rebrote de los contagios de coronavirus.

Para avanzar en las conversaciones, Guzmán accedió al levantamiento del denominado "Gasto Covid". Desde septiembre que no hubo más reparto de IFE, y con el cierre de 2020 se terminó el programa ATP, que servía para pagar salarios en el sector privado en medio de la pandemia.

Sin embargo, el Gobierno ya puso límites en algunos otros frentes que el FMI considera críticos para achicar el desequilibrio de las cuentas públicas.

La variable donde hay más "ruido" es de las tarifas de los servicios públicos. Hasta hace un tiempo, Economía proponía subas algo por encima de la inflación prevista para 2021. La expectativa cambió hace algunas semanas, cuando el Ejecutivo -a través de una resolución en el Boletín Oficial- prorrogó el congelamiento hasta marzo.

Es difícil pensar en un acuerdo rápido si el Gobierno no da un mapa con la trayectoria de los aumentos tarifarios. No hay espacio para que vuelvan a incrementarse los subsidios. Así lo deja entrever los contactos que los propios funcionarios del FMI mantienen con banqueros y consultores.

Esta es la clave del Plan Guzmán: que los números cierren en un contexto de recuperación económica.

El ministro ya avisó que en la Argentina no hay margen para un recorte adicional del gasto público

A simple vista luce posible: después de un año con una contracción cercana al 12%, y tras dos años anteriores de caída de la actividad, la economía tiene márgenes para la recuperación. Un escenario que favorecería la baja del déficit fiscal por el lado virtuoso.

¿Será posible? Seguramente, siempre y cuando aparezca la vacuna contra el coronavirus. Si así no fuera, la reactivación será complicada. Está claro que el Estado no tiene margen para continuar con la ayuda. A diferencia de otros países, incluso vecinos, la Argentina no cuenta con una moneda confiable. Y la sobre emisión va a alimentar la presión cambiaria.

El titular del Palacio de Hacienda está convencido de que las expectativas juegan un rol clave en el mercado cambiario. Y busca persuadir a los economistas locales y a Wall Street que en la Argentina no hace falta una devaluación disruptiva. Por eso cree que es clave este respaldo del Fondo Monetario.

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